La exposición Realidades en Conflicto que se lleva a cabo hasta el 7 de septiembre en un nuevo espacio de la Fundación Art Nexus —que hace parte de una de las revistas importantes en el medio— abrió sus puertas con una excelente muestra que recorre nuestro continente. El lugar queda en la Carrera 8 # 20-17 y la visita necesita cita previa que se puede realizar al teléfono 249 55 19.
Como el arte es testigo del tiempo humano, registra como dice el escritor italiano Tabucchi, la crueldad, que es la peor condición del hombre, y lo creo. Esta exposición recorre la historia de lugares llenos de víctimas y victimarios donde existen creencias sin límites de mundos injustos, donde las historias pertenecen a contextos con sus propias historias humanas y, solamente del siglo XX.
Siempre el arte cuenta una historia paralela. Siempre hay que creer en el contexto de unos seres que viven el mundo diferente sin la lucha diaria, la mala información manipulada y las otras opiniones nos comprometen con ella. Ellos, aunque parecen ausentes, están más cerca de las circunstancias. Ellos se acercan más a la verdad porque no tienen otro compromiso que su propia experiencia.
Como nosotros somos protagonistas del tema, principio por cualquier tiempo. Por ejemplo, la foto de Liliana Porter, una argentina radicada en Nueva York que registra la verdad de los medios de comunicación mientras le toma una foto a la infamia que ocurrió en Vietnam durante esa guerra donde por primera vez los norteamericanos perdieron el oficio del imperio y obviamente, mientras masacraban a los campesinos impávidos de una fuerza.
Sobre la historia de los militares con sus creencias del cielo mientras mataban al comunismo, pero en América Latina. Hoy ya todos sabemos el significado de los desaparecidos. Esta condición para los que quedamos vivos es la duda eterna. Y el ejemplo lo tenemos en estos días en que, una abuela de la Plaza de Mayo, encontró a su nieto después de 36 años de incertidumbre... es mucho el tiempo que mantiene el amor en el filo de la navaja y, lo peor es que hay un sobreviviente que aparece. Por este largo recuento y lucha permanente de lo posible imposible, se encuentra Luis Camnitzer con su foto donde desde el estilo del arte Pop recupera las imágenes de los medios de comunicación, y más allá se encuentran la denuncias de una niña inocente que, desde el espejo retrovisor se observa. Más allá estamos nosotros. Detrás queda ese presente del pasado del horror.
Alfredo Jar es un chileno, artista conceptual de los más alérgicos a la injusticia. Además de ser un gran creador de imágenes icónicas de la violencia lo vemos como siempre denunciando los motivos de las desapariciones.
Alexander Apóstol es un maravilloso venezolano, que siempre ha estado del lado de la muerte y el espectáculo, ahora le tocó vivir la realidad de un país sin rumbo.
Y, no podemos dejar atrás al capítulo colombiano. En la exposición están desde las acuarelas incendiarias de Débora Arango donde la justicia —igual que ahora— se mezcla con los políticos con propósitos corruptos, hasta el joven Fernando Arias que se burla con todos los elementos de los símbolos patrios para ser el trofeo de la mafia corrupta que se encuentra en todos los niveles sociales de esta gran Colombia.