La campaña para la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de Brasil empezó en un ambiente tenso. El viernes, los dos candidatos intercambiaron ataques fulminantes y se acusaron mutuamente de "embriaguez" y "canibalismo".
El equipo de campaña del expresidente de izquierda, 'Lula' Da Silva, desenterró y difundió un video en el que el actual presidente y candidato de extrema derecha, Jair Bolsonaro, afirma que sería capaz de comer carne humana. El clip se ha hecho viral en las redes sociales en Brasil.
El equipo de Bolsonaro replicó que esas declaraciones habían sido "sacadas de contexto", y anunció un recurso ante las autoridades electorales. El presidente ultraderechista, que suele llamar "ladrón" a 'Lula', le trató a su vez de "borracho" el viernes, durante una rueda de prensa en el Palacio de la Alvorada, su residencia oficial en Brasilia.
Lula "traerá una camarilla de incompetentes para gobernar Brasil. ¡Esto no funcionará! (...) ¡Lo que está en juego es nuestra libertad!"
El expresidente de izquierda reaccionó diciendo que no respondería al "juego mezquino de Bolsonaro". "Estamos ante un hombre sin alma, sin corazón", añadió.
Las últimas uniones políticas antes de una segunda vuelta decisiva
Y es en este contexto de extrema tensión y polarización, que se pide a los brasileños que elijan un bando.
El miércoles 5 de octubre una esperada alianza tuvo lugar, en el que la senadora Simone Tebet, que quedó tercera en la primera vuelta con el 4,2% de los votos, hizo oficial su apoyo a 'Lula'. En esta ocasión, Tebet dijo que ya no era posible permanecer en "la omisión de la neutralidad".
Tebet es una senadora electa por Mato Grosso do Sul, un estado productor de soja en el centro-oeste del país. Cercana al sector agroindustrial, su apoyo es un valioso activo para el líder izquierdista y podría, según algunos analistas políticos, permitirle recuperar al electorado del interior rural y conservador, generalmente hostil al Partido de los Trabajadores de 'Lula'.
Otro de los que se ha unido al partido de 'Lula' es Ciro Gomes, el cuarto hombre de la primera vuelta: "Esta es la única opción entre dos opciones insatisfactorias", declaró en un video el líder del Partido Democrático Laborista, que durante meses lideró una enconada campaña contra 'Lula'.
Estas dos uniones podrían representar más del 7% de los votos (unos 8 millones de votos) y asegurar - a priori - la victoria del candidato de la izquierda. Pero las divisiones dentro del espectro político brasileño son tales que, a pesar de las declaraciones de Tebet y de Gomes, sus respectivos partidos no han dado ninguna instrucción de voto a sus electores.
Dentro del partido de Simone Tebet, el Movimiento Democrático Brasileño, algunos de los miembros más destacados, como el expresidente Michel Temer (2016-2018), que derrocó a Dilma Roussef, o el diputado Sergio Souza, jefe del influyente lobby del agronegocio en la Cámara de Diputados, han anunciado un apoyo incondicional a Jair Bolsonaro.
Y precisamente, el actual presidente hizo una demostración de fuerza el 4 de octubre, cuando reunió en el Palacio de la Alvorada a los gobernadores de los tres estados más ricos y poblados del país: Rodrigo García, de São Paulo, Claudio Casto, de Río de Janeiro, y Romeu Zema, de Minas Gerais. Entre los tres, suman la mitad del producto interior bruto del país y de los votantes.
El candidato a reelección se permitió además el lujo de obtener el apoyo de uno de sus rivales de la derecha, el ex ministro de Justicia Sergio Moro, el famoso juez de la operación "Lava Jato", con quien había roto violentamente en 2020 durante la crisis de Covid-19.
Planes de campaña definidos, según nuevas estrategias
De cara a estos comicios cruciales, el estado de Minas Gerais está en el centro de la batalla. Considerado como el "estado pivote" del país, está dividido entre zonas rurales conservadoras y centros urbanos más progresistas. En la primera vuelta, 'Lula' tenía una ligera ventaja sobre Bolsonaro: 48,3% de los votos contra 43,6%.
Allí, el antiguo activista sindical ha iniciado una campaña para ganarse al electorado evangélico, que constituye un tercio de los votantes y está mayoritariamente a favor de la extrema derecha. Un folleto titulado "Lula es cristiano", en el que se afirmaba que el líder de la izquierda brasileña "nunca ha hablado con el diablo ni ha hecho un pacto con él" fue distribuido.
Al mismo tiempo, Bolsonaro está centrando su campaña en las clases trabajadoras, que votaron mayoritariamente por el expresidente el 2 de octubre. Para ello, el líder de la extrema derecha multiplica las promesas electorales, sin especificar cómo las cumplirá: aumento de los mínimos sociales, bajada de impuestos, reajuste de los salarios de los funcionarios, aumento de los bonos energéticos y ayudas a los taxistas y camioneros, entre otras promesas.
Los últimos sondeos muestran una diferencia de 10 puntos entre los dos aspirantes y pronostican la victoria de 'Lula', pero muchos brasileños dudan de la fiabilidad de estas encuestas, que subestimaron en gran medida el voto de la extrema derecha en la primera vuelta.
El último sondeo de Datafolha publicado en vísperas de la primera vuelta, daba a Lula el 50 % de los votos emitidos frente al 36% de Jair Bolsonaro.
Otro sondeo, publicado por otro instituto, el Ipec, daba el 51% de los votos válidos a 'Lula' frente al 37% de Bolsonaro, también antes de la primera vuelta del pasado domingo. El pasado miércoles, el mismo instituto pronosticó una victoria de 'Lula' en la segunda vuelta con un 55%, frente al 45% de Bolsonaro.
"Hemos derrotado las mentiras" de las encuestas, se felicitó con exaltación el presidente de extrema derecha en la noche de la primera vuelta. Jair Bolsonaro, a quien las encuestas pronostican la derrota desde hace varios meses, las ha constantemente tachado de "mentiras".