¿Por qué no ajustar el salario de los congresistas de acuerdo con sus resultados? Podríamos utilizar una infinidad de indicadores para ello: el PIB, la inflación, el desequilibrio social (índice de Gini), la mortalidad infantil, el analfabetismo, la mortalidad materna y perinatal, la calidad en la educación, el número de patentes por año, los índices de violencia y muchos más. Podríamos comparar el salario de nuestros congresistas con el salario que devengan los parlamentarios del vecindario y ajustarlo de acuerdo con lo que vemos que logran anualmente.
El diario La República publicó el 4 de diciembre del 2019 el salario de los congresistas de 13 países de Latinoamérica. Colombia ocupa un deshonroso segundo lugar. Y, aunque no tiene nada de malo, per sé, que nuestros congresistas sean los que más ganen en la región, después de los chilenos, si es bastante deshonroso que devenguen todo ese dineral por trabajar poco o nada, por un lado, y hacerlo para satisfacer sus intereses mezquinos y el de sus patrocinadores por otro.
Si revisamos, por ejemplo, cómo se comporta el PIB (PPA) en esos mismos países, para ver si se justifica pagarles lo que le pagamos, caemos en la cuenta de que Colombia ya no es el segundo país con mejor PIB, sino el séptimo.
Y si comparamos el salario de los congresistas, ahora ajustado al PIB, la revelación es más asombrosa. Somos el país que más le paga a sus congresistas en términos de los ingresos que recibe la nación. Mientras que Argentina le paga a sus congresistas un 14,15% del PIB y Uruguay el 22,36%, Colombia les paga casi el 60% (59,5%).
Pero supongamos que nuestros congresistas, aunque ganan un salario descomunal, trabajan incansablemente por disminuir esa brecha entre los que mucho tienen y los que no tienen nada. Alguno de ellos podría sugerir que eso justifica que les paguemos de buena forma. Entonces veamos cómo se comporta el índice de Gini en estos mismos países. Como seguramente usted sabrá, mientras más pequeño sea el índice de Gini, más cercano a cero, más equilibrio social existe, mejor repartido está el dinero entre su población. Y mientras más cercano a uno, más desequilibrio. Para que nos hagamos una idea clara, los países nórdicos tienen indices cercanos a 0,270 (Finlandia: 0,253; Dinamarca: 0,276; Suecia: 0,276; Noruega: 0,250) y países muy representativos de la Unión Europea como Alemania, Francia e Inglaterra muestran: 0,295; 0,293 y 0,351. Las diferencias son notables cuando se les compara con Latinoamérica y brutales cuando lo asociamos con Colombia.
Con esos dos indicadores, el PIB y el índice de Gini, y la media del salario de los congresistas de los 13 países considerados, podríamos calcular proporcionalmente un salario para los parlamentarios de Colombia, un poco más ajustado a la realidad nacional (el PIB) y al resultado de su gestión (índice de Gini). Ese cálculo que cualquiera puede replicar, bajo los datos aquí señalados, arrojaría un salario mensual de USD 4441 lo que representa algo así como la mitad de lo que ganan actualmente.
Y no se quejen. Eso resulta así, porque el ajuste está hecho con respecto a otro grupo de países con niveles de corrupción, desidia e incapacidad cercanos al nuestro. Si la comparación la hiciéramos con respecto, por ejemplo a la Unión Europea, quedarían ganando algo cercano a USD 3900. Así es que, honorables parlamentarios, es muy deshonroso cobrar por lo que no se merece. Por honor, gallardía y patriotismo es urgente que se bajen el salario a algo así como el 40% de lo que devengan hoy en día.