Cuando Alberto Araujo Merlano, el patriarca de la familia Araujo, murió a los 94 años, hace siete años, ya había dejado las bases de su emporio hotelero a sus siete hijos, quienes están involucrados en el negocio, principalmente Rodrigo y Juan Carlos. Fernando fue el único interesado en la política, igual que él, desde el Partido Conservador. Fernando Araujo, quien fue secuestrado por las Farc durante 6 años, llegó a ser ministro dos veces, de Desarrollo económico de Andrés Pastrana y de Relaciones exteriores de Álvaro Uribe.
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Fue precisamente en el Partido Conservador donde en 1949, Alberto Araujo, el patriarca de la familia, estrenó su cartón de abogado javeriano en 1949. Entró a aquella colectividad política como como secretario general. Aquel cargo lo tenía cuando ocurrió el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán, mientras estaba en la presidencia el también conservador Mariano Ospina Pérez.
Tras el bogotazo, le pidieron hacerse cargo de La Voz de Colombia, una emisora que terminó quemada y destruida en medio de la revuelta. En un par de años, La Voz de Colombia, en manos de Araujo, revivió y se convirtió en una de las más escuchadas. Este trabajo marcó el rumbo de su vida. Araujo, con apenas unos 25 años, se dio cuenta de que lo suyo no era defender ni culpables ni inocentes en estrados judiciales, sino hacer negocios.
Con esa idea en mente, se devolvió para su natal Cartagena, donde montó la empresa de bienes raíces Araujo & Segovia junto a su amigo y socio de toda la vida, Ricardo Segovia. Logró ser uno de los empresarios más importantes del país, carrera que empezó con su cadena de hoteles que marcaron un antes y un después de Cartagena.
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Después de su exitoso paso por la emisora en Bogotá, Araujo trabajó como gerente del Banco Popular de Cartagena, luego el legado conservador de su familia lo impulsó a presentarse como candidato a la Cámara de Representantes por Bolívar, resultando elegido en dos periodos. En el Congreso, logró notoriedad por su dura posición contra el gobierno del liberal Carlos Lleras Restrepo, durante los años 1966 a 1970.
Después de su paso por la política participativa, a la que no quiso volver, trabajó como gerente de las Empresas Públicas de Cartagena, donde promovió la recuperación vial de Cartagena y el pago de servicios públicos por cuenta de usuarios que no tenían cultura de pago.
Confianza en los grandes proyectos inmobiliarios y turísticos
Fue después de abandonar el cargo público que se enfocó en los negocios, que era lo que realmente quería hacer en su vida. Así que rechazó otras ofertas administrativas y a partir de la década de los 70 se enfocó en su inmobiliaria, que se convirtió en una de las más importantes de la región, y dio un gran salto cuando se le presentó la oportunidad de trabajar en un proyecto de apartamentos frente al mar en Bocagrande.
Araujo, como el visionario que era, les dijo a sus clientes que él entraría en el negocio si aquel edificio sería un gigante proyecto de apartahotel. Fue así como en 1972, Araujo y el arquitecto Rafael Cepeda se quedaron con el proyecto después de que los demás socios se apartaran del negocio y empezaron a construir el mega Hotel Capilla del Mar en Cartagena, el primer hotel cinco estrellas en Bocagrande. El primer huésped del mega hotel Capilla del Mar fue el rey Juan Carlos I, el 12 de octubre de 1976. Así lo planeó estratégicamente Alberto Araujo meses atrás en una comida en el Club de Pesca, donde aprovechó tener cerca a los embajadores de Colombia en España (Belisario Betancur) y de España en Colombia para convencerlos de extenderle una invitación al Rey.
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Que el Rey durmiera en Capilla del Mar fue la mejor publicidad para el nuevo hotel de Araujo, el cual a partir de ese momento se convirtió en uno de los más cotizados de la ciudad y elevó el estatus turístico tanto de Cartagena como de Bocagrande.
El nacimiento de un segundo gran proyecto, Hotel Las Américas
Luego del éxito de Capilla del Mar, Alberto Araujo se inclinó por el sector hotelero y buscó inversionistas para otro gran proyecto hotelero: Las Américas, un hito hotelero en Cartagena.
La mayoría de los socios le dijeron no a Las Américas, un proyecto ambicioso y costoso. Poco a poco, Araujo se quedó solo, pero con algunos socios y préstamos bancarios inició la construcción en una zona olvidada de Cartagena. En 1994, el Hotel Las Américas se hizo realidad, un cinco estrellas frente al mar con cabañas de estilo caribeño y todos los lujos posibles.
Tras el secuestro de su hijo Fernando Araujo Perdomo, Alberto puso el grupo hotelero en manos de su hijo Juan Carlos, aunque él nunca se retiró como cabeza del emporio.
Juan Carlos lideró la construcción del Centro de Convenciones Las Américas, inaugurado en 2004.
Luego, construyó Las Américas Torre del Mar, un edificio de 10 pisos y 33,000 metros cuadrados, inaugurado en 2011 con una inversión de más de 230 mil millones de pesos.
Un año después, comenzaron los problemas legales para el complejo hotelero. La Dirección General Marítima de Colombia-Dimar, es responsable de regular y controlar las actividades marítimas en aguas jurisdiccionales colombianas, los demandó por la ocupación indebida de predios, y el fallo en 2019 ordenó pagar una multa de más de 500 millones de pesos.
La internacionalización del complejo hotelero llegó en 2016 con la inauguración del Hotel Las Américas Golden Tower en Panamá, un lujoso hotel de 30 pisos diseñado por el arquitecto Carlos Ott.
El Hotel Las Américas Golden Tower Panamá es un establecimiento de lujo de 5 estrellas, reconocido por su diseño arquitectónico moderno y sostenible. Se encuentra estratégicamente ubicado en el centro financiero y comercial de la Ciudad de Panamá. El hotel cuenta con 285 habitaciones distribuidas en 21 pisos, ofreciendo una variedad de opciones de alojamiento de lujo.
El edificio fue diseñado por el reconocido arquitecto uruguayo Carlos Ott, famoso por obras emblemáticas como la Ópera de la Bastilla en París. La construcción del Hotel Las Américas Golden Tower Panamá representó una inversión superior a los 80 millones de dólares. Este hotel se ha consolidado como un ícono de diseño y sostenibilidad en la Ciudad de Panamá, ofreciendo a sus huéspedes una experiencia de lujo en el corazón de la capital panameña.
La familia Araujo como operadores de hoteles de terceros
Abrió sus puertas el Hotel Lagoon, de cinco estrellas, en Llanogrande, Antioquia, propiedad de la constructora paisa Conaltura y le entregó la operación al Grupo Las Américas.Se destacan amplios balcones y la vista a un lago artificial de 19.000 metros cuadrados. Las habitaciones del primer piso, además, tienen terraza. Son 109 habitaciones.
En 2017, un año después de la inauguración del hotel en Panamá, Alberto Araujo falleció a los 94 años, consolidando el legado de una de las familias hoteleras y empresarias más influyentes de Cartagena y de Colombia, que operan hotelería de lujo con más de1015 habitaciones entre Colombia y Panamá.
Alberto Araujo dejó una huella imborrable en el panorama personal, turístico y empresarial de Colombia y Panamá. Su visión innovadora y su inquebrantable confianza en grandes proyectos transformaron no solo el sector hotelero, sino también el desarrollo económico y social de las regiones donde operó.
Más allá del sector hotelero, su espíritu emprendedor lo llevó a incursionar en diversas industrias. Con empresas como Araujo y Segovia en el sector inmobiliario y firmas financieras como Credinver, Credileasing e Inversiones y Negocios. También son socios del diario El Universal. Expandieron su influencia a ciudades como Bogotá, Montería, Santa Marta y Barranquilla. Además, su participación en la Zona Franca Central y otras empresas los tiene en la lista de las familias empresariales con más peso en el país, principalmente en Cartagena desde donde siguen siendo una de las familias más influyentes de la Costa Caribe.