Se sale con más pena que gloria de la Red Internacional de sitios de conciencia. Se solicitaba realizar las siguientes acciones, medidas normales para la entidad y su objeto social:
- Que reconozca el conflicto armado en Colombia, así como lo establece la Ley de Víctimas colombiana.
- Que busque garantizar el Derecho a la Verdad de todas las víctimas, sus familiares y organizaciones.
- Que reconozca la centralidad de las víctimas de todos los actores armados y garantice su plena participación en los procesos de consulta, toma de decisiones y ejecución de las medidas de reparación simbólica.
- Que apoye los ejercicios de memoria que se están desarrollando desde la sociedad civil y reconozca los lugares de memoria, archivos y museos generados por las comunidades, como esenciales para la educación de las generaciones jóvenes en los principios democráticos.
- Que procure construir una cultura de convivencia para la no repetición del pasado de violencia política en Colombia.
Esto hasta la fecha no se ve.
Imaginen ustedes haber nombrado en el mismo cargo, Director del Centro de Memoria Histórica, pero situado en la Alemania de 1950 a un reconocido negacionista del holocausto y sus barbaries. Esto no pasó ni pasaría en un país democrático. Pero haber nombrado a Rubén Darío Acevedo, eso sí solo pasa en Colombia.
Desde diversos medios de comunicación han visto una incoherencia que demuestra que soslayadamente, de manera mezquina y subrepticiamente se quiere acabar y destruir con la esperanza de vivir en un país en paz con respeto y justicia social.
Haber nombrado a Fabio Enrique Bernal como director del Museo de las Victimas, un experto en la guerra, según dicen. ¿No creen ustedes que es y sigue siendo un exabrupto?
Seguimos en un país donde prevalece cada día mas la impunidad, el tapar el dolor ajeno de las víctimas de todos y cada uno de los actores armados, la burla, la impotencia que genera la inconciencia de un país que ya lleva 56 años dándose plomo. Pues eso es lo que desde la comunidad colombiana en el exterior vemos; solo “plomo es lo que hay, plomo es lo que viene.”
¿A quien le sirve tener un país arrodillado a la violencia? ¿A quién le sirve mantener los grandes latifundios y menoscabar los derechos de los trabajadores, los empleados, los profesionales, los universitarios?
¿A quién le sigue sirviendo el tener un éxodo de colombianos sostenido desde hace 22 años y ser el segundo renglón económico más importante del país, y no tenerlos en cuenta para nada, como pasa con los colombianos en el exterior y como ejemplo el de los 14 connacionales en Wuhan, China?
Seguimos viendo desde afuera cómo Colombia se convierte en un territorio inclinado al narcotráfico, las diversas violencias y la corrupción rampante. No hay salida alguna para la defensa de los pequeños y medianos empresarios, la generación de empleo de calidad, tener un sector agrícola competitivo y que de seguridad alimentaria a su población y la concepción de la reconciliación nacional para poner el país en una ruta diferente de la guerra, único país en la región con conflicto armado.
No nos falta todo para acabar con este gobierno de turno. Creo que como lo dijo el senador Iván Marulanda en la misiva al Presidente Duque en días pasados refiriéndose a la mala salida del comandante del ejército, y cito textualmente la última parte:
“. considero al Señor Zapateiro indigno del cargo que usted le encomendó y mientras este a su lado, sentiré que sobre Usted recae el peso de esa misma indignidad”.
Igualmente sentimos lo que expresa el Senador Marulanda, aunado a las indignidades y el cinismo de Rubén Darío Acevedo y sus acciones en el Centro Nacional de Memoria Histórica, entre muchos otros.