La opinión pública se ha visto contrariada después del decreto del gobierno Santos que le da una nueva prima de servicios a los congresistas por un valor de casi ocho millones de pesos mensuales. Así las cosas, los honorables congresistas vuelven a devengar más de 23 millones de pesos al mes, después de que el Consejo de Estado les había quitado esos casi ocho millones por concepto de saludo y localización.
La nueva perla del gobierno Santos nos dejó a los colombianos con el sinsabor de saber que nuestros bolsillos sale el sueldo de aquellos funcionarios públicos, que en su mayoría carecen de popularidad por su ausencia en su lugar de trabajo, su deficiente gestión, sus promesas incumplidas, su apoyo a leyes que favorecen intereses privados y extranjeros; y eso sin mencionar sus nexos con grupos y personas implicadas en ilícitos.
Todo hay que decirlo, hay congresistas como Iván Cepeda, Ángela Robledo, Jorge Robledo y otros pocos que se han esforzado por demostrar que desde esta instancia del poder legislativo se puede trabajar en pro de una Colombia mejor. Algunos de ellos incluso se han mostrado dispuestos a renunciar a la nueva prima de servicios que decretó el Presidente.
Por otro lado, recordando que Colombia es uno de los países más desiguales del mundo, donde se dice que los pobres viven como los pobres de África, y los ricos viven como la aristocracia europea. Como no va ser esta nuestra realidad, si el colombiano promedio debe pagar alquiler, servicio públicos, alimentación, educación, pensión y salud con tan solo 660 mil pesos mensuales. Algunos incluso con menos. Mientras que un congresista recibe 35 veces esa cantidad.
¿Cómo pudo el Presidente burlarse de sus electores con este decreto? La conclusión es lógica. El congreso colombiano es como un niño malcriado que hace pataletas para lograr sus objetivos. Fue así como se negaron a legislar con la urgencia necesaria la Reforma a la Salud, hasta que recibieron el juguetico que les había quitado el Consejo de Estado: su prima millonaria.
En Colombia la independencia de los poderes está solo en el papel. El Presidente ha sabido comprar la “Unidad Nacional” por la que ha luchado desde su campaña electoral. En este momento de crisis de credibilidad en las instituciones gubernamentales; en la que los maestros piden salarios justos, los agricultores exigen condiciones de mercado equitativas, los estudiantes pedimos educación accesible y de calidad y los jóvenes queremos un cambio en la política tradicional; el Estado de nuevo nos da una bofetada y nos dice lo poco que le importa lo que los colombianos opinemos. Luego no se quejen cuando reelijan a Santos.
@AndresCaiman
