Con ilusión supimos que Yerry Mina iba a ser titular en el Barcelona esta tarde frente al Celta. Valverde hizo algo que debió haber hecho desde hace rato, cuando aún había Champions, rotar la nómina. Messi, Suarez, Piqué, Busquets e Iniesta, las figuras del equipo necesitaban urgentemente un recambio, un respiro. Se lo dieron este martes. Mina empezó bien, tuvo cierres importantes, pero nunca le ganó el duelo a Iago Aspas, delantero del Celta, que lo quebró más de una vez. Lo de Yerry Mina es preocupante y a la vez previsible. Si no tiene ritmo de competencia va a ser muy difícil que rinda. De todas formas el defensa debe aprovechar cualquier oportunidad de sumar minutos para mostrarse. No lo ha hecho. No ha marcado diferencia. Al contrario, ha demostrado porque es suplente de suplentes y está a años luz de Umtiti, Piqué y Vermaelen.
Lo peor fue que Yerry Mina fue de más a menos. En el primer tiempo parecía un emperador. Era una muralla. Nada pasaba por el obelisco. Pero en el segundo tiempo Aspas lo destrozó como a toda la defensa del Barcelona. Lo peor es que Mina tuvo que ver con los dos goles que recibió su equipo. Eso borró su buen desempeño. Hay que decirlo y aclararlo.
Mina volvió a desperdiciar una oportunidad de oro para demostrar que Valverde es muy severo a la hora de no convocarlo en muchos partidos. Un defensa de calidad, de jerarquía, debe demostrarlo en las pocas oportunidades que tenga. Lamentablemente para él ha desperdiciado tal vez la última oportunidad que le quedaba en el equipo culé