El título lo dice todo, y es que la expresión “le dio sopa y seco” es bastante descriptiva. Pero nada más alejado de la realidad que ese título tan amarillista, pues Nairo llegó cuarto a tan solo 28 segundos de Rigoberto en la Milano-Torino. La temporada está llegando a su final con las típicas clásicas italianas y las fuerzas empiezan a mermar, pues los grandes gallos (entiéndase los capos de los equipos) vienen en descenso de su pico de forma, que usualmente suele prepararse para carreras como el Tour, el Giro y los mundiales, entre otras. Así que comparar el rendimiento de dos corredores en este punto sería algo ingenuo (o más bien, el error de alguien que hasta ahora empieza a adentrarse en el mundo de las bielas).
Pero luego de leer la nota completa, es imposible pasar por alto senda sarta de imprecisiones y comentarios apresurados o erróneos, cuando menos. Es innegable que esta ha sido la peor temporada de Nairo desde que milita en el equipo de Unzué y en eso coincido con la autora, así como también respecto a que Nairo nos tenía mal acostumbrados a los colombianos con sus victorias en el Giro, Vuelta y carreras de una semana del UWT. Pero Nairo no es de otro planeta (y no me refiero al hecho mismo sino a como lo debemos entender), es tan humano como cualquiera de nosotros y como cualquier otro atleta de alto rendimiento, y en ese sentido, su rendimiento está sujeto a muchas variables; su cuerpo acarrea con el desgaste de haber corrido 4 grandes vueltas seguidas con aspiraciones de disputarlas (Tour 2016, Vuelta 2016, Giro 2017, Tour 2017). En lo personal, creo que la baja en su rendimiento puede estar relacionada con el hecho de disputar tantas carreras antes de llegar a los grandes objetivos de la temporada (algo que contrasta con Chris Froome, pues el británico se prepara durante toda la temporada única y exclusivamente para ganar el Tour, tomando ritmo de competencia en carreras como la volta a Catalunya o el Critérium du Dauphiné).
Un error (que espero haya sido una mera equivocación, pues ignorar algo tan importante y atreverse a escribir una nota sobre ciclismo sería un tanto torpe) que señala la nota de la señora o señorita Catalina Rosales es afirmar que Nairo gano el Il Lombardia ¡ERROR! ¡ERROR! Fue Esteban Chaves, y fue un hito de gran importancia para Colombia pues representa la primera victoria para el ciclismo nacional en uno de los cinco monumentos (los cinco monumentos son las clásicas más importantes de la temporada por su historia y su tradición cuasi-centenaria, los otros cuatro son: la Milan-San Remo o “la Classicissima”, el Tour de Flandes o “The Ronde”, la Paris-Roubaix o el “Infierno del norte” y la “Lieja-Bastogne-Lieja” o “La Decana”; a Il Lombardia se le conoce como la clásica de las hojas muertas pues se realiza en octubre cuando empieza el otoño. Mi favorita: The Ronde).
Siguiendo con la lista, es tremendamente impreciso, o mejor, equivocado, insinuar que Mikel Landa llegó al Movistar con la pretensión de reemplazar a Nairo, y esto simplemente porque Nairo ha demostrado, una y otra vez, su calidad y sus capacidades: Nairo es el capo indiscutible del Movistar para los objetivos importantes de la temporada en cuanto a carreras de una semana y grandes vueltas se refiere. La llegada de Landa a las filas del equipo telefónico coincide con su paso un poco tortuoso por el Sky, pues fue evidente el choque entre la forma de correr del vasco y la rígida estructura del equipo del Reino Unido (el regaño de parte de uno de los directores deportivos del Sky, Nikolas Portal, luego de que Landa no esperase a Froome en la etapa 12 del Tour de este año). De hecho, en la última entrevista que rindió a Eurosport el ciclista alavés, dijo no ser compatible con el equipo de Brailsford. Hay que tener en cuenta que el calendario es muy largo y seguramente se sabrán repartir las carreras entre Nairo, el Bala y Landa, algo que le convendría a Nairo para poder planificar mejor el Tour. El español, que más que una promesa es una realidad, representa la punta de lanza del relevo generacional del ciclismo español (que vio el año pasado la retirada de Purito y este la de Contador) acompañado de grandes corredores como Marc Soler, Rubén Fernández, Juanjo Lobato y Enric Maas entre otros. Razón por la cual Eusebio Unzué estaba desde hace varios años interesado en él; así que cuando la autora escribe “decepcionó como era de esperarse” uno no puede sino sonreír frente a la pantalla del PC.
Es increíble, pero a pesar de ser una nota tan escueta, el texto de Rosales, sigue afirmando cosas un tanto salidas de todo contexto. Rigoberto Urán JAMÁS, pero JAMÁS pensó en retirarse luego de esas dos “malas” temporadas. La autora tendría que citar una fuente para poder creer semejante disparate. Además, Rigoberto no va a volver al Giro a “sacarse la espina”, pues quedo demostrado que es un corredor que puede disputar el Tour; y otro pequeño detalle, él mismo ya dijo que va por el Tour el otro año, pues cuenta con la confianza de Jonathan Vaughters (el director deportivo del equipo) ahora que logró conseguir el patrocinador que necesitaba para poder mantener la escuadra estadounidense en el World Tour (Education First es ahora el nuevo patrocinador del Cannondale, otrora Team Garmin y Splitstream Sports).
No sé qué pudo motivar a la señora o señorita Rosales a escribir una nota de sobre ciclismo emitiendo tales juicios sin tener primero claridad sobre lo que afirmaba, y no es que yo tenga la razón, pero tengo fundamentos para cuestionarla. Creo que, para escribir sobre ciclismo, primero uno tiene que amarlo, respetarlo, sufrirlo en carne propia, saber de primera mano qué es una pájara, qué es pincharse sin tener neumático de repuesto, qué es caerse, qué es tener que poner pie en tierra porque los músculos no dan para avanzar, qué es tener el trasero sobre el sillín por más de 4 horas (así no se avance mucho). Para mí, los ciclistas profesionales son como superhéroes (así como todos los que tratan de ganarse la vida con eso tan maravilloso que es el deporte) y creo que su esfuerzo y sacrificio merecen respeto, al menos, el suficiente para tomarse el tiempo necesario para investigar antes de atreverse a publicar una nota sobre sobre su trabajo; además, me lo tomo casi personal: es que en Colombia el ciclismo se respira de manera larvada, casi subversiva. Yo no me creo el taita sobre el tema, pero realmente amo el ciclismo y en tiempos turbulentos como estos (como si todos no fueran una constante turbulencia) en donde se trata de instrumentalizar al deporte con fines perversos, debemos enaltecerlo más que nunca.