Vergonzosa, no hay otra palabra para catalogar la política migratoria del gobierno colombiano.
En poco menos de dos años, miles de venezolanos han invadido los parques, calles y carreteras de Colombia, obligando a los ciudadanos del país a tolerar sus excesos.
El último de ellos ocurrió este lunes en Bogotá, cuando un grupo de cientos de venezolanos destruyó el propio campamento donde la Alcaldía Mayor les ofrecía refugio.
Pero eso solo es una pequeña muestra de lo que los inmigrantes hacen aquí. Las cifras de delincuencia son escandalosas, con los venezolanos involucrados en todo tipo de crímenes, desde el hurto a la prostitución, incluyendo la militancia en grupos terroristas como el ELN.
Al parecer la solidaridad ofrecida por el gobierno no está siendo correspondida, y el dinero de los contribuyentes colombianos está siendo dilapidado de forma infame.
Y es que el asunto no es baladí. Se estima que el gobierno ha gastado la friolera de 800 millones de dólares para hacer frente a esta crisis. Para que el lector se dé una idea de esta cifra, hay que decir que equivale a la totalidad del presupuesto del posconflicto para 2018 o al dinero recaudado por la DIAN por concepto de renta este año. Además, esta cifra sería suficiente para a atender cinco veces las demandas iniciales del paro estudiantil...
Pero claro, el gobierno colombiano parece no responder por el bienestar de sus propios ciudadanos, sino que se mueve por un simple cálculo electoral. Al igual que Andrés Pastrana, que cada cierto tiempo sale a reclamar a Nicolás Maduro como ciudadano colombiano, Iván Duque sabe que subsidiar a estos migrantes le dará muchos votos en elecciones futuras.
En el último informe de Migración Colombia, la cifra de venezolanos ya había superado el millón de individuos. El mismo gobierno de Duque reconoce que de seguir así, los venezolanos serían 4 millones en 2021.
Si no se acaba con la política de puertas abiertas, muy pronto los colombianos serán ciudadanos de segunda en su propio país.