Llegaron desde los cuatro puntos cardinales del orbe los más granados escritores, poetas y novelista para participar en la III Bienal Vargas Llosa. Hasta hace unos meses se encontraba en la quiebra pero ahora con el financiamiento otorgado por el licenciado Raúl Padilla de la Universidad de Guadalajara renace de las cenizas. Se le ha inyectado una millonaria inversión en dólares para fomentar —según sus dirigentes— el renacimiento cultural de Latinoamérica. Se pretende que el premio con un monto es de 100.000 dólares sea el reemplazo del premio venezolano Rómulo Gallegos que en estos instantes se encuentra suspendido a causa de la crisis económica que padece Venezuela.
La principal preocupación del Reino de España es la reconquista de las colonias americanas empezando por México o “Nueva España” que es la joya de la corona. Las inversiones de las empresas y multinacionales españolas se han multiplicado hasta cotas estratosféricas. Especialmente se abre paso el poderosísimo Grupo Prisa, capos de la mafia editorial y los medios de comunicación, cuyos accionistas son Telefónica, Banco de Santander o CaixaBank y la Fundación Carolina, expatrones de la editorial Alfaguara, ahora dominada Penguin Random House.
Estamos en la segunda década del siglo XXI y atrás se queda esa época revolucionaria y utópica donde una juventud comprometida con las ideas izquierdistas era capaz de arriesgar su vida por transformar el mundo. Pero hoy a las nuevas generaciones les importan un bledo los postulados revolucionarios y prefieren acomodarse en la sociedad de consumo capitalista que les ofrece mejores recompensas. En este mundo tan competitivo de nada vale la salvación colectiva sino la individual.
Vargas Llosa se define como un “liberal anarquista” y a fe que defiende a capa y espada sus principios fundamentales. Él es uno de los últimos supervivientes del boom latinoamericano, además de premio Nobel de Literatura y marqués de Vargas Llosa.
Bajo el título de “literatura y fronteras” se convocó este cónclave literario patrocinado por del banco Santander, el Instituto Cervantes, España Global Internacional y la UDG (Universidad de Guadalajara) se dieron cita el grupo de Intelectuales, escritores, poetas y novelistas cuidadosamente elegidos por su impecable curriculum pro derechista: la nicaragüense Gioconda Belli, el venezolano Blanco Calderón, Manuel Vilas, Juan Cruz, Armas Marcelo, la madame Carmen Riera de la Real Academia Española de la Lengua, Juan Manuel Bonet, Felipe Garrido, Sergio Ramírez, Alonso Cueto, Raúl Tol. La misión de esta poderosa armada invencible no era otra que defender valores sacrosantos de la hispanidad y enaltecer aún más la egregia figura del tótem Vargas Llosa.
Es un honor codearse con tantos sabios laureados, una pléyade que habita en el Olimpo, inteligencias superiores que nos tutelan y guían por este valle de lágrimas. El cónclave ultra tuvo un indudable cariz político pues los participantes atacaban a diestra y siniestra al castrismo, la revolución sandinista y la revolución bolivariana de Chávez. “Tiranos que no han hecho más que condenar a sus pueblos a la muerte, el éxodo y la miseria” “La izquierda en América Latina ha fracasado y ya es hora en que se impongan gobiernos liberales que afiancen la democracia y ofrezcan bienestar a sus pueblos”.
Antes del inicio de la bienal saltó la polémica pues escritores y escritoras de Guadalajara y de México calificaron el cónclave de misógino pues la mayoría de los participantes eran hombres. Hoy día muchas de las famosas novelas de Vargas Llosa no pasarían la censura de género, como es el caso de Pantaleón y las visitadoras o La ciudad y los perros. Las feministas al boom latinoamericano de machista. De ahí que para Vargas Llosa el feminismo es el máximo enemigo de la literatura.
Los miembros de este club tan exclusivo deben demostrar su inquebrantable fe y fidelidad al Grupo Prisa. A cambio se harán merecedores de las más increíbles prebendas: viajes turísticos-culturales por el continente americano o europeo donde anualmente se organizan incontables ferias del libro o congresos literarios. Para muchos una jubilación dorada que les permite dedicarse a los juegos florales y a los cruceros de placer.
Vargas Llosa cual sumo pontífice presidió el cónclave recibiendo loas de sus acólitos. El marqués de Vargas llosa, título que le otorgó el rey de España Juan Carlos I tras ganar el premio Nobel de Literatura, es uno de los ideólogos más ponderados del nacionalismo español y máximo defensor de la España una, grande y libre. Doctrina que cuando se tercia pregona sin ningún reparo.
“El presidente Obrador es un populista muy peligroso para la democracia y encima ha ofendido la dignidad del rey de España enviándole esa estúpida carta en la que le exige a que pida perdón por los crímenes y abusos cometidos por la corona en América”.
“La lengua española es el mayor tesoro que nos ha legado la madre patria pues ha unificado a Iberoamérica ¿Cómo podríamos hoy entendernos con esa variedad de dialectos indígenas cuyo valor no es más que folclórico?” (entrevista personal).
Si es que ya lo había expresado con claridad en su ensayo La utopía arcaica, “el indígena peruano es una raza ociosa y degenerada por el alcoholismo y que no representan más que un obstáculo para el progreso”.
“Si bien existieron algunos excesos con atisbos de violencia durante la conquista española estos no representan más que las contracciones del parto fecundo”.
Se llegó a la conclusión de que si los escritores quieren alcanzar la fama deben exiliarse, marcharse lejos de su terruño porque esa es la única forma de alcanzar la universalidad. El mejor ejemplo es el de Vargas Llosa que de haberse quedado en el Perú no sería más que un cronista provinciano. Y de veras que la mayoría de los invitados al cónclave han seguido al pie de la letra este consejo porque casi todos viven en EE. UU. y Europa.
Hemos aprendido que los escritores tienen que ser universales y olvidarse del provincianismo o ese nacionalismo hitleriano que ha sido el causante de la Segunda Guerra Mundial. Claro, que no se nombra ni por asomo el nacionalismo español del general golpista Franco que igualmente es uno de los mayores genocidas de la historia.
Tras el conversatorio que mantuvieron el premio Nobel y Sergio Ramírez apareció el maestro de ceremonias para anunciar que de los cinco finalistas —Gioconda Belli (exsandinista y ahora pro capitalista), el profesor Gustavo Faverón (escritor peruano que vive en EE. UU. y que ha sido acusado de abuso sexual por una de sus alumnas), el español Antonio Soler (amante de James Joyce), Manuel Vilas (monárquico amiguito de Alfaguara y el Grupo Prisa) y el venezolano Rodrigo Blanco Calderón (el hijo putativo de Guaidó exiliado en España)—, después de hondas deliberaciones del jurado en las que primaron el más alto grado de pulcritud y transparencia, se eligió como ganador del premio de la III Bienal Vargas Llosa, dotado de cien mil dólares, a nada menos y nada más que el venezolano de la ultraderecha Rodrigo Blanco Calderón con su obra The Night, que describe la brutal realidad social caraqueña y su constantes apagones y hambrunas.
Este burguesito que pertenece a la burguesía pitiyanqui pretende hacernos llorar aquí en Guadalajara, que es una de las ciudades más peligrosas y más injustas del mundo. Como viven enrocados el Hotel Hilton desconocen por completo que se encuentran cuna del Cartel Jalisco Nueva Generación y que diariamente se consuman matanzas, masacres, torturas, desapariciones y secuestros. Una ciudad de 8 millones de habitantes con casi 4 millones de pobres. Pero como hoy está de moda criticar Venezuela y a Maduro es necesario "publicar novelas que derriben dictaduras", estos sinvergüenzas se inspiran en la pobreza y la marginalidad social de una Venezuela bloqueada y desabastecida. Pero mientras tanto esos sibaritas se dedican a los grandes duelos gastronómicos donde no se privan de ningún capricho en el lujoso restaurante del Hotel Hilton (cinco estrellas).
Hasta el mismísimo autor de conversación en la catedral tuvo que reconocer la importancia del libro La cabaña del tío Tom, escrito por Harriet Beecher Stowe, que tuvo tal acogida entre el público norteamericano que fue decisivo para la abolición de la esclavitud. Y lo increíble es que esa novela tan sencilla y simplona fue la más vendida en EE. UU. en el siglo XIX. Hizo más Harriett por la redención de la humanidad que toda la obra escrita por el soberbio marqués de Vargas Llosa.
Se llegó a una conclusión aterradora: los índices de lectura en Latinoamérica son nefastos. Los medios audiovisuales prácticamente han matado al libro. Solo una élite de intelectuales, profesores estudiantes universitarios se interesan por las obras literarias o por investigar para sus trabajos académicos. Mientras el resto de la población poco a poco se va convirtiendo en ágrafos y analfabetas funcionales. Las editoriales están en crisis por los bajos índices de venta de libros, un fenómeno que ha llevado a la quiebra a cientos de empresas.
Es difícil escapar de tanta alienación cibernética de computadores, televisiones, teléfonos celulares o PlayStation. En un momento dado pensábamos que la tecnología nos traería un renacimiento cultural pero muy por el contrario lo que ha aumentado es el nivel de embrutecimiento y decadencia. ¿Un obrero de Guadalajara sería capaz de leer las novelas y ensayos de Vargas Llosa? No seamos ingenuos. Lo que realmente quiere cuando vuelve a su casa tras una dura jornada laboral es encender su televisión y disfrutar de una variada oferta de programas que le ofrecen más de 200 canales. Cómo evadirse, entonces, de una cruel realidad que lo vampiriza y explota.
Mario y Alvarito se vieron arropados por criollos carapálidas, señorones y señoronas emperifollados cuya única ilusión era hacerse una foto con el Premio Nobel. Pero eso sí lo más seguro es que jamás hayan leído una novela suya porque estos pequeño burgueses no llegan al nivel de Corín Tellado. Entonces de qué vale gastarse una millonada de dólares organizando estos eventos tan clasistas e inútiles que solo sirven para realzar el blasón de unos cuantos megalómanos.
Hemos comprobado in situ que Vargas Llosa ha pasado completamente desapercibido (el boom latinoamericano ha pasado de moda), nadie lo conocía con excepción de un selecto grupo de intelectuales y profesores. Y lo más triste quizás sea que las autoridades de la universidad de Guadalajara-UDG tuvieron que reclutar a decenas de alumnos de los institutos de bachillerato o “prepas” para llenar o medio llenar la sala 2 del conjunto Santander de Artes Escénicas. Los estudiantes fueron literalmente acarreados y otros chantajeados pues sino asistían a esos actos soporíferos les rebajarían las notas de fin de año. Bueno, aquí lo importante es complacer el ego y la vanidad de Vargas Llosa que sorprendido por su poder de convocatoria sonreía y emocionado levantaba las manos saludando a su fanaticada. Lo cierto es que ningún joven de los que estaba por allí sabía quién era él y menos que se había ganado el premio Nobel de Literatura. La mayoría lo confundió con un famoso abuelito de una película de Cantinflas.
La riada de alumnos tuvieron que soportar estoicamente la batería de conferencias donde las lumbreras se dedicaban a predicar la importancia de Madame Bovary de Flaubert, Honorato de Balzac, Joyce o la genialidad de Julio Cortázar, el autor de la Rayuela que aunque es una de novelas más aburridas que se haya escrito en todos los tiempos para Vargas Llosa es una obra cumbre de la literatura universal. Este panfleto solo lo entienden aquellos intelectuales afrancesados que fuman pipa y escuchan música de jazz para inspirarse.
Menos mal que los estudiantes pudieron echarse la siesta en los cómodos sillones del auditorio mientras otros disimuladamente chateaban a través de sus teléfonos celulares con sus amiguitos secretos. Ese es el nivel educacional de México, uno de los países donde se lee menos en el mundo.
Asistimos a una conferencia intitulada Chamanes locales frente al instinto global. Literaturas y mercados. ¿Qué es esto? Todos pensábamos que los protagonistas serían varios indígenas tocados con plumas en la cabeza pero al final primó la pureza racial y sus eminencias nos regalaron con el sermón de las siete palabras. Demostrando así el abismo que separa a los intelectuales y doctores PhD con las castas inferiores o el vulgo a los que se trata como si fueran las ovejitas del redil.
Al finalizar el acto no hubo turno de preguntas porque qué podía opinar esos muñecos de trapo cuya única función es la de chocar las manos y aplaudir. Es extraño que la juventud no exprese ningún tipo de rebeldía o de sentimiento de protesta especialmente contra estos personajes que han insultado gravemente la dignidad del presidente mexicano AMLO y se vomitan en la memoria de aquellos luchadores izquierdistas que a pecho descubierto combatieron al imperialismo.
Vargas Llosa lo achacaba —en privado— al alto nivel de tolerancia y educación. Y colorín colorado este cuento se ha acabado. Aplausos, por favor. Vargas Llosa y su hijo Alvarito emocionados se abrazaban entre sí, se saben unos triunfadores, los best sellers mundiales que ahora les ha caído una lluvia de dólares de sus nuevos benefactores tapatíos.
“Es necesario borrar de la memoria a personajes tan fatídicos como Fidel Castro, el Che Guevara o Chávez que con sus mentiras arrastraron a la juventud a la autodestrucción”, "El sistema capitalista ha vencido al comunismo castrador de las libertades” (entrevista personal).