La protesta carcelaria del pasado 21 de marzo y la brutal respuesta del gobierno (23 muertos y 90 heridos) reflejan parte de las tensiones de hoy.
Antes de que la pandemia del coronavirus nos tocara, el contexto en nuestro país se caracterizaba, de una parte por la percepción de un mal gobierno con 71% de desfavorabilidad, que no atinaba a dar respuesta a la grave situación política, económica, social, laboral y ambiental. Y de otra de un profundo descontento social y ciudadano expresado en el extraordinario paro nacional iniciado el 21 de noviembre.
Hoy con el desenvolvimiento del simulacro de aislamiento decretado por muchos gobiernos locales, encabezado por la alcaldesa de Bogotá y que obligó al gobierno nacional de Duque a decretar la cuarentena hasta el 13 de abril, la incertidumbre que se ha generado sobre el futuro de la población va adquiriendo perfiles de angustia y desesperación.
Y esta situación se percibe así, cuando el gobierno frente a la crisis, hace anuncios de créditos con bajos intereses para las grandes empresas con $16 billones del Banco de la República, pero ningún auxilio o medida significativa para la mediana y pequeña empresa.
Pero más grave, cuando frente a las necesidades básicas de la población, de salud, de alimentos y subsistencia, el gobierno nacional no anuncia medidas concretas que disipen esa gran incertidumbre.
En el tema de salud no se ve cómo se vaya a enfrentar de manera eficaz su previsible colapso, cuando se venga el pico de la propagación de la infección, que por las malas decisiones del gobierno nacional (demora en el cierre de aeropuertos y en la cuarentena) puede ser muy grave. De similares proporciones a los devastadores y trágicos resultados que hoy tienen Italia y España y que ya se asoman en EE.UU.
Y en los temas de alimentos y subsistencia, el gobierno en vez de anunciar y realizar medidas concretas para atenderlas, recrudece la precariedad y las profundas dificultades en que se desenvuelve la vida material de la mayoría de los colombianos.
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Al ya escandaloso desempleo, la respuesta de empresarios es, enviarlos al confinamiento en sus casas con despidos, licencia no remuneradas…
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Al ya escandaloso desempleo de un 13 % agravado con el aumento de los inactivos, la respuesta de empresarios es, enviarlos al confinamiento en sus casas, con despidos, con licencias no remuneradas, con suspensión de los contratos de trabajo y los más "generosos" a "vacaciones", aduciendo que legalmente están autorizados.
Y por si fuera poco, al 64% de los informales, los confinan hoy, sin proveerles absolutamente de nada para su ya malograda subsistencia, pues si un día no salen a rebuscarse, al otro día no tienen que comer.
Se están pegando un tiro en el pie, el gobierno nacional y sus socios el gran empresariado.
Frente a los trabajadores formales el Ministerio de Trabajo, expide una resolución para centralizar en él los despidos, al que los empresarios no acuden, pues proceden de la otra manera ya señalada y frente a la cual no les dice nada. Por el contrario ve con buenos ojos las "vacaciones" unilaterales para que el trabajador se confine en su casa y considera como muy conveniente la concertación de reducciones salariales en los contratos de trabajo. A lo único que le atina es a recomendar, algo que ya los empresarios y trabajadores usan, el teletrabajo.
Los gobiernos locales insisten en algunas medidas en la dirección correcta pero absolutamente insuficientes, pues se necesita la decisión y la concurrencia robusta del gobierno nacional que es el único que lo puede hacer.
El gobierno nacional debe suspender las obligaciones de crédito y pagar los arrendamientos y los servicios públicos. Así mismo debe proveer recursos en especie o dinero para obtener los alimentos y productos esenciales de la subsistencia, para los 23 millones de colombianos que viven de su trabajo para ellos y sus familias. Este es el clamor de todos los trabajadores que han perdido sus ingresos en medio del confinamiento.
En este sentido han sido las decisiones en España y Francia. En esta última, incluso el gobierno ha aceptado retirar la reforma pensional. Y sino, ahí está la de EE.UU. de enviar un cheque de 2.400 dólares a cada hogar gringo.
Y el gobierno tiene los recursos y las facultades para ello. Un reconocido columnista y exministro, como Mauricio Vargas señaló que se puede hacer uso de las reservas internacionales del país que son robustas, 56.000 millones de dólares. Otros apuntan, a aplazar el pago de la deuda externa que hoy representa cerca de $60 billones del actual presupuesto. O a utilizar el crédito de contingencia del FMI por 11.400 millones de dólares. O a emitir moneda como lo recomienda el economista Mauricio Cabrera (columna en El País del 22 de marzo). O a eliminar las gabelas tributarias a los grandes empresarios de la última reforma por $10,4 billones. O combinaciones de estas. Y habrán más propuestas con seguridad, si hay voluntad.
Sin embargo el gobierno no parece entender esta delicada situación y en contrario le está quitando los recursos a los territorios mediante el decreto 444 del 21 de marzo, para respaldar al sector financiero y dejar a los gobiernos territoriales sin ninguna posibilidad de atender a su población más vulnerable.
Sigue equivocado el gobierno de Duque. Incuba así cada vez mayores tensiones en la precaria situación de la mayoría de la población, de sus trabajadores formales e informales y sus familias. "Si las medidas de confinamiento se prolongan varias semanas, muchos se van a rebelar y saldrán a buscar dinero y comida por cualquier medio, lícito o ilícito." como lo señala Mauricio Vargas en su columna de El Tiempo del 22 de marzo "A usar las reservas".
Posdata: Desde el confinamiento este 25M mostremos nuestra inconformidad con cacerolazos, con la bandera nacional con cintas negras por los líderes asesinados e inundando las redes sociales.
Twitter: @fabioariascut