¿Por qué Gustavo Petro está comenzando a ganar terreno sobre Sergio Fajardo que parecía ser el ganador inminente hace unos meses? La respuesta no podría ser mas simple, Fajardo no logra que su discurso impacte verdaderamente a la gente y se le dificulta generar una conexión genuina con el electorado ello reflejado en que miles de sus votantes potenciales han decidido cambiar su opción de voto hacia el único candidato que no hace parte de los gobiernos de linaje que no tienen sumida a Colombia en una situación paupérrima desde el mismo comienzo de la historia republicana.
Y decido escribir este articulo basado en mi experiencia personal que, curiosamente, comparto con varios exvotantes de Fajardo. Desde antes que se hiciera oficial la Coalición Colombia varios tenían seguro que su opción de voto seria o para Claudia López o para Jorge Enrique Robledo; pero llegado el primer momento de la unión Fajardo cometió su primer error: decidió imponerse, so pena de salirse de la alianza, como candidato único sin siquiera convocar una consulta popular entre los seguidores de la misma. Muy a pesar de esto varios decidieron continuar con el apoyo a este candidato, no por una genuina empatía hacia él, sino como muestra del que profesaban hacia los otros dos candidatos.
Pero la falta de afinidad hacia Fajardo tarde o temprano iba a salir a flote entre quienes no lo apoyaban en un principio como candidato de la Coalición, e incluso se aceleró gracias a los sosos discursos y propuestas carentes de una postura clara y concreta frente a diversos problemas que aquejan a nuestra sociedad (matanza de lideres sociales, crisis de la basura en Bogotá, crisis del sistema de salud, falta de garantías para un acceso a la educación superior universal, entre muchas otras), desprovistos de la seguridad que tiene que dar un candidato para lograr conquistar un voto sin dinero, y usando únicamente como argumento de campaña su buena alcaldía en Medellín y la neutralidad que supuestamente profesa.
Pero al candidato se le olvida que ser de centro no tiene nada que ver con carecer de un criterio lo suficientemente fuerte que permita sentar posiciones claras y establecer propuestas puntuales frente a diversas situaciones que no marchan bien en el país, que le permita a sus votantes saber a que se atienen, que pueden esperar en caso de ser elegido como el próximo presidente de Colombia. Esa falta de seguridad se traduce en miles de votantes de Claudia y Robledo que deciden migrar su voto hacia otros candidatos con lo que si tienen certezas, en especial Petro.
Si bien considero que ciertas propuestas de Gustavo Petro son idílicas e inalcanzables para solo 4 años de periodo presidencial, sus posiciones en materia de reforma agraria, diversificación económica, universalización del derecho a la salud y a la educación y cuidado del medio ambiente son adecuadas y necesarias para el país. Además, la idea de dejar de lado el latifundio e incentivar una agroindustria fuerte y tecnificada y abandonar paulatinamente el extractivismo, tan dañino para nuestra inigualable riqueza natural para abogar por el uso de energías limpias, es destacable.
A pesar de que ciertas propuestas como la de no judicializar a los criminales menores de edad y regalar paneles solares a las personas en una especie de asistencialismo son inadecuadas, la mayor parte de sus propuestas son sensatas y conectan con las realidades de la mayoría de los colombianos. El conjunto de certeza, seguridad y posición fuerte que representa Gustavo Petro fue lo que me hizo pensar que mi voto está mejor con él, y que con Sergio Fajardo no se puede, no se sabe qué clase de líder será, ni a favor de quien trabajará en caso de ser elegido. Es mejor no arriesgarse a darle el voto a uno de, en palabras de Robledo, los mismos con las mismas.