Desde que se estableció la agenda verde a raíz del Acuerdo de París para la descarbonización del mundo, se abrió una ventana de oportunidad para la investigación y desarrollo de fuentes de energía renovable que sustituyan a las fuentes convencionales con altas emisiones de carbono como petróleo, gas y carbón.
Según la Organización de las Naciones Unidas, existen algunas formas de energía renovable con mayor avance como la energía solar, eólica y geotérmica -calor del interior de la Tierra- y otras con mayor rezago como la energía oceánica que aprovecha la temperatura del agua de mar, las olas o corrientes del agua; y la bioenergía en forma de calor o electricidad producida a partir de biomasa como la madera o el estiércol.
Una estrategia paulatina y sostenible que ha venido implementando la Academia para la promoción e inserción de las energías limpias en la canasta energética es, el uso de energías limpias para la producción de energías no limpias, específicamente la exploración y producción (E&P) de petróleo y gas. Con poco análisis, podría concluirse que es una mala idea porque se "perpetuaría" el uso de combustibles fósiles, retrasando así la adopción en masa de energías limpias requeridas para la lucha contra el Cambio Climático; sin embargo, cuando se tienen en cuenta factores como el índice de pobreza, la falta de infraestructura y los bajos incentivos tributarios -en la mayoría del mundo- para el despliegue de tecnologías de producción y redes de interconexión y suministro de energía eléctrica o térmica procedente de las energías renovables, es ahí cuando toma importancia.
“Si no puedes con tu enemigo, únete a él”.
- Sun Tzu, El Arte de la Guerra
Teniendo en cuenta la meta de La Casa Blanca de los Estados Unidos de alcanzar una economía 100% libre de emisión de carbón en 2050, países en vía de desarrollo como Colombia y otros aún más pobres podrían emplear todo el siglo XXI para alcanzar resultados similares. En tal escenario, de acuerdo a múltiples investigaciones científicas en América Latina, es importante introducir paulatinamente el uso de paneles solares como fuente de suministro para sistemas de levantamiento artificial de bombeo electrosumergible (BES) como el Parque Solar Castilla de Ecopetrol S.A, de cavidades progresivas (PCP) e hidráulicas -"machines"-, todos de alto consumo eléctrico y que son un gran porcentaje de los pozos de petróleo en Colombia. Otra aplicación recientemente investigada por la Universidad Federal de Pará en Brasil que arrojó prometedores resultados en la cuenca de Foz do Amazonas, es la implementación de la energía mareomotriz en plataformas petrolíferas marítimas (offshore) por medio del uso de turbinas verticales para la conversión de la energía de las fuertes corrientes marinas en suministro de fluido eléctrico. Esta aplicación también tendría un gran impacto en los proyectos costa afuera en el Caribe colombiano, tanto en los incipientes como Gorgon como en los maduros como Chuchupa-Ballenas-.
Por tanto, el gobierno de Colombia debería fomentar la investigación académica y proyectos de extensión universitaria Universidad-Industria donde ambas se combinen energías renovables y no renovables para confirmar la viabilidad técnico-económica de una futura matriz energética mixta y diversificada que permita acelerar la Transición Energética. Así mismo, la legislación contractual y tributaria colombiana debería otorgar incentivos reales a las compañías que producen nuestra energía como Ecopetrol, Cerrejón, entre otras, para financiar, experimentar y validar nuevas aplicaciones tecnológicas móviles basadas en hidrógeno y electricidad.
Así, pues, podremos tener una Transición Energética justa, rápida y rentable para la mayoría.