En el departamento del Atlántico la mayoría de los medios de comunicación tienen alguna relación directa o indirecta en la financiación de sus proyectos con cierto grupo minoritario de personas, como si esta minoría lograra ser omnipresente y pudiera acaparar el flujo de información de los distintos medios, tanto análogos (radio, televisión o prensa) como digitales (portales web, medios de redes sociales).
Según la Flip (Fundación libertad de prensa), de un aproximado de 60 medios de comunicación, 54 están en la capital del Atlántico o en su zona metropolitana, y la gran mayoría acude al sostenimiento económico mediante la publicidad o pauta comercial como le es llamada, ninguno es sostenido de manera estatal y solo en un caso es financiado a través de organizaciones internacionales, que es el escenario de Vokaribe radio.
Pero el problema no está aquí exactamente, sino en la relación económica que existe entre los medios y grupos económicos que a su vez también tienen una presencia política fuerte, que casualmente son quienes pautan por medio del amplio conglomerado de sus empresas en los pocos medios que existen en el territorio.
“Sostener una emisora es imposible sin la pauta comercial y los pequeños negocios como tiendas o abastecimientos no logran sostener una pauta por lo menos un semestre, por eso nos toca ir a la cadena de almacenes de la 'llamita' para ganar un contrato bueno, palabras de un locutor que prefiere la reserva de su identidad.
El periodismo tiene una posición política, no puede esperar ser objetivo. Eso no existe, decía Gabo, o como decía George Orwell: periodismo es publicar lo que alguien no quieres que publiques, lo demás son relaciones públicas.
Aunque parece fácil de decir la realidad es muy compleja de definir, actualmente los medios de comunicación comunitarios no reciben un sostenimiento del estado que pueda garantizar la independencia de la información. Es un escenario que se repite en muchos territorios a nivel nacional pero que por ejemplo en el Atlántico el panorama es bastante desalentador, porque si el servicio de la información a la ciudadanía está manipulado, el mensaje que recibirán siempre traerá consigo un sesgo causado por el modelo de financiación.