"Con nuestros niños no" es el clamor de miles de colombianos tras escuchar a Concepción Baracaldo, directora del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), quien denunció que extranjeros estarían pagando en diferentes hoteles de Cali, Medellín y Barranquilla por tener sexo con menores de edad. Entre más pequeño es el niño, más se paga. ¿Es en serio? ¿Cómo es posible que escuchemos atrocidades como estas? ¿Cómo venden servicios sexuales de niños? ¿Cómo es posible que en lo que va corrido del año se hayan denunciado 235 casos y hayan otros tantos sin denunciar? ¿Qué pasa con los que se quedan callados por temor a que no les crean o que los adultos tomen represalias?
¿A qué horas nos volvimos insensibles y aceptamos tanta basura y vulnerabilidad que involucra a los niños? Hay trabajo forzado (ellos deberían estar en la escuela aprendiendo), violencia intrafamiliar (son maltratados física y psicológicamente, lo cual deja huellas imborrables), secuestro y reclutamiento a manos de grupos armados (se les lava el cerebro y se les enseña todo tipo de accionar violento, tal como lo contó sin tapujos el exguerrillero Martín Sombra), entre otros.
Es inconcebible que se nos vuelva paisaje todo lo que sucede con los infantes, pero ahora que se acerca la Navidad, que es una época para abrir los corazones y donde los niños son los protagonistas reales, vale la pena que estemos más pendientes de ellos. Es hora de que la comunicación y el amor sean la estrategia verdadera en el núcleo familiar. Así mismo, de que la confianza vaya en doble vía entre los menores y los adultos. De esa manera, podremos evitar todo tipo de violencia. Seamos conscientes de que son ellos quienes tendrán que tomar el mundo en sus manos. ¿Con qué valores, experiencias y recuerdos queremos que lo hagan?
El compromiso es de todos. Las familias deben dar el primer paso, luego los entes gubernamentales (que tienen a cargo vigilar los derechos humanos de los niños, niñas y adolescentes) y los medios de comunicación (que tienen la responsabilidad de unir esfuerzos y participar en campañas en pro del bienestar de los infantes para sensibilizar a una sociedad que asquerosamente se acostumbró a las malas noticias que los involucran, como las cifras de homicidios de menores, que este año ya alcanzan más de 426 muertes, según Medicina Legal). Por favor, abramos los ojos y digamos una y mil veces más “con nuestros niños no”. Ellos son el futuro del mundo. Merecen oportunidades de vida, de alegría, de vivir sin miedos y soñar en grande, de salir adelante y de cambiar la historia negra que ahora tristemente los rodea.