La reciente aprobación en Colombia de la técnica del "fracturamiento hidráulico" o "fracking" para la extracción de gas metano evidencia dos visiones contradictorias ante el desarrollo del país.
Por un lado, la Contraloría en su claro informe de función de advertencia, de septiembre del año 2012, plantea argumentos contundentes para exhortar al Estado a no legalizar el "fracking" basado en el "principio precautorio" que ha ratificado la Corte Constitucional con la sentencia T- 360 de 2010 y que se define en el numeral 6 de la ley 99 de 1993. Los graves efectos adversos documentados en todo el mundo, con el aumento de la sismicidad de las regiones y, en especial, con la contaminación de las aguas subterráneas y de los ríos, justifican plenamente la aplicación del principio precautorio. Sin embargo, el recién nombrado ministro Tomás González Estrada y el viceministro Orlando Cabrales Segovia lo han legalizado, incluso, según declaraciones de Cabrales a RCN, reconociendo que "esta actividad no está “exenta de riesgo” y habrá que “regularlo, atenderlo adecuadamente y establecer unas medidas de mitigación". Con esta declaración se acepta la realidad del riesgo del procedimiento y al legalizarlo se está violando "el principio precautorio" consagrado y que permite el cumplimiento de los artículos 79 y 80 de la Constitución Política de Colombia.
La primera visión piensa en el país del futuro, en las generaciones que no han nacido, en la mejor perspectiva social y ambiental a mediano y largo plazo para todos. La segunda visión es a corto plazo, miope y tecnocrática. Hace más de treinta años Alvin Toffler pronosticó que las guerras en el siglo XXI serían por la falta de agua potable. Todo indica que para allá vamos y el riesgo de contaminar nuestros recursos hídricos es inadmisible, pues una vez tengamos las fuentes repletas de químicos no existirán "las medidas de mitigación", pues son, en gran proporción, procesos irreversibles.
¿Qué pasa con nuestros burócratas? La riqueza del agua estará muy por encima de la minería o el gas en pocos años, porque el agua es indispensable para la supervivencia y el oro y el gas no. Un comentario final, que deja mal sabor de boca. Tanto el doctor González como el doctor Cabrales vienen de ser altos funcionarios de la British Petroleum Company, que ha promovido el "fracking" en el mundo. Este hecho coincide con los denominados casos de "la puerta giratoria", donde ejecutivos de las transnacionales privadas pasan a las entidades públicas reguladoras de las naciones y a veces parece que actuaran en favor de los intereses de sus antiguos jefes. Valdría la pena que el ministro y el viceministro aclararan ante el país hasta dónde llegan sus vínculos o fidelidades con la petrolera donde han trabajo un buen tiempo.