Lo sucedido con el moderno submarino Titán viene a ayudar a crecer el mito del Titanic como “El transatlántico de la muerte”, el mismo que reposa en el fondo del Atlántico Norte, frente a las islas Terranova, Canadá.
La nueva odisea trágica comenzó a gestarse el domingo 18 de junio, cuando, en medio de expectativas y muy buenos presagios, se dio el conteo regresivo para que el Titán zarpara con destino a 3.800 metros de profundidad en un viaje de observación turística de los restos del mítico Titanic. Los pasajeros en redes sociales contaron sus emociones previas a inmersión.
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El viaje de observación fue ofrecido por “OceanGate”, empresa de amplio reconocimiento y experiencia en esta clase de ofertas turísticas de connotada sofisticación y alto costo. El cupo valía US250.000, más otros costos adicionales. Nada de ello era inconveniente para los amantes de esta clase de aventuras, pues eran millonarios.
La empresa mencionada, a través de su programa OceanGate Expeditions invitó a postularse con mucho tiempo de anticipación y lo hizo, a través de su página web, con el siguiente anuncio:
_ Sigue los pasos de Jacques Cousteau y conviértete en un explorador submarino, empezando por una inmersión en los restos del RMS Titanic. Esta es tu oportunidad de salir de la cotidianidad y descubrir algo verdaderamente extraordinario... Conviértete en uno de los pocos en ver el Titanic con tus propios ojos”.
Los viajes no tenían fecha exacta, pues en buena parte dependían del comportamiento del clima en la zona a realizarse. Es así que este rumbo a observar al Titanic era el primero del 2023, porque las condiciones climáticas habían sido adversas. En esta oportunidad se tuvo de vientos moderados, oleajes benignos y sin lluvias. Todo hacia suponer un viaje sin contratiempos.
El Titán fue construido con asesoría de expertos de la Nasa, la Boeing y la Universidad de Washington, teniendo en cuenta las altísimas presiones a soportar en sus inmersiones, las mismas que se habían venido cumpliendo en diversas misiones, incluyendo científicas, de investigación, grabación de escenas para películas y documentales, lo mismo que observación de restos de otras embarcaciones.
Titán fue empleado, con éxito, en viajes de observación de embarcaciones hundidas como el Lusitania y el Bismarck. Sus referencias y sofisticación generaban seguridad entre amantes de esta clase de aventuras y en la firma propietaria. Se tripulaba desde un barco nodriza.
Sus características fueron conociendo a medida que transcurrían las operaciones de búsqueda, luego que se diera a conocer la emergencia desde la embarcación acompañante de la expedición. Servicios de guardacostas de Estados Unidos y de Canadá participaron en la búsqueda, que terminó al dar con los restos del submarino que implosionó.
Cita con la historia
La empresa invitaba a salir de la rutina participando en una experiencia extraordinaria, reservada para unos pocos, pues, en el caso del submarino Titán apenas se contaba con cupo para 5 pasajeros.
La meta de todos era una cita con la historia, dado que el todopoderoso, lujoso y sofisticado Titanic se hundió en una noche de abril de 1912 y se encuentra a 3.800 metros de profundidad. La leyenda y las investigaciones dice que chocó contra un iceberg y, pese a todo lo prometido para resistir, terminó rindiéndose ante el Atlántico… Pocos de sus ocupantes sobrevivieron.
La tragedia del Titanic ha sido romantizada al ser llevada al cine y esto ha contribuido a que su leyenda no quede bajo las aguas y motive a conocer sus restos, los mismos que no han sido reflotados por encontrarse a tanta profundidad, aunque si se han sacado muchas piezas, incluyendo elementos convertidos en reliquias… Todo ha hecho que la leyenda crezca, por eso el viaje de observación ofrecido por Ocean Gate Expeditions.
El submarino gozaba de autonomía de 96 horas de oxígeno para caso de alguna emergencia y por eso toda la operación tuvo la dramática presión del tiempo.
El viaje, de acuerdo con lo que se ha conocido, tenía previsto desarrollarse en ocho horas, distribuidas así: dos horas para el descenso, tres horas para el ascenso y tres horas para la observación, la misma que podía reducirse en media hora o más de acuerdo con la turbulencia que se pudiera registrar en el fondo.
Los cinco turistas
Los ocupantes eran el multimillonario y piloto británico Hamish Harding, presidente de la compañía de jets privados Action Aviation; el empresario indio de origen pakistaní Shahzada Dawood y su hijo, Suleman Dawood; el prestigioso explorador francés Paul-Henry Nargeolet y Stockton Rush, de origen estadounidense y presidente de OceanGate Expeditions. Había tanta confianza en el Titán que solo se podía abrir desde afuera. Recordemos que el contacto se perdió cuando se tenía 1 hora y 45 minutos de descenso, operación que se calculada para 2 horas.
El Titán está fabricado con titanio y fibra de carbono y es considerado como una maravilla de la navegación sumergida, pesa 10 toneladas. Las investigaciones, seguramente, contarán por qué se produjo la implosión.