Cuando era un adolescente Pablo Escobar se juró que si a los 30 años no tuviera un millón de dólares en la cuenta se pegaría un tiro. El capo es la exageración de esa máxima paisa de que hay que atesorar fortuna para demostrar que se es inteligente, de que se está vivo. No hay vida sin emprendimiento. Por algo una de las frases del himno de Antioquia reza en su tercera estrofa:
El hacha que mis mayores
me dejaron por herencia,
la quiero porque a sus golpes
libres acentos resuenan.
Es una raza que uno de sus escritores más destacados –y más odiados- Fernando Vallejo describió en El desbarrancadero: “Para lo que somos buenos es para tumbar monte”. Por esas exageraciones, por crear gente como Esobar o Vallejo, la ciudad de los paisas se vive, para muchos, con el placer culposo de la adicción. En esa búsqueda de tenerlo todo, una constructora de Medellín, llamada Brazzo constructores, levantó una urbanización en Sabaneta, municipio ubicado a una hora del centro de Medellín, al que le pusieron el ostentoso nombre de París Parque Residencial, en donde esperan darles a los paisas que puedan pagar apartamentos entre 400 y 600 millones de pesos, la arribista sensación de vivir en Paris desde el corazón de Antioquia.
Tiene un cafecito para sentirse en la ciudad luz y, lo más extremo: hacer una torre de 42 metros, que costó cerca de 100 millones de pesos, para hacer hiperrealista la sensación de vivir en la capital de Francia.