Antes de que Julio Mario Santo Domingo falleciera a finales de 2011, su hijo mayor, Alejandro, tomó las riendas del emporio familiar que empezó con la venta y el control de la cerveza en la Costa Caribe en los años 30 del siglo pasado y luego en todo el país.
Alejandro Santo Domingo, rodeado de un grupo de asesores toma las decisiones de inversión en el grupo familiar en el que tiene peso su mamá Beatrice Davila de Santodomingo LINK y ha liderado la expansión empresarial de una fortuna que supera los 9 mil millones de dólares. Ha crecido significativamente la herencia que recibió también su hermano Andres, de la cual su mamá recibió la mitad cuando murió su esposo a sus 87 años en New York en el 2011.
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A diferencia de su hermano Andrés, que se dedicó a vivir de la música, alejado de los grandes negocios de su familia, Alejandro Santo Domingo se ocupa de los negocios a través del holding familiar Valorem. Es el vehículo financiero para las nuevas inversiones en Colombia como ocurrió con la adquisición de la cadena de tiendas de descuento D1 donde entró con un 20% y ya son socios mayoritarios, un negocio que están entre los de mayores ventas en el país.
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Las inversiones en el extranjero son por otra ruta y para hecho cuenta con otro holding, del cuales director senior, Quadrant Capital Advisors, con sede en Nueva York. Una de sus últimas inversiones, antes de la pandemia, no solo como negocio sino que le da un gran prestigio entre la elite europea, francesa e inglesa, país donde nació su esposa Lady Charlotte Wellesley. Se trata del exclusivo viñedo en Bordeaux, el corazón vinícola de Francia, donde se produce el vino Pétrus, un producto insignia de aquel país europeo.
A finales de 2017 los Santo Domingo adquirieron 20% de Château Pétrus, un viñedo en una de las tierras más costosas de Francia que en el momento estaba valorada en unos 1.200 millones de dólares, según los diarios económicos de Francia.
En 1960 la familia francesa Moueix adquirió el viñedo localizado en la región de Pomerol, reconocida como una de las zonas más fértiles y con una antigua tradicional de cultivo de la vid de gran calidad, con un consumo de élite. Es un pequeño viñedo en términos de la producción, pero de gran rentabilidad por hectárea. Sacan 30 mil botellas de vino al año y algunas de sus presentaciones, dependiendo de la cosecha pueden alcanzar los 4.000 euros, unos $ 16 millones de pesos colombianos.
Las características del suelo del viñedo Château Pétrus son especiales. El área comprende las 11.4 hectáreas y caracterizan el terreno por ser de arcilla azul, de alta concentración en hierro que no es típico en la región y que ha producido uvas únicas con la que logran vinos excepcionales en concentración y calidad, que ninguna de los gigantes viñedos que están a su alrededor han podido ni igualar ni superar.
Varios críticos y expertos han considerado algunas de sus botellas como los mejores vinos del mundo. Y por lo tanto de los más costosos. El pequeño viñedo y su empresa de vinos hoy está en manos de Christian Moueix y la producción en manos del legendario etnologo Jean-Claude Berrouet y su hijo Óliver, a quien le ya le pasó el secreto de cómo hacer un único y verdadero Pétrus, secretó del que ahora también es dueña la familia Santo Domingo con su 20% de participación por la que pagó alrededor de 240 millones de dólares para formar parte de los productores de los vinos más caros del mundo. Se tata de una inversión que además del factor plata les da un gran prestigio social entre los sofisticados conocedores de vino en el mundo.
