Apreciada concejala de Bogotá Andrea Padilla, le escribo estas líneas con la admiración que le tengo como una férrea defensora de los animales y consciente de su compromiso con las causas animalistas, causas que he acompañado de manera activa en algunas ocasiones como las referentes al toreo, las campañas de esterilización y tenencia responsable de mascotas, las peleas de gallos, entre otras tantas con las que me identifico y considero justas, tanto desde el aspecto ético como el científico. Incluso, hasta la he acompañado en sus pensamientos hacia Lafaurie. Sin embargo, noto con extrañeza que ante la situación de los hipopótamos en Colombia, su posición sea proteger a una especie invasora y peligrosa tanto para las especies de fauna colombiana con las que cohabita como para los bosques y las comunidades rurales del Magdalena medio, y además, más extraño aún es que las posiciones académicas hayan sido abiertamente subestimadas y subvaloradas de su parte.
Me refiero a usted por este medio dado que este tema polémico ha desatado una ola de desinformación y confrontaciones de redes sociales que han derivado en una antidemocrática postura suya como concejala de Bogotá al bloquear a muchísimos científicos, quienes como yo, hemos dado la vida entera por y para los animales y su conservación, los cuales tratamos de abordar el tema desde la academia y con datos y nos referimos a usted nunca con insultos o improperios sino con el ánimo de encontrar las soluciones adecuadas al problema. Bloquear la ciencia, aparte de ser muy poco práctico y hasta cierto punto ilegal ya que coarta la libertad de expresión y el derecho a la información, envía un mensaje terriblemente peligroso. Como lo escribió en alguno de sus tuits al respecto: "la ciencia es un punto de vista" que básicamente está al nivel de opiniones como la "tierra es plana", "las vacunas son un invento para controlarnos", "el covid no existe", "el cambio climático es un mito", entre otras, total son solo puntos de vista. Y puede ser que la ciencia sea un punto de vista, la diferencia es que el punto de vista científico, está sustentado en la prueba y no en la opinión, y contra eso solo una prueba más contundente y acertada es la manera como la ciencia puede cambiar o modificar ese punto de vista. Pero de ninguna manera, se logra con opiniones sin fundamentos científicos como las expresadas para proteger especies invasoras.
En muchos de sus tuits y columnas antes de bloquearme, se refería a nosotros como "baleadores", "asesinos", "faltos de compasión", o tratando de ridiculizarnos como si de una secta se tratara. No, no somos eso y mucho menos nos falta compasión, que es las esquina a la cual ha tratado de llevar el debate, como si de seres desalmados y enemigos de los animales nos trataramos. De hecho, es probable que tengamos más compasión que usted y muchos de sus seguidores, puesto que somos compasivos por animales en los que casi nunca se fijan. Nos interesan, por ejemplo, los peces de la cuenca del Magdalena, ¿sabía usted que en el río Mara en Kenia murieron la mayoría de peces por la acción de las heces y orina de un grupo de hipopótamos? por lo que es un impacto que seguramente ya se esté dando en los lugares donde los hipopótamos se encuentran en Colombia. Pero como bien sabemos los "no oscurantistas que nos basamos en las verdades de las ciencias modernas" como cita en otro tuit promoviendo las vacunas contraceptivas (por cierto provenientes de la misma ciencia no oscurantista), existe un efecto ecológico bien conocido denominado "cascadas tróficas" donde una alteración en algún nivel trófico, causaría un desequilibrio que ni todas las esterilizaciones de hipopótamos podrían controlar. Al permitir defecar y orinar estos animales durante los 40-60 años que tienen de esperanza de vida, es muy probable que contaminen el agua del cuerpo de agua donde estén, haciendo la vida un infierno para los peces y matándolos, pero supongo que esas vidas no son valiosas para proteger ¿no cierto?. Sin embargo, la cosa se complica cuando afectamos directamente a los otros animales que consumen esos peces, porque como verá, el nivel siguiente son esos animales piscívoros que sin su recurso se verán afectados, como es el caso de las nutrias que habitan la zona, o las garzas y los martines pescadores o las águilas pescadoras, por ejemplo, y por supuesto, los pescadores humanos que verán su recurso disminuido y/o contaminado afectando la salud pública.
Probablemente, muchos animales humanos y no humanos, tendrán que desplazarse y/o morir de inanición, pero supongo que estas vidas tampoco son tan importantes como las de los hipopótamos que mal llama paquidermos (que por cierto, no lo son, como escribió en su columna), esa clasificación se eliminó hace rato. Ahora, gracias a la ciencia, sabemos que son parientes muy cercanos de las ballenas, lo que tiene implicaciones en la práctica ya que hace que sean difíciles de sexar, puesto que contienen sus genitales internos y no externos como la mayoría de mamíferos terrestres y por su puesto difíciles de castrar. De hecho, Cornare (Corporación Autónoma Regional de las Cuencas de los Ríos Negro y Nare), con muchísimos esfuerzos ha logrado castrar por este medio a tan solo 11 animales desde 2009. No solo por sus elevados costos de operación sino por los riesgos que implica tanto para los animales como para las personas encargadas.
Por otra parte, supongo que sabe también que en la cuenca existen otros animales nativos que coexisten con los hipopótamos y cumplen funciones "similares" como los chigüiros, estos simpáticos roedores con tantas amenazas a su alrededor, que dicho sea de paso son una especie diferente a la de los Llanos Orientales y de la cual sabemos muy poco (menos que de los hipopótamos en el Magdalena). El tema con ellos, es una interacción diferente a la anterior de los peces, a esta la denominamos en ecología como “competencia interespecífica” y sucede cuando dos o más especies comparten el mismo recurso alimenticio o de espacio, y adivine qué, los chigüiros necesitan tanto el recurso (son herbívoros) como el hábitat (son semiacuáticos) donde están los hipopótamos. Muchas veces, esta competencia desplaza a la especie más débil o la elimina localmente. Comprenderá que un chigüiro de esta especie por grande que sea no supera los 30 kg de peso contra los 3000-4000 kg de un animal agresivo que mata a quien invada su territorio embistiéndole y clavándole sus colmillos de medio metro de largo (en África mata rinocerontes, leones, cocodrilos, gacelas, otros hipopótamos, entre otros). En el Magdalena también encontramos venados, caimanes y cocodrilos, animales a los que, además de la mala reputación y la cacería, ahora van a tener que lidiar con animales que pueden matarlos, embestirlos y atravesarlos con sus colmillos por defender su territorio. Sin embargo, al ser animales poco carismáticos, nadie alza su voz por ellos. En África, los animales con los que conviven han tenido un proceso de coevolución con ellos y además incluso estrategias de evasión o huida. Los de acá no han tenido esa opción durante cientos o miles de años, son un elemento nuevo y ninguno está en la capacidad de responder un ataque de esta naturaleza.
Desafortunadamente, no hemos podido comprobarlo o al menos tener un registro, puesto que entenderá que estudiarlos, tanto a los hipopótamos como a los chigüiros es difícil (sobretodo con los pocos recursos destinados a la investigación en Colombia) y establecer estas relaciones es complicado, pero es perfectamente asumible que esté pasando ahora mismo, como ha pasado ya con algunos individuos de aves y ganado doméstico y los intentos de ataques a personas. Esta misma situación se repite con los manatíes con quienes comparte hábitat y a diferencia de los chigüiros no puede huir tan fácilmente debido a su comportamiento dócil y lento. De hecho, de esto si, ya tenemos reportes de algunos enfrentamientos con saldo negativo para los manatíes. De cualquier manera, en el pensamiento "compasivo animalista" ni los manatíes o los chigüiros son susceptibles de protección de los hipopótamos a pesar que son animales nativos y amenazados. La misma situación se debe tener en cuenta con las tortugas de agua dulce del Magdalena, varias especies en peligro de extinción que se pueden ver afectadas por la escasez de recursos, la agresividad o el pisoteo de estos enormes animales. Pero estas tortugas tampoco parecen importarle al colectivo animalista en general, lo que personalmente encuentro muy triste y desafortunado.
Se ha planteado la estrategia de la esterilización química (importante para evitar reproducción de animales en cautiverio), pero supongo que se ha advertido a la opinión pública de los por menores de esta opción que: 1) apunta a controlar la natalidad: es decir, los impactos continuarán sobre los otros animales durante 40-60 años a pesar que no se reproduzcan, 2) hay que aplicar dosis cada cierto período de tiempo (por definir): lo que resulta en un riesgo inmenso para los veterinarios que lo hagan y una probable descarga hormonal de muchos compuestos que quedarían en el agua, afectando nuevamente el balance hídrico y la fauna acuática (habrá que hacer estudios sobre la GnRH en los ambientes acuáticos), 3) al ser animales nocturnos la aplicación de este método requiere la identificación individual y resulta por lo menos complejo identificar hipopótamos en el día, ahora en la noche, mucho más difícil y peligroso y 4) mientras se esterilizan algunos, otros estarán reproduciéndose haciendo que la "cura" sea más lenta que la enfermedad.
También se ha propuesto la relocación, algunas personas preguntan ¿por qué no llevarlos a África? Sin embargo, esto sería un peligro para los hipopótamos africanos: 1) porque los de acá pueden transmitirle enfermedades o parásitos nuevos a los hipopótamos africanos, 2) porque todos los aproximadamente 100 que tenemos acá vienen de 4 hipopótamos, 1 macho y 3 hembras, por lo que el incesto es altísimo, lo que produce endogamia y problemas genéticos. Enviarlos allá es afectar a los individuos y las poblaciones nativas africanas y 3) los países africanos lo saben y no lo van a permitir (ellos si cuidan de sus especies nativas). No obstante, hay otras personas que han propuesto enviarlos a zoológicos (a pesar que en sus columnas no parecían gustarle mucho, de hecho exigía cerrarlos), pero no existen 100 zoológicos que alberguen al menos de a 1. Para transportarlos hay que dormirlos, esto es demasiado peligroso tanto para el hipopótamo como para el encargado. Son animales sociales que se cuidan unos a otros, además su reacción al sentirse amenazado es volver al agua por lo que se puede dormir en el agua por efecto del sedante y ahogarse. Mientras tanto el equipo encargado de la operación va a tener que sobrevivir a las embestidas de otros cuantos hipopótamos y obviamente de noche que es la hora cuando salen a ramonear.
¡Por cierto, no le hablé del ramoneo! Al ser animales tan grandes, pues deben comer mucho, un solo animal puede comer 70 Kg diarios, lo que son 2100 Kg de material vegetal al mes por animal. Si bien, el pasto y las plantas crecen, las plantas de acá no alcanzan a crecer lo suficiente para mantener la población de hipopótamos, por lo que los procesos relacionados con la erosión son y serán cada vez más frecuentes, dejando secas varias zonas alrededor de los cuerpos de agua (como sucede en algunas zonas hoy), aumentando el riesgo de inundaciones y promoviendo la pérdida de bosques donde claramente se afectará otras especies animales como los monos araña (uno de los animales más amenazados de extinción), ardillas, aves y otros animales del bosque que también merecen protección y que tienen más derecho a ser protegidos que una especie foránea.
Finalmente, y luego de descartar a conciencia las demás opciones, no nos queda más que optar por el sacrificio de algunos animales, sobretodo aquellos que se encuentren más lej0s de Puerto Triunfo y Doradal y realizar uno o varios encerramientos y esterilización con algunos que por su carácter estén más habituados y las condiciones de terreno lo permitan (siempre y cuando se garantice la sostenibilidad de su cuidado, alimentación y bienestar). Para nosotros, como protectores de fauna silvestre, también es duro tener que recomendar este tipo de soluciones, que distan lejos de ser “pragmáticas o sacaculistas” como advierte en otro de sus trinos y debe hacerse con compasión y bienestar. Ninguno quiere que sufran o le divierten este tipo de tragedias. Nos duele, y mucho, y aunque no es culpa de los hipopótamos, tampoco es culpa de la fauna nativa o la gente local.
Note por favor que en ningún momento apelé al dinero como excusa, porque no es necesario. Aún con todos los recursos a disposición la situación no cambiaría, no es “pagar el salario de un mes del congreso”, como advierte en otro de sus mensajes, que por cierto sería la inversión más alta para una especie de fauna silvestre o exótica en Colombia. Lo triste es que a ninguna de las nativas les hemos dedicado tanto. solo nos queda aprender de esta experiencia para nunca más permitir este nivel de tráfico ilegal de fauna y recordarlos siempre para permitirnos entender la terrible relación entre el impacto de una especie invasora y la avaricia del hombre.
Si estas razones no fueran suficientes para hacerle cambiar de opinión, o a que nos desbloquee a los científicos, por lo menos, quisiera entonces que tuviera en cuenta también el mismo criterio que ha tenido con los hipopótamos por otras especies invasoras como el pez león, la rana toro o el caracol africano, ya que desde hace años se llevan programas de eutanasia de estos animales por los riesgos que presentan para la salud pública y de los ecosistemas. Pero no he visto un despliegue similar por ellas y da la sensación de que el animalismo que ustedes profesan es “especista”, ya que solo se fija en una especie por su carisma, forma o apego, pero no en las vidas de los otros no tan carismáticos.