Después del hurto de mi vehículo por un inescrupuloso mecánico en Bogotá y su traumática recuperación; de los interminables trancones en horas pico; de los vulgares costos de estacionamiento, gasolina e impuestos anuales; de peajes que no se usan para tapar huecos en casi todas las vías (Claudia no usó la ‘máquina tapahuecos’ de Petro y los zares de los peajes como el señor Hambriento Alguno no nos han comprado otra); de onerosos repuestos; de los malucos viajes al barrio 7 de Agosto, para comprarle una correa de repartición a picadores o a sobrevivientes de ellos; de las millonarias idas al concesionario o a mecánicos que suelen abusar de la confianza, y que se suma al altísimo costo de los vehículos en Colombia; de seguros emitidos por empresas que parece que tuvieran como socios y accionistas a los mismos que definen las políticas de movilidad y seguridad, siempre pésimas; sin entrar en otros detalles del ámbito subjetivo, como la intranquilidad de dejar esa millonaria suma en acero, plástico y caucho “donde quepa”, porque estamos saturados de vehículos, pero también de ladrones; me pregunto: ¿Será que el carro es un bien necesario? ¿O es una falsa necesidad culturalmente impuesta?
CIFRAS
De acuerdo con la firma estadounidense Inrix, Bogotá es por récord la peor ciudad del mundo para conducir. En 2019 y 2020 se llevó el primer puesto como la peor ciudad para manejar, por encima de Londres, París y Bruselas, quedando en el último año por debajo de estas (¿acaso midieron a Bogotá esta vez un primero de enero?). Según la Secretaría Distrital de Movilidad, la velocidad promedio de un carro en las principales avenidas de Bogotá pasó de 28,4 a 24,5 kilómetros por hora (año 2020), un 15,7 % menos que en el 2019.
Bogotá tiene unos 2.400.000 vehículos, de los cuales el 50 % son automóviles (es decir, 1.200.000 vehículos); un 20 % de motocicletas (480.000); un 14% de camionetas (336.000); un 5 % de transporte de servicio público (unos 120.000 buses y busetas) y un 2 % de taxis amarillos (48.000). Tenemos así, en una ciudad de más de 9 millones de habitantes, un vehículo a motor por cada 3 habitantes. Una barbaridad.
Pese a estas cifras, la gente sigue comprando carro a lo loco. Prefieren no comer y sacar el trapo rojo porque hay que pagar la cuota. En los últimos 5 años la compra de vehículos ha aumentado un 24 % pese a esto y al covid. ¿Por qué?
LA TEORÍA DE LA ACCIÓN RAZONADA Y EL AUMENTO DE COMPRA DE VEHÍCULOS
Los investigadores Fishbein y Ajzen, inventores de la teoría de la acción razonada, dicen que lo más importante para que la gente tome una decisión, ya sea en materia de hábitos salud, en lo político electoral, en lo financiero, no es tener a la mano cifras y la mejor información para ello. Para F. y A. lo más importante es que el resto del mundo tome una decisión masivamente para tomarla nosotros. En otras palabras, ¿para dónde va Vicente? Para donde va la gente. La campaña del carro ha sido la mejor campaña en la historia porque no necesitó publicidad. El hecho de que todo el mundo compre carro en Bogotá, ha hecho que sigan las ventas en aumento hasta en un 24 %.
TODOS TENEMOS UN REGATONERO ADENTRO
En sociedades llenas de carencias como la nuestra, con pérdidas del control infantil en hogares altamente disfuncionales, y a falta de búsqueda interior, tenemos como forma resolutiva del conflicto interior la ostentación que denota fuerza como mecanismo efectivo para compensar la pérdida. Así, los regatoneros tienen el “bling-bling”, un estilo de vida ostentoso y algo lobo, en ropa costosa y bisutería; abogados del diablo montando en helicópteros que “llorosean la breva” y avión privado para cantar ópera; los curas, con su oro en los altares, patenas y crucifijos con incrustaciones de rubíes, esmeraldas, zafiros y diamantes (nada que envidiarle a los de J Balvin o Maluma); y el bogotano promedio, con carro de 40 a 600 millones de pesos, y pagando arriendo o en la calle.
En mi opinión subjetiva y personal, tener carro en Bogotá está sobrevalorado. Es un bien que responde a los vacíos propios de nuestras infancias disfuncionales y a la campaña sutil y silenciosa de “todos a comprar carro”, y no de manera efectiva a una necesidad práctica. Con lo que uno se ahorra en un solo carro de 60 millones, puede andar en UBER X (servicio de lujo), si gasta 50.000 pesos al día (5 días a la semana), por 5 años, sin pagar gasolina, peajes, mecánicos, impuestos, seguros, repuestos, estacionamientos y demás, que bien podrían doblar el costo del carro, es decir, la compra de un carro en concesionario que se deprecia, nos alcanzaría para 10 años de movilidad.
¿HAY QUIENES HAYAN PODIDO EVADIR ESA NECESIDAD CULTURALMENTE IMPUESTA? ¿QUIÉNES?
Bueno, Moisés Wasserman, miembro del consejo nacional de sabios, exrector de la Universidad Nacional, nunca quiso comprar carro. Tampoco lo hicieron los exministros Otto Morales Benítez, Guillermo Plazas Alcid; escritores de talla universal como Víctor Paz Otero, el pintor Rodrigo Valencia Quijano, el modesto cardenal Rubén Salazar Gómez, entre otros.
¿CÓMO MEJORAR LA MOVILIDAD EN BOGOTÁ?
—Expertos hablan de aumentar y mejorar el transporte público que sigue siendo inseguro; alentar el uso de la bicicleta (con adecuada infraestructura, iluminación y condiciones de seguridad); trenes eléctricos y tranvías (siendo estos mucho más económicos y ecológicos que el Transmilenio porque no necesitan neumáticos, ni hay que echarles gasolina o diésel). Pero esto no les conviene a los de la empresa mixta Transmilenio que nos ponen alcaldes.
—Otros sostienen que ampliar la malla vial, cuando no hay estudios ni suficiente dinero porque se lo abudi... Sí. Favio Arévalo Rosero hablaba de independizar los carriles. ¿La experiencia? Las juderías de España tienen solo un carril y todos los vehículos fluyen sin problema. Mientras que en Bruselas, Bélgica, hay seis carriles en varias partes de la ciudad y pese a ello se forman trancones.
—En Europa todas las vías principales pasan por fuera de las ciudades y pueblos para no perturbar su movilidad interna. Para entrar a la ciudad se toma un desvío. ¿Por qué no invertir en esto en Colombia y en hacer más rectas aunque sean costosas, que interminables carreteras con curvas que tienen decenas de peajes? En Europa hay 1 peaje por cada 2500 kilómetros. En Colombia 18 por cada 180 y las vías son pésimas. ¿No les conviene a Sarmiento Angulo y a los demás monstruos de las concesiones?
—Creo que también podría lograrse por ley que los camiones de envío solo trabajen durante la madrugada, al igual que las tractomulas y otros camiones que hacen lenta la movilidad. Debe haber mejor señalización y focalizar los puntos donde se forman embotellamientos para buscar soluciones viables. Un carril lento a la derecha, otro de movilidad rápida a la izquierda.
—Sobre el deterioro de las vías, en un simposio de ingenieros civiles organizado por la Universidad del Cauca (2003), se encontró que el concreto era mucho más efectivo que el asfalto para construir una malla vial duradera. Pero el contrato jugoso para la corrupción es tener que reparar la malla vial cada año.
Se dice que para 2025 existirán 3.083.046 vehículos motorizados en Bogotá. La gente tendrá carro, pero no tendrá por dónde andar. Mientras la solución esté en manos de los que tienen el negocio del problema, no hay soluciones a corto plazo. La movilidad de Bogotá es un problema de hábitos de consumo, pero también político y estructural.
¡Bienvenidos a Bogotá, la ciudad donde hay carros pero no hay movilidad! Donde la solución de la movilidad está en manos del problema.