Ya les he contado de una de mis vías favoritas en cualquier ciudad colombiana: la carrera Palacé en Medellín. Esta, es el tipo de vía que realmente significa el progreso, la modernidad; refleja el empuje del paisa berraco. Es una hermosa vía con cinco carriles en un solo sentido, durante gran parte de su extensión. Además, no tiene árboles estorbando el camino, de forma tal que los andenes los hemos sabido aprovechar para promover nuestros negocios, como buenos paisas emprendedores.
A algunos no les gusta que estacionemos nuestros carros en esos andenes. Sin embargo, a ellos les tenemos que responder dos cosas sencillas. Primero, realmente nosotros no estamos invadiendo andenes, porque esos espacios siempre han sido usado para parquear carros y exhibir la mercancía. Segundo, por allí nadie camina, ¿entonces para qué quieren andenes?
Pues bien, el nuevo problema que nos surgió es que los yoguis seudoambientalistas lloraron tanto, que ahora el gobierno nos construyó una ciclorruta en nuestra Palacé. Parece increíble, pero es cierto: en una ciudad donde no hay por donde andar, donde nos mantenemos atascados en nuestros carros, hurgándonos la nariz y quejándonos por Twitter en los interminables tacos, nos quitan un carril entero para entregárselo a los hippie ciclistas. ¡No hay derecho!
La verdad hay que decirla, nunca creímos que este momento fuera a llegar. Estábamos avisados que el gobierno quería meter una ciclorruta por aquí, para conectar los barrios del sur de la ciudad, con el centro. Ya nos habían hecho un envión amenazante, con un proyecto para revitalizar los andenes, y sembrar árboles en nuestro cemento. Obviamente, en todas las situaciones previas, habíamos usado nuestro poder para frenar esas iniciativas ridículas.
Jamás se nos ocurrió que unos muchachitos indefensos, a través de estrategias no violentas fueran a generar tanto cubrimiento de medios. Mis amigos vendedores de carros todavía no lo entienden: si ellos son responsables por gran parte de la pauta de los medios locales, y por consiguiente han sabido pedirle a los medios que solo muestren su lado, ¿por qué terminaron visibilizando las luchas de la ciudadanía ignorante? Al parecer los medios de comunicación locales no aguantaron la tentación de cubrir lo que en redes sociales era un éxito absoluto: jóvenes que van a hacer yoga en los andenes a las 6:00 a. m., concursos públicos para que los ciudadanos se ingenien la manera de mejorar la vía, parques verdes establecidos de manera temporal en las celdas de parqueo de uno o dos carros.
Pues bien, ante la determinación de la Alcaldía de Medellín, y el Área Metropolitana, de embutirnos esta ciclorruta, nos quedan dos premios de consolación: primero, no nos quitaron los andenes. Es decir, ¡podemos seguir usándolos para exhibir nuestra mercancía, para parquear nuestros carros, para sacar mega parlantes y hacer todo el ruido que queramos. Segundo: ahora empezamos a parquear justo encima de la ciclorruta, aprovechando que la Secretaría de Movilidad pasa muy rara vez.
¡Siquiera no se les ocurrió convertir esto en un bulevar verde, lleno de árboles, y con amplias pasarelas para que los niños y los adultos mayores se vinieran a caminar! Donde hicieran esto, ahí si sería el comienzo del fin, de nuestra ruta hacia el “progreso” y la “modernidad”.