La economía colaborativa es otra narrativa neoliberal en la que se pretende un intercambio de activos a los que se les puede denominar “infrautilizados” entre agentes económicos o como ellos los llaman “pares”.
Que por medio de plataformas o bases tecnológicas se alquilan por ejemplo viviendas, nos trasladamos en automóviles de otro conductor (Uber, Didi, etc.) o cuando se compran y venden acciones en plataformas que no necesariamente se pagan comisiones.
En efecto, es una estrategia en la que el capitalismo se reinicia y utiliza otras formas de entender la economía en la que enarbolan categorías caducas como el individualismo, la meritocracia, la competitividad, las ganancias a corto plazo y al mismo tiempo pregonan colaboración y comunidad.
Sin embargo, la economía colaborativa que inicio como el intercambio entre iguales desde una perspectiva de objetivos sociales se ha transformado en compañías tecnológicas que se han apropiado en promedio del grueso del valor que desarrollan como han modificado las propiedades y su naturaleza cambiando las percepciones de la comunidad en cuanto a la reciprocidad.
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El presente escrito refleja una colaboración entre un usuario asiduo de las plataformas Uber y Didi y el dialogo con 31 conductores en la ciudad de Bogotá con una duración en promedio del trayecto entre 30 a 40 minutos.
En esta breve muestra y bajo intereses personales se entrevistaron con el beneplácito de los conductores a 28 hombres y 3 mujeres que en promedio oscilaban sus edades entre los 24 a los 58 años en el año 2022 y se les hicieron las siguientes peguntas como líneas argumentativas y no como entrevistas estructuradas.
Entre las preguntas que se efectuaron fueron: ¿Cuántos años lleva trabajando en las aplicaciones?, ¿Cómo es su horario?, ¿Por qué inicio en las aplicaciones?, ¿Cómo le ha mejorado o empeorado su vida al trabajar las aplicaciones?
Entre las respuestas ofrecidas están que en promedio son una unidad económica que contribuye con los gastos del hogar pero que son bastante complicadas para generar ahorro, así como sus horarios dado el pico y placa en Bogotá son de trabajar todo el día hasta horas muy tarde por la noche y al siguiente día “descansar” sin ningún derecho laboral.
Es decir, “hoy como sea saco lo de dos días” y “mañana veo que hago” o como eufemísticamente dijeron varios conductores “descanso obligado”.
De igual modo, los conductores en promedio afirmaban que algo que les llamaba la atención de trabajar en las aplicaciones es que “no tengo jefes”, “yo trabajo a mi ritmo”, “hoy me toteo, pero mañana descanso”.
Asimismo, los conductores afirmaban que es una posibilidad de recibir ingresos si no es su unidad económica principal, pero si es la única “toca “romperse”.
Desde el punto de vista del tiempo laborado en promedio llevan entre 8 meses a 5 años y uno de los conductores me dijo que llevaba 6 años con las aplicaciones.
Otra variable que se identificó es que en promedio los hombres adultos llevaban 20 o 30 años trabajando en otro proceso y por variables como enfermedad, despidos no les quedó otra opción, pues no los contrataban por su edad.
Con el mismo propósito, en promedio son personas que tienen un hogar conformado por su esposa o esposo y al mismo tiempo en promedio tienen entre 2 a 4 hijos.
De la misma manera, solo uno me respondió que trabajaba en la noche “porque Bogotá es otra en la noche”, “da miedo” y que ellos en promedio toman algunas áreas para trabajar o con la experiencia saben que hay lugares que es mejor no ir o solo se va esa vez y se aprende.
Siguiendo con el anterior párrafo, los conductores afirmaron que no hay ninguna seguridad “si uno cae enfermo, pailas”; el problema con algunos taxistas, “ellos como nosotros trabajamos” y que “asumo los problemas de mecánica, de comparendos, de cansancio” y “ni modos”, “así son las cosas”.
En suma, es otra estrategia de la narrativa neoliberal en la que las plataformas bajo discursos idealizados de “comunidad” y “colaboración” utilizan los activos “infravalorados” para ofrecerlos al mercado a través de plataformas tecnológicas y sin ninguna protección laboral más allá de lo que perjudique al mediador directamente.
En términos generales son todo lo contrario a los circuitos cortos de comercialización desde la economía solidaria.