Pensemos en toda el agua que se desecha: cuando nos bañamos, cuando se descarga el baño con los desechos fisiológicos, cuando usamos la lavadora, cuando lavamos los platos... Y si a todas estas acciones le añadimos toda el agua que desecha una fábrica, un cultivo, una plaza de mercado, hasta un cementerio de la localidad, surge la pregunta: ¿a dónde van todos los desechos orgánicos?
Esa misma pregunta se la hicimos a don Emilio, un hombre pensionado de 65 años, que lleva más de la mitad de su vida viviendo en la ciudad de Bogotá, en la localidad de Bosa.
Don Emilio recuerda cómo el 7 de diciembre del 2011 su casa se inundó y el agua les llegó literalmente arriba de la cintura. Su conjunto Alamedas del Río, perteneciente a la localidad de Bosa, junto con otros, fueron los más afectados, ya que se encuentran a un par de metros del río Bogotá. “Nos metieron gato por liebre con estas viviendas de interés social, ya que el problema de canalización de aguas no fue previsto por la empresa de acueducto y alcantarillado", señaló.
De hecho, según medios de comunicación el desbordamiento del río Bogotá en ese momento tuvo la mayor magnitud de emergencia en los últimos 67 años, dejando en promedio a más de 16 mil personas afectadas.
Don Emilio nos responde la pregunta cuestionando realmente lo que hacemos con el río Bogotá, dice: "Tenemos un enemigo al lado”. Sin embargo, también es consciente de que no son buenos vecinos, y que la comunidad no ayuda a preservar el río.
La localidad de Bosa cuenta, según las últimas cifras de la Secretaría de Hábitat de Bogotá, con 753.496 habitantes y varios proyectos de interés social que han incrementado la contaminación por residuos orgánicos. La fórmula es fácil de sacar: más gente, más desechos, igual a más contaminación del río.
La protección del agua debe ser siempre la prioridad. Por eso, la sociedad debe educarse y entender que las fuentes hídricas son para su propio beneficio, y en consecuencia deben tomar acciones como: el reciclaje permanente de desechos, no arrojar aceite por los sifones de las casas, no botar basura en el río, y entender que si no se cuida el río terminará siendo ese enemigo de al lado que ninguno quiere tener.