Ahora que se aproxima el mes de la madre, desde Caminantes y Caminos queremos recopilar los tips que algunos de los expertos consultados nos dan para los viajes aéreos de las futuras mamás, sobre todo las que están en un estado de gestación más avanzado en el tercer trimestre. Los viajes en avión no entrañan riesgo siempre y cuando el embarazo sea normal. En todo caso las tripulaciones están capacitadas para tratar emergencias obstétricas. Es bueno no abusar de los desplazamientos en avión y consultar siempre al médico si el desplazamiento va a ser muy largo. Si tiene programado un vuelo internacional debe consultar a la aerolínea, pues ellas son las que establecen las políticas al respecto, aunque lo normal es que limiten el acceso entre las semanas 32 y 35. El primer trimestre, si existe algún riesgo de pérdida, es aconsejable evitarlo. El momento ideal es el segundo trimestre y en todo caso si hay factores de riesgo como preclampsia, embarazo múltiple o antecedentes de pérdidas lo mejor es no tomar un vuelo.
Las mujeres embarazadas deben viajar siempre con un acompañante que le colabore con el equipaje, con cualquier necesidad que se presente y con la carga de todo. Si por cualquier circunstancia no llevamos acompañante, es bueno llevar sencillo para propinas a los ayudantes de los aeropuertos. Para ubicar el equipaje de mano en el compartimento superior debe solicitar ayuda a un asistente de vuelo, lo mismo que a la hora de recoger el equipaje. Dentro de la cabina, es bueno levantarse de vez en cuando, más o menos con una frecuencia de entre 30 y 40 minutos, caminar un poco por los pasillos y estirar las piernas para activar la circulación. Elijamos siempre asiento de pasillo, para poder levantarnos con comodidad todas las veces que nuestro estado lo va a requerir. Debemos usar el cinturón, ajustarlo para que nos quede cómodo pero al tiempo nos proteja, si ya de por sí para los pasajeros normales una turbulencia o un movimiento brusco puede ser peligroso, para una mujer embarazada mucho más.
Hay que tener prevista la necesidad de un pequeño refrigerio pues no todas las aerolíneas, en función del viaje y las condiciones, nos van a servir una bebida o un tentempié. No estaría de más, cuando se está embarazada, cargar con algo en nuestro equipaje de mano que nos pueda solucionar este problema. Evite en todo caso las bebidas o alimentos que le puedan producir gas, ya que cuando la presión que experimenta el avión desciende, los gases dentro del abdomen se expanden y pueden llegar a hacernos sentir incómodos. Por el contrario es bueno tomar agua, el aire del avión es poco húmedo, el agua nos ayudará a evitar deshidrataciones.
Y por último un recordatorio para el caso excepcional de que un bebé nazca en un lugar de destino. No es en absoluto recomendable que un recién nacido viaje en avión durante su primera semana de vida. Sus pulmones aún no tienen la capacidad de mantener los niveles de oxígeno necesarios ante la baja presión de la cabina y la altitud. Por tanto, si el destino le sorprende con una circunstancia como esta, tendrá que consultar con los médicos para elegir el momento adecuado del retorno.