Sin un fundamento serio en la realidad y sin medir el verdadero impacto de sus palabras, el presidente Gustavo Petro, como se ha vuelto costumbre, dice verdades a medias para su propia conveniencia e intereses políticos.
Ahora fue contra el gremio caficultor, al amenazar a la Federación Nacional de Cafeteros con quitarle el contrato de administración del Fondo Nacional del Café (FoNC) si la institución no se reestructura.
Está bien querer reducir las brechas de ingresos entre altos directivos de la Federación y el pequeño caficultor, eso es comprensible y hasta loable, pero no está bien hacerlo a costa del desconocimiento de lo que en realidad significa el FoNC para los propios caficultores, incluidos los más pequeños que el mandatario dice defender.
El FoNC es una especie de ahorro colectivo cafetero que se reinvierte en los propios caficultores y beneficia precisamente a los más pequeños. Es un exitoso modelo de gestión que otros gremios y otros países ven con admiración.
Se nutre de la llamada contribución cafetera, que no es otra cosa que un impuesto por cada libra de café exportado, y financia bienes y servicios públicos cafeteros como la garantía de compra; investigación científica y desarrollo tecnológico; asistencia técnica; promoción del café colombiano a nivel mundial, e inversión en proyectos de desarrollo en las regiones productoras.
Es gracias a la garantía de compra que los pequeños productores reciben el mejor precio interno base posible, calculado de forma transparente, pagado de contado y en lugares cercanos a sus fincas, y no quedan a merced de intermediarios que siempre buscarían pagarles menos por su grano.
Es gracias a la investigación científica y el desarrollo tecnológico por parte del Centro Nacional de Investigaciones de Café (Cenicafé), brazo científico de la Federación, que Colombia cuenta con un parque cafetero altamente productivo y resistente a enfermedades como la roya, que tanto ha golpeado a países como los centroamericanos.
Es gracias al Servicio de Extensión que hasta el caficultor más pequeño recibe una asistencia técnica constante que le ayuda a ser más productivo y rentable, y que si no fuera por el FoNC quedaría desamparado y tendría que valerse por sí solo a la hora de querer cultivar y producir café. El Servicio de Extensión prácticamente lo lleva de la mano en ese arduo proceso.
Es gracias a la promoción del café colombiano a nivel mundial que Estados Unidos se ha convertido en el principal destino de las exportaciones del grano y la oficina de representación en Nueva York no pertenece a la Federación, es un activo del Fondo Nacional del Café y por tanto un activo fijo, un inmueble, de todos los caficultores.
Y es también gracias a las gestiones de la Federación que, por cada peso que el Fondo Nacional del Café invierte en proyectos de desarrollo para beneficio de los productores, en 2022 se consiguieron casi cuatro pesos adicionales de aliados nacionales e internacionales para multiplicar esas inversiones.
De modo que al amenazar con quitar a la Federación la administración del Fondo Nacional del Café, que hasta ahora ha sido gestionado de forma transparente (como muestran sus balances y debidas auditorías), en realidad está amenazando a todos los caficultores, incluidos los más pequeños que él dice defender.
