El comunismo totalitario o marxismo es el principal enemigo de los pobres. Los acaba de envilecer, haciéndoles perder totalmente su dignidad para utilizarlos como herramientas y así satisfacer los apetitos de las camarillas comunistas enfermizas por el poder político, saqueando los recursos de las naciones sin ningún control. Por ello, montan dictaduras perpetuas en donde la corrupción se convierte en la razón de ser del régimen. Los ejemplos están a la vista con los países de la antigua Cortina de Hierro, Norcorea, Cuba, Vietnam, China y desde luego, Venezuela. Amén de otros ejemplos.
El pensador libertario Mijaíl Bakunin desde el siglo XlX vaticinó lo que sería un Estado en donde una cáfila marxista se toma el poder, y por eso dijo: “El Estado, reproduce a su vez y mantiene la miseria como una condición de su existencia”. Lo anterior demuestra que la pobreza y la miseria de las masas son el común denominador de los regímenes totalitarios marxistas.
En el caso de China se argumenta que esta renunció a la economía planificada y a la colectivización socialista para dar paso al libre mercado capitalista, que ha sacado de la pobreza a millones de chinos. Sin embargo, eso lo tuvo que realizar el partido comunista chino hace 40 años, porque después de haber cometido un genocidio que costó la vida a 60 millones de personas durante la colectivización y la revolución cultural, no tenía otra salida. El desmoronamiento de China era inminente y para eso contó con el dinero de las grandes transnacionales y la complacencia de EE.UU., pues lo que le interesaba a la dictadura comunista china era mantener el poder, así tuviera que implementar el sistema capitalista en lo económico.
Sin lugar a duda, el marxismo-leninismo no solo es el principal enemigo de los pobres, sino que a la vez ha sido la mayor factoría de miseria. Especialmente, cuando sus élites llegan a dirigir los destinos de una nación, utilizando como señuelo palabras con las que aglutinan a sectores lumpenizados de la sociedad muy dispares para alcanzar sus fines, prometiéndoles cosas de acuerdo a la cartilla del marxismo cultural, que busca la degradación de la persona humana para que sea más dúctil a las intenciones de la pandilla comunista.
La corrupción que es un elemento que contribuye de manera significativa al aumento de la pobreza no se puede tratar únicamente desde el punto de vista electoral como pretenden hacerlo los partidos de la denominada izquierda en Colombia, sino que la lucha en contra de ese flagelo debe de ser de manera integral por parte de la sociedad y el Estado. La corrupción es otra forma de lucha del marxismo-leninismo y los movimientos políticos de Colombia que hagan parte del foro de Sao Pablo y que se apresten a participar en la contienda electoral de 2018 deben explicar su presencia en ese conciliábulo internacional responsable político de la corrupción de Odebrecht que impulsó el expresidente brasileño Luís Ignacio Lula Da Silva, y que tantas amarguras le ha causado a 12 países de la región, entre ellos Colombia.
No hay que olvidar que de nuestro país son miembros del foro de Sao Pablo: el Partido Verde que tiene como candidata a Claudia López, Movimiento Progresistas de Gustavo Petro, también candidato presidencial, y el Polo Democrático del senador Jorge Enrique Robledo, otro aspirante presidencial. Cabe subrayar que en una campaña electoral moderadamente seria, el electorado tiene que conocer las andanzas internacionales de los partidos que aspiran a gobernar, máxime cuando la corrupción de Odebrecht ha conspirado en contra del bienestar de millones de colombianos, que ven cómo se disminuyen los programas sociales, todo ello con la tutoría del foro de Sao Pablo, creado en 1990 por Fidel Castro y Lula Da Silva. Cabe aclarar que en el país existen otros grupos políticos de menor significación que también hacen parte del foro de Sao Pablo.
En la plataforma ideológica del partido de las Farc recientemente conocida se habla de la superación del capitalismo. No obstante, no se sabe cuál de todos, ya que existe una variada aplicación de ese sistema, y como lo vimos anteriormente hasta el partido comunista chino tuvo que acudir a la economía de mercado; entonces el partido de las Farc que no renuncia a su marxismo-leninismo intenta maquillar su pasado criminal, ahora hablando de preservación y reproducción de las condiciones naturales de la vida y el medio ambiente.
Cuando primero deberían responder las Farc por los cientos de voladuras en los oleoductos, los arboricidios cometidos en muchas ocasiones para sembrar coca y la cantidad de ecocidios que han perpetrado durante el prolongado conflicto, porque la “nueva ética” de la que hablan en el documento ideológico es una analogía de lo que ellos conocen como “la moral revolucionaria” que es el todo vale para alcanzar el poder, aumentando el sufrimiento de las masas mediante más pobreza y represión.
Los candidatos de los partidos democráticos liberales deben tomar la iniciativa con miras a las elecciones de 2018 para darle el debate a los aspirantes de la llamada izquierda en algunos temas que para periodistas de los grandes medios son considerados como un anatema o tabú, no se sabe si es por desconocimiento, inconveniente o cretinismo, como sucede con el caso del foro de Sao Pablo, responsable ideológico y político de la corrupción de Odebrecht.
Colombia se encuentra en un dilema entre la democracia y la sutil y artificiosa tramoya que con un entramado edulcorado por discursos anticontinuismo busca llevar paso a paso a la nación a una dictadura similar a Venezuela; reafirmándose con ello una vez más que el comunismo totalitario es el principal enemigo de la emancipación de los pobres.