Se lo escuché a Daniel Samper y creo que resume el sentir nacional:
Es que no puede ser que la alcaldesa de Bogotá reaccione primero y con más firmeza que el propio presidente. La cerrada de espectáculos que superen más de 1.000 personas es una medida que atenta contra empresarios como los que trajeron a Alejandro Sanz, a Raphael, a Maroon 5, a los propios de festivales como Stereopicnic, Jamming, pero favorece la intención de reducir los riesgos de contagio.
Mientras Claudia asume, Iván Duque le delega toda la responsabilidad a su ministro de salud, una manera de lavarse las manos, lo único positivo fue haber cancelado el BID en Barranquilla.
En la alocución, tal y como lo analizó en un gran artículo La Silla Vacía, Duque se dirigió directamente a los empresarios, prometió bajarles el IVA en estos tiempos en donde el turismo va a salir seriamente afectado, Claudia se preocupó por los bogotanos y la sentimos tan cercana a nosotros, especificó como podemos cuidarnos y se mostró como la gran mamá que es.
Con el Coronavirus Claudia volvió a darle lecciones de liderazgo a Duque. El colombianado de a pie, tan homofóbico, tan irracional, lo sabe y es por eso que a nadie le importaría votar por una lesbiana en las próximas elecciones presidenciales. Ya comprobamos que ser joven y heterosexual no es garantía de nada.