Con el inicio del gobierno de Iván Duque se está queriendo imponer como política de Estado el sesgo histórico que forma parte de la ideología del Centro Democrático, en cabeza de su líder absoluto Álvaro Uribe Vélez. Es de esta forma como los correligionarios del señor del Ubérrimo quieren que la historia sea narrada a imagen y semejanza del discurso que han venido manejando en los últimos años.
Este discurso implica el desconocimiento del conflicto armado en el país, diciendo que se ha tratado de una amenaza terrorista, básicamente de mero bandidaje en medio de una sociedad muy justa y equitativa en la que nunca ha habido motivo ni justificación alguna para un levantamiento popular, donde el paramilitarismo fue la justa respuesta a dicha amenaza y el Estado nunca ha tenido participación en el exterminio de movimientos, contradictores políticos, o civiles. Y que si algún miembro del establecimiento ha incurrido en tales conductas, se ha tratado de unas cuantas manzanas podridas, simples casos aislados se podría decir.
Esta visión simplista y totalmente mentirosa de lo que ha sido el conflicto que por 61 años ha desangrado al país es lo que quieren imponer desde el gobierno al nombrar gente como Darío Acevedo, ampliamente reconocido por manejar un discurso de este tipo, en la dirección del Centro Nacional de Memoria Histórica. Esto también lo quieren imponer al prohibir que en colegios y universidades los maestros les den a conocer a sus alumnos las complejidades de la violencia en Colombia así como sus causas políticas y sociales, creando así una generación totalmente funcional a los intereses de los que bañaron de sangre al país defendiendo los intereses de la clase terrateniente y todos aquellos que han explotado y expoliado nuestra tierra, normalizando la regla gringa del don't ask don't tell (no preguntes, no digas).
Es entonces cuando los que hemos estudiado las causas estructurales de la violencia política y la desigualdad social en Colombia debemos declararnos en desobediencia civil y dar a conocer a las nuevas generaciones (y a las viejas que parecen haber olvidado) los porqués del conflicto social y político que nos desgarra y no nos deja alcanzar el potencial que tenemos como sociedad, además del papel que ha tenido cada actor: guerrillas, Estado, medios de comunicación, narcotráfico, clase política, otros países, terratenientes y todos aquellos que han contribuido con su granito de arena para tener el injusto país de castas que hoy tenemos.
Así pues ante el panorama actual no nos queda de otra más que resistir a la verdad oficial que se quiere imponer contra todo criterio de racionalidad, ya que si no son los maestros, los académicos y las propias víctimas las que hablan de esas verdades incomodas, la historia terminará siendo narrada por los Néstor Morales, las María Fernanda Cabal y las Claudia Gurisatti, creando ese país sin criterio que finalmente hará que se perpetúen en el poder los mayores verdugos de su propio pueblo.
