A pesar de que el daño para la naturaleza y el ecosistema es irreparable, algunos ven dicha decisión judicial como un avance en la lucha por la protección animal.
No obstante lo anterior, no faltarán las voces que anunciarán su sentencia pesimista que dice: "Tanto escándalo por un oso cuando hay tantos niños muriéndose de hambre en la Guajira" o su deformación para el caso concreto que puede decir: "No hemos podido proteger a las personas de la violencia y ya nos vamos a dedicar a proteger animales".
Pues bien, el hecho de que tal pesimista seudohumanista no tenga la fuerza del idealista que extiende su brazo con firmeza, sosteniendo los valores que pretende proyectar en la sociedad como si fuera su brillante espada, no quiere decir que quienes lo hacen merezcan recibir su mofa escuálida o su crítica desvalida.
Se debe entender que cada lucha social merece sus representantes en ésta sociedad que algunos llaman fallida, y el hecho de que un doliente de alguna de ellas proteste y exponga indignación por un hecho que ocurra, como por ejemplo el maltrato de un animal, no quiere decir que dicha persona ignore los demás problemas sociales.
Por infortunio, vivimos dentro de un conglomerado humano lleno de conclictos que representan violencia en diferentes formas, pero una esperanza surge cuando de la sombra inconsciente surgen flamas en el corazón de lideres con diferentes banderas que conocemos como erradicación de la segregación racial, igualdad de género, animalismo, recursos naturales, erradicación de la homofobia, igualdad de oportunidades, protección de la niñez, protección de la tercera edad, inclusión de personas en condición de discapacidad; entre otras que merecen el mismo respeto, pues aportan un grano de arena en la construcción de una verdadera humanidad.
La indignación por el maltrato de un animal, sea silvestre o doméstico, merece el mismo respeto que la indignación por un hecho de violencia contra una mujer, y aquella el mismo respeto que la indignación por la muerte de niños por inanición. La razón de ello es clara, sin significar que un sujeto de protección de cada lucha tiene más valor que otro, lo que todos éstos idealistas hacen es tratar de erradicar la violencia en sus diferentes frentes, lo que concluirá en la construcción de una nueva conciencia social íntegra, pues no se puede proteger de forma satisfactoria a la mujer cuando generamos segregación racial, ni se puede combatir la violencia intrafamiliar cuando enseñamos a maltratar animales, o no se puede hablar de igualdad de oportunidades cuando se discrimina al homosexual.
Así, es claro que todas las luchas sociales que observamos de forma concomitante, merecen gran respeto y sus idealistas tienen igual derecho de exponer indignación por los hechos que consideran aberrantes.