Se llama Legislación & Prospectiva, una revista que resulta de un acuerdo entre el Senado de Colombia y la Universidad Nacional de Colombia, cuyo primer número salió a fines del 2020. Suena extraño en un país en el que son difíciles las asociaciones para mirar el largo plazo y más aún, entre el órgano legislativo y la academia.
Parece inusual que el Congreso de Colombia se embarque en reflexiones del futuro cuando la gente ve buena parte de la práctica política como el conjunto de actividades de empresas y clanes electorales carentes de interés en los temas de valor estratégico para el país, como medio para reproducirse de forma recurrente a través del ejercicio del clientelismo, en donde no caben las miradas de largo plazo.
Vaya sorpresa: el proyecto de Legislación & Prospectiva es una misión conjunta entre el Centro de Altos Estudios Legislativos del Senado (CAEL) y el Centro de Pensamiento de la Universidad Nacional de Colombia y mira al futuro, a las necesidades del país y las consecuencias que en materia legislativa tienen los ejercicios prospectivos.
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Mirar el futuro se ha convertido en una necesidad cuando el cambio tecnológico, la globalización, entre otros, nos cambian la forma en que trabajamos, aprendemos, nos relacionamos
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Mirar el futuro se ha convertido en una necesidad en una época en que el cambio tecnológico, la globalización de los mercados, las catástrofes climáticas, el terrorismo, la crisis de la democracia, la fragmentación de la sociedad, entre otros, nos cambian la forma en que trabajamos, aprendemos, nos relacionamos como comunidades o individuos. Si a ello se añaden eventos catastróficos como la pandemia, con imprevisibles consecuencias en el ámbito de la salud y el trabajo, podemos comprender que estamos inmersos en crisis muy complejas en dónde interactúan los efectos de los factores anotados.
Así, por ejemplo, el mundo laboral, por virtud de la adopción de distintas tecnologías, se está transformando a pasos de vértigo. Ocupaciones tradicionales son reemplazadas a diario por otras nuevas que no imaginábamos. En consecuencia, viejos modelos de negocio y de aprendizaje son sustituidos por otros nuevos. Con la pandemia, los procesos se aceleran y quedan de lado, además, actividades asociadas a sectores promisorios como el turismo. Los modelos de trabajo y de formación serán híbridos (virtuales y presenciales). Algunas de las preguntas merecedoras del análisis prospectivo tendrán que ver con los modelos educativos, la conectividad, la formación de empresas. Mirar el futuro para actuar de inmediato.
Volviendo al Congreso: en Chile se creó el Comité del Futuro. En Finlandia, la oficina del primer ministro emite, periódicamente, durante el año electoral, el informe sobre las perspectivas a largo plazo y sus objetivos, que es respondido por el parlamento, por la Comisión Parlamentaria para el Futuro, con su propio reporte.
Valga decir que la prospectiva no son adivinaciones ni predicciones ni proyecciones. Se trata de escenarios posibles, deseados y no deseados, que se construyen por parte de equipos interdisciplinarios y que pueden alimentar las políticas públicas. Cuando ocurrió el Katrina en Louisiana, para dar ejemplo del cambio climático, quedó al desnudo la ausencia de capacidad
anticipatoria de parte del gobierno federal para reaccionar de manera rápida e inteligente. Atención negligente, miles de muertes. No nos quedamos atrás en la materia: la erupción del nevado del Ruiz estaba cantada…
La alianza entre el Senado y la Nacional es prometedora. En la primera entrega hay artículos académicos basados en ejercicios prospectivos alrededor de la educación, el mercado laboral, energías renovables, la politica del cuidado, con la mirada de largo plazo en materia legislativa. Un buen comienzo para romper la cultura del corto plazo y del trabajo aislado.
