A lo largo de la noche Alejandra empezó a sentir que no podía respirar, se estaba ahogando, los síntomas eran tan severos que una de sus compañeras, casi que de milagro, se dio cuenta de su clamor de ayuda y decidió llamar a las 12:30 a.m. a la línea de emergencias 123.
La ambulancia por la que clamaba llegó cincuenta minutos después y, según denuncia una de sus compañeras, quienes debían atenderla duraron entre diez y quince minutos poniéndose todo el traje protector para ingresar al lugar.
Todos los que rodeaban a esta trabajadora sexual trans del barrio Santa Fe sentían angustia y le expresaron al personal de salud las complicaciones anteriores que ella sufría, pues hace un tiempo le confirmaron que era positiva para VIH.
Casi que de inmediato al expresar esta complicación dejaron de atenderla y el personal de salud simplemente dijo que era cuestión de esperar y no darle nada de comer ni de beber, según denuncia la Red Comunitaria Trans.
La Alcaldía de Bogotá, por su parte, expresó que desde el primer momento sabían de la situación de VIH por la llamada realizada y que esta complicación no fue ningún factor para no atenderla.
Alejandra murió a las 2:00 a.m. haciendo el mismo clamor que George Floyd: "no puedo respirar". A ella no le pusieron una rodilla en la garganta, pero el sistema de salud sí le dio la espalda.
Eran las 11:00 a.m. y nadie había ido a buscar su cuerpo ni tampoco a hacerle pruebas de COVID-19 a las personas que vivían con ella. Pasaban las horas y nada. Sus compañeras denuncian que su cuerpo fue recogido quince horas después.
Una de sus amigas, que la conocía desde hace diez años, dice que casi que le suplicó al personal de salud que se la llevara o que le pusiera oxígeno y al parecer ellos le expresaron que no podían hacerlo porque sus síntomas no eran de COVID-19.
La Alcaldía de Bogotá sacó un comunicado expresando que el personal de salud tenía la intención de trasladar a la paciente, pero que una de sus acompañantes firmó un documento expresando que no quería que eso ocurriera.
Sin embargo, horas después aceptó su error en esa comunicación y aceptó que no existía tal documento.
Ese es el ejemplo de la indolencia que nos acoge. Alejandra hacia parte de un grupo que en Colombia es cada vez más marginado, las trabajadoras sexuales trans, y al parecer su vida no era tan importante como para atenderla dignamente, así como denuncia la Red Comunitaria Trans.
No aprendemos de los ejemplos que nos da el mundo, toda vida importa. A esta hora la Red Comunitaria Trans mueve el hashtag #JusticiaParaAlejandra