Quizá el establecimiento colombiano más desprestigiado desde hace muchos años es el congreso de la República; y no es un honor ganado por que sí: trampas, ausentismos, triquiñuelas, desfalcos y un sin número de acontecimientos los ha llevado a ostentar una corona de oro que difícilmente encontrara heredero.
Un humorista colombiano cuenta un chiste: una vez pasaba un ciudadano con un amigo por el congreso de otro país y escuchó que gritaban: pícaro, ladrón, chanchullero y le pregunta el otro ¿oye, estarán pelando? Y le respondió: no, es que están llamando a lista.
Pero no es un chiste. Cada día los colombianos se cuestionan e interrogan por qué son los únicos políticos que no ponen en cintura, e incluso, a través de las redes sociales se ven ‘matoneados’ con reclamos justos y preguntas como la del twitero @Huepaz que jamás tendrán respuestas.
Y todos nos preguntamos lo mismo. ¿por qué tanto privilegio? Son los únicos cargos que tienen reelección ilimitada, es más, muchos no hacen campaña y aseguran curules perpetuas como los señores Roberto Gerlein y Aurelio Iragorri que en un matrimonio indisoluble con la alta corporación han “servido a la patria” seguro, hasta que la muerte los separe.
El ministro del interior, Juan Fernando Cristo, otrora (HP) honorable parlamentario, para esconder el alto grado de exposición que tuvo el caso de Odebrecht, se inventó un montón de incoherencias bajo la carpa de una reforma política, entre otras cosas, con la descabellada idea que los mayores de 16 años podrían participar en elecciones para influenciar bajo presión y ganar sin compasión.
Para enumerar los actos de corrupción se necesitarían ríos de tinta para ponerlos en papel o una cantidad de caracteres indeterminados para incluirlos en las redes sociales.
Sería capaz el presidente del Senado, Mauricio Lizcano, radicar una ponencia para corregir tanto vicio de fondo y de forma que se presenta en el legislativo; tendría el ministro del interior, Juan Fernando Cristo, los suficientes pantalones para presentar una verdadera reforma política que toque al congreso y acabe con tanto privilegio. Entre tanto les podemos ayudar con un buen cuestionario para responder:
¿Por qué los congresistas pueden hacer y participar en política con esa investidura?
¿Por qué ganan tantos millones de pesos y les debemos pagar los pasajes y sus gastos a las regiones?
¿Por qué trabajan solo tres días a la semana y se la pasan en sociales?
¿Por qué son los únicos colombianos que tienen más meses en vacaciones que los estudiantes?
¿Por qué tienen tantos asesores, todos pagos con los recursos de los colombianos?
¿Por qué se reeligen de manera indefinida?
¿Por qué pasan años en la corporación sin tramitar un proyecto de ley?
¿Por qué tanto senador en Colombia?
Es más fácil que estas respuestas salgan del común de los colombianos que vengan de personajes que se usufructúan del dinero ajeno para enriquecer sus arcas y dejar en vilo a un país que no sabe sí en el congreso de la República hay corrupción o es percepción. Concluya usted y siga votando por los mismos.