Mientras el presidente Iván Duque presenta un proyecto de reforma a la justicia, Paloma Valencia anuncia en un Twitter que el Centro Democrático (partido de Duque) vuelve a proponer desde el Congreso la fusión de la justicia. Es un ataque por todos los flancos para obtener una justicia de bolsillo impuesta por los políticos. Cito a Paloma: “Presente con algunos congresistas del @CeDemocratico. #Reformaalajusticia deja una gran corte constitucional: Tribunal Constitucional Supremo que unificará jurisprudencia y atendería recursos extraordinarios de amparo judicial. Suprime las otras cortes”. Traté de verificar que no fuera un fake y era realmente un twitter desde la cuenta de Paloma Valencia.
Reducir el número de magistrados y crear una Corte única fusionando las instancias, sería la estocada del gobierno de Duque que sigue directrices de su mentor Álvaro Uribe, quien está cuestionado por la justicia. Cortes de bolsillo se crearon en Venezuela y Ecuador para que sus mandatarios puedan defenderse y defender a los suyos ante acusaciones de distinta índole. Las cortes deben ser independientes y colegiadas, pero ahora los políticos son los que las quieren en sus manos, fusionadas y en sus bolsillos. Dios no quiera, que a futuro fusionen también la Cámara y el Senado, en algo parecido a una sola Asamblea como las de Venezuela y Ecuador. A lo mejor son capaces de hacerlo.
Me acordé cuando el entonces presidente Uribe llega al poder en el 2002, y yo escribía en mi columna que su proyecto de fusionar ministerios le haría mucho daño a ciertos sectores, como ocurrió cuando acabó con el Ministerio de Salud y lo subyugó como un área del Ministerio de Protección Social, al que llegó el algún momento el ex ministro Diego Palacio, quien ya pagó su cárcel por haber delinquido en la Yidispolítica cuando se cambió la Constitución y se legalizó la reelección presidencial que favoreció a Uribe y a Santos. Se lo repito: Uribe cerró y aniquiló el Ministerio de Salud y determinó que la salud sea un área del Ministerio de Protección Social, que también absorbió al Ministerio de Trabajo. Uribe le quitó a la salud su ministerio. Uribe le quitó al trabajo su ministerio.
¿Cómo funcionó la salud sin ministerio durante el gobierno Uribe, mientras estaba subyugada como un área más del Ministerio de Protección Social...? Ley 100 a la lata y por montón, aquella que fue un invento de Uribe cuando era congresista hace muchos años. Sin Ministerio de Salud y con la Ley 100 haciendo de las suyas, durante la presidencia de Uribe hubo más platica para los propietarios de la EPS y más muertes por falta de atención... Miles de tutelas para poder ser atendidos por empresas privadas que tenían la salud pública en sus manos... Aclaro, no todas las EPS fueron deficientes. Aclaro: no había Ministerio de Salud en Colombia durante el gobierno de Uribe.
Ahora, con Duque, ya no será la salud la absorbida por un ministerio que no tiene que ver con la salud, ni con la medicina y la vida de la gente. Con Duque le toca el turno a las cortes. El ubérrimo rey presidente había conseguido acabar con el Ministerio de Salud para que su Ley 100, que logró como congresista, siga funcionando con eficiencia empresarial, pero con deficiencia “salutorial” para los poco saludables colombianos que cada día enfermaban y morían más por falta de atención, a la par de quienes morían por el maldito conflicto colombiano. Seguridad Democrática mató Seguridad Social. Hasta el Seguro Social murió..., y como dice el cuento: pasó a ser competencia de las EPS con el mítico nombre de Nueva EPS, para darle una cara igual a la de la competencia y para ponerla a competir con la misma ineficiencia, ineficacia, incapacidad e indecencia. Cof, Cof, Cof… Plop.
Entonces, qué tendríamos con el Duque uribístico al hacerse una reforma a la justicia: Nueva Corte. Menos jueces, menos funcionarios, para el cerro de miles de demandas puestas, entre estas las miles de demandas interpuestas por la mala atención de las EPS. También se debilitaría a la tutela como primera instancia inmediata para poder lograr justicia a través del fiel cumplimiento de la ley. En fin..., siempre lo mismo, con otras caras, pero con una deidad a la que hay que adorar aunque se equivoque y a veces se acerque a la ilegalidad... Y, no me vengan a decir que calumniar y acusar de violador de niñas a un columnista que no esté de acuerdo con el sacrosanto intocable, es completamente legal. La calumnia es uno de tantos delitos que en esta nación se le perdona solo a los caciques que quieren ser los únicos dueños de la verdad y el poder.
