Con Quintero hay un revolcón sin precedentes en Medellín

Con Quintero hay un revolcón sin precedentes en Medellín

"Con él se reafirma que una cosa es la campaña política y otra muy distinta es gobernar"

Por: Jose Maria Davila Roman
agosto 18, 2020
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Con Quintero hay un revolcón sin precedentes en Medellín

El alcalde de Medellín Daniel Quintero empezó muy joven en la política, se quemó varias veces como aspirante al Congreso de la República por distintos partidos y movimientos. En el segundo gobierno de Juan Manuel Santos empezó a tener relevancia nacional, primero como gerente de Innpulsa y luego como viceministro TIC para desde allí encarrillar su candidatura a la alcaldía de Medellín. Su más reciente vínculo con los partidos políticos fue con el Partido Liberal, apoyó inicialmente la candidatura presidencial de Humberto de la Calle y, al no prosperar, terminó adhiriendo a la candidatura de Gustavo Petro. Fue uno de sus jefes de campaña en Antioquia.

Su visibilidad nacional cobró mayor relevancia cuando emprendió un férreo ataque contra Hidroituango, aprovechando la crisis del proyecto, denunciando supuestas irregularidades y sobrecostos. Eso le permitió ir ganando camino para convertirse en el alcalde de la capital antioqueña. En campaña se quiso mostrar como independiente, inscribió su candidatura con firmas bajo el nombre con el que quería que lo identificaran “Independientes”; estrategia cada vez más común en los políticos.

Quería ser percibido como un político distinto, que se había hecho a pulso, que era de origen popular, que no comulgaba con las prácticas clientelistas ni tradicionales de la política, que no contaba con maquinaria detrás y que por el contrario iba a luchar contra ella. Pero no… todo fue discurso de campaña. Desde su candidatura prometió que dada la crisis de Hidroituango, en su futuro gobierno, el gerente de EPM sería elegido por concurso de méritos, no fue así; con la elección del director del Área Metropolitana también propuso el mismo mecanismo, la elección no fue así, aunque varios de los cargos de esta entidad que requerían un perfil específico y técnico, con su llegada les bajó el nivel para que sus más cercanos pudieran ejercerlos sin mayores requisitos.

Ni qué decir de las marchas y protestas ciudadanas que como candidato apoyó. Se quejaba de la intervención del Esmad cuando había desmanes, pero como mandatario una de las primeras acciones que tuvo fue enviar al grupo antidisturbios a la Universidad de Antioquia para disuadir las protestas. De independiente le quedó el eslogan, los miembros claves de su gabinete han estado vinculados con los partidos tradicionales, especialmente con el Liberal. En sus nombramientos se nota el regreso de favores por el apoyo que le dieron en campaña. El alcalde ha mostrado vicios de ser autoritario y ha tratado de silenciar a la prensa cuando investiga temas que no le conviene aprovechando su investidura. La tormenta apenas comienza.

Esta semana se dio un revolcón sin precedentes en la historia reciente de Medellín, dentro de las narrativas que ha tenido la gente sobre la ciudad es que en términos generales los alcaldes son exitosos en su gestión. Dejan grandes obras para mostrar, en parte, porque construyen sobre lo que dejó el gobierno anterior. Les dan continuidad a los grandes proyectos. No suele haber un espejo retrovisor. Sobre Medellín se escucha que hay una institucionalidad fuerte y una estrecha relación entre universidad-empresa-Estado. Sobresale como una ciudad innovadora, pujante y con grandes recursos para invertir. Es raro escuchar que un alcalde termina su periodo sin pena ni gloria. En general todos lucen.

Pero Quintero se salió del molde, que la mayoría de los miembros de la junta directiva de EPM, el activo más importante de la ciudad y uno de los más representativos del país, renuncien porque no son tenidos en cuenta en las decisiones, y al día siguiente lo hagan los miembros de la junta directiva de Ruta N, deja mucho que pensar. Pero como si no fuera suficiente, Azucena Restrepo, directora de Proantioquia, anunció esta semana que renunciaba a la junta directiva de Sapiencia, la Agencia de la Educación Superior de Medellín por “las recientes manifestaciones y decisiones adoptadas por la Alcaldía de Medellín que retan el buen gobierno de las instituciones oficiales”. A su paso, Postobón, por las mismas circunstancias, retiró el apoyo económico a Ruta N para desarrollar los ventiladores necesarios para que los pacientes de COVID-19 superen la enfermedad.

Con Quintero se reafirma que una cosa es la campaña política y ser contradictor desde la barrera, y otra muy distinta es gobernar. Lo es más difícil cuando se llega al poder con engaños y miles de compromisos por detrás, que no permiten maniobrar con libertad ni independencia, esa que en campaña tanto promulgó.

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