Ayer en las principales estaciones del metro y en las calles de la ciudad de Medellín se repartió un volante que bien podría calificarse como propaganda negra. En una cara se pregunta qué tipo de futuro quiere para Medellín y su familia, y en la otra aparecen dos fotografías: una de Daniel Quintero (candidato a la alcaldía por el movimiento Independientes) y otra de Santiago Gómez (el autodenominado candidato de Fico). Quintero aparece con Gustavo Petro e Ingrid Betancourt, mientras que Gómez sale con Federico Gutiérrez, su padrino político y quien deberá responder en indagación preliminar ante la Procuraduría por supuesta participación en política en favorecimiento a Gómez.
A pocas semanas de cerrar la contienda electoral por la alcaldía ya se han dado las primeras alianzas previsibles (como la de Jesús Aníbal Echeverry a Ramos) y se espera que Santiago Gómez también se le sume al candidato de Uribe para así terminar de integrar un sólido bloque de derecha-uribista, que en la práctica es más un tatequieto a Quintero que ya se ha graduado como la sorpresa de la carrera por la alcaldía. Con los calificativos de agente de Petro, castrochavista o representante de la extrema izquierda se busca generar temor en torno a Quintero y reeditar aquello de que la gente salga a votar verraca.
Aunque el volante favorece directamente a Gómez, no es posible afirmar que él o su equipo estén detrás de esa estrategia de engaño y desinformación. Sin embargo, al apelar que Quintero representa un proyecto “fracasado” como el de Bogotá o insistir en su cercanía electoral a Petro en la segunda vuelta presidencial del año pasado (Quintero nunca forma parte integral de Colombia Humana en Medellín y antes ese sector lo ve con cierta desconfianza) sí refuerzan ese tipo de actividades de personas que solo buscan engañar y generar temor.