Nuestro territorio ha albergado grandes eventos deportivos, los Juegos olímpicos Nacionales de 1928, los Juegos Panamericanos de 1971, la Copa Mundial de Fútbol Sub 20 de 2011, The World Games en 2013 y ahora hemos sido elegidos por la Organización Deportiva Panamericana (Panam Sports), como la sede de los primeros Juegos Panamericanos Júnior en 2021.
Con la realización de este gran evento, la ciudad se estrenaría como Distrito Especial Deportivo, lo cual implica grandes retos tanto para el gobierno entrante, como para la ciudadanía caleña, especialmente para nuestros deportistas.
En términos de la nueva categoría de la ciudad, quienes impulsaron la ley 1933 de 2018, tenían claro las potencialidades económicas que traería consigo el adjetivo de distrito deportivo, debido a que con la realización de estos eventos, se generan también mayores ingresos desde el sector servicios. Incluso, cabe resaltar que según el diario El Tiempo (2018), la estrategia central de la gobernadora Dilian Francisca Toro, fue el ofrecimiento de otras ciudades como Palmira y Calima Darién como potencia regional y sus potencialidades turísticas y hoteleras, además de la calidad humana de nuestra gente (1).
Y es real que la infraestructura deportiva que se construyó para la ciudad con motivo de los Juegos Mundiales hoy la confirma como “la capital deportiva de Colombia”, tal como lo plantea la exposición de motivos de la ley. Sin embargo, uno de los grandes retos es como no solo “adecuamos la casa” para que otros y otras deportistas internacionales lleguen a nuestra ciudad y conozcan sus múltiples ventajas, sino cómo aprovechamos dichas potencialidades para mejorar las condiciones de vida de quienes son deportistas actualmente en la ciudad.
En Colombia, para el sector deportivo los recursos son casi inexistentes. Tan solo en el año 2017, por ejemplo, el recorte presupuestal fue del 66%, pasando de 530 mil a 135 mil millones de pesos. En ese sentido, son reconocidos los esfuerzos que tienen que hacer las y los deportistas tanto para sobrevivir, como para poder competir en otras ciudades o países. En varios casos no participan en los eventos deportivos y si lo logran deben viajar en buses que pagan con venta de alimentos e implementos deportivos.
Si bien Cali ha avanzado en la implementación de programas y planes para el deporte, no podemos negar que dichos planes han sido fortín de politiqueros, quienes a partir de dicha forma de concebir el deporte, sostienen curules y votos en épocas electorales.
Conforme lo anterior, es necesario hacer un llamado crítico a nuestros gobernantes para que veamos el deporte como una forma de construir ciudadanía, como una pasión de miles de caleños y caleñas quienes desde el deporte enorgullecen a la ciudad, pero cuyas condiciones terminan siendo las más indignantes.
Celebro con alegría la realización de los Juegos Panamericanos Junior 2021, pero es importante que los beneficios de este tipo de eventos sirvan más para potenciar a deportistas locales y no para seguir engrosando los bolsillos de los grandes empresarios de la ciudad.
Por último, cabe resaltar que aunque Maurice Armitage ahora expresa su orgullo por la elección de que Cali sea la sede de este evento, por sus discusiones contra la gobernadora Dilian Francisca emitió una carta al Comité Olímpico Colombiano expresando que no presentarían propuesta para tal evento.
Como ciudadanos y ciudadanas, queremos hacer entender a los gobernantes que los derechos van más allá de sus debates, pero que incluso nuestros sueños van más allá de sus propios intereses económicos y politiqueros.