Esta nota no va de políticos, del invierno y la alcaldía ni de qué hacer con determinado director técnico de un equipo de fútbol. Voy a hablarle del gaslighting.
¿Alguna vez ha usted secuestrado a alguien y le ha encerrado en un cuarto de su sótano con puerta de plomo? ok, es probable que no. Yo tampoco. Pero le explicaré cómo piensa un psicópata. Le voy a explicar cómo usted ha pasado su vida encerrado en un sótano con puerta de plomo.
La palabra gaslighting proviene del nombre de una película de 1944 en la que se muestra cómo una persona se adueña de la percepción de la realidad de otra.
Hay luces de gas involucradas, pero no me explayaré en ello. El punto es que, existen personas que tienen la necesidad obsesiva de controlarlo todo, incluyendo a otras personas.
Estos son los psicópatas, individuos que usan mucho más la parte más primitiva del cerebro que el resto, y carecen por completo de sentidos como la empatía y a raíz de ello, de toda emoción que dependa de la existencia de otros individuos, como la culpa o responsabilidad de los propios actos, la compasión o el altruismo.
Debido a que no es consciente de la existencia de otros, el psicópata es también un mentiroso compulsivo, ya que sin los ‘otros’ no tiene necesidad de la perspectiva de terceros y vive en una fantasía autocomplaciente y enteramente conveniente.
Entonces arrastra a los demás a unirse a esa fantasía. Un psicópata desea controlar a una persona como a cualquiera de sus bienes, como su coche o su teléfono.
Para lograrlo, el psicópata debe despojar a su víctima de su percepción de la realidad y hacer que esta viva según la versión de la realidad creada por él.
Eso es el gaslighting. A través de intimidación y acoso psicológico, el psicópata acostumbra a su víctima a que responda a sus estímulos y viva según él.
La sanción más común impuesta por el psicópata a su víctima en caso que desobedezca, es el estigma social, la ridiculización y el hacerla parecer loca ante los demás.
El caso más extremo de gaslighting es aquel en que el perpetrador, para despojar a su víctima de su percepción de la realidad, la priva de la libertad y la encierra en su sótano con puerta de plomo.
Él le dice qué sucede afuera, si llueve o hace sol. Él la alimenta o le niega la comida y el agua. Él le da permiso de ir al baño o no. Él le da permiso de asearse o no. Él le dice qué es bueno y qué es malo. Convierte a su víctima en una extensión de él, absolutamente dependiente. La víctima, no tiene acceso alguno a la realidad, sino a través de la percepción de su carcelero.
Dicho sea de paso, que el comportamiento psicópata fue ‘decodificado’ y establecido como manual para tratamiento de prisioneros de guerra, en un estudio que llamaron ‘cuadro de coerción’.
Ahora ¿alguien se ha preguntado si lo que cree saber de la vida y del mundo es lo que es de verdad? ¿Cómo sabe si ha nacido en libertad y no en cautiverio y que su creencia de estar en libertad solo es parte del gaslighting administrado por un superpsicópata? ¿Ya está usted enfadado o tentado a burlarse? ¿No será acaso esa reacción parte de la programación hecha en su mente para defender su estado de cautiverio?
Cuestione: el sistema educativo nunca le enseñó a pensar, ni a dudar, sino a apegarse a modelos establecidos; dicho de modo escandaloso: le enseñó a obedecer. No le enseñaron a pensar, sino que le dijeron qué pensar, y eso incluye el creer que piensa usted por sí mismo.
Vea, por ejemplo, las redes sociales. Es común creer que estas son herramientas para la comunicación eficiente de la era digital. Pero son filtros de expresión y policías del pensamiento.
Solo hay una forma supuestamente correcta de pensar según sus algoritmos, y solo aquella corriente estándar es admitida. Cualquier pensamiento independiente de dicha corriente es ‘ghostbaneado’ o si no, marcado como ‘falso’.
Eso es gaslighting. Hay algo o alguien diciéndole a usted qué es verdadero y qué no lo es. Las redes sociales parten del supuesto que es usted subdesarrollado mental o sensorialmente, y que debe ver, oír y pensar por usted. Supone que no debe usted usar su propia percepción, sino la suya. ¿Es o no gaslighting?
Ahora piense en el hecho que una entidad con inteligencia artificial también le diga qué es verdad y qué es mentira.
Le oímos a diario en la radio —la llaman casualmente ‘Vera’— y nunca he oído a nadie cuestionarle. ¡Cuán ridículo es que un robot te diga qué es verdadero y qué no! Repito la pregunta: ¿Es o no gaslighting?
¿Y la televisión qué? Lleva poco más de dos años sumida en un deprimente desespero por mantener la credibilidad.
Abundan las campañas prácticamente diseñadas por hipnotistas que buscan hacer ver a la radio y la T.V. como los únicos detentores de la verdad.
Pero cuando algo es verdad no necesita publicidad. Eso nunca se lo dijeron en el colegio ¿cierto? La verdad es algo que cae por su propio peso y hasta un ciego puede verla.
Pero siempre son otros los que insisten en decirle qué es verdad y qué no lo es. Le hacen suponer que debe usted creer lo que dice un experto porque… es un experto.
Y ¿cómo sabe usted que el sujeto es de verdad un experto? Porque ¿el que lo está entrevistando así lo dice? ¿O porque lo dice la viñeta en la parte baja de la pantalla? Y ¿cómo sabe usted que un experto o un periodista no puede ser comprado?¿Acaso la condición de experto acarrea por añadidura una ética decente?
Y ¿cómo sabe que un ‘experto’ o un periodista no puede ser engañado? En el colegio tampoco le enseñaron a cuestionar eso ¿cierto? ¿No es un hecho lógico que una población que crea ciegamente lo que dicen los así llamados ‘expertos’, está a merced de que hagan con ella lo que estos ‘expertos’ o sus administradores quieran?
Google filtra los resultados de toda búsqueda y es el motor más usado para hacer búsquedas.
Y otros motores usan Google para buscar y muestran sus mismos resultados. Los resultados que escoge usted y lee sobre cualquier consulta, son pre-seleccionados para formar en su mente la realidad que quieren que usted perciba. ¿Es o no gaslighting?
Y a todo rebelde que use su propia percepción y no la del psicópata, se le dará trato de loco, criminal, desquiciado o trastornado. ¿Vivimos o no en el sótano con puerta de plomo de un super-psicópata?
Por último: Usted tiene todo lo necesario para ver la verdad sin que nadie ni nada le muestre una visión y le diga que eso supuestamente es verdad.
El problema es que se trata de una habilidad atrofiada por el sistema educativo y toda una vida de ver televisión, oír radio, y para los milenials; de usar redes sociales. Sucede a causa de un modo de razonar del que no se es consciente, como un virus de computadora.
Pero en los últimos dos años ha habido, de modo masivo, una des-infección de tal programación mental al rededor del mundo.
Obvio, usted no ha oído de eso en radio ni T.V., porque es parte de la realidad que no quieren que conozca.
Es otra cosa típica de los psicópatas que, si algún hecho no le conviene a la fantasía en la que vive y a la que quiere arrastrar a sus víctimas, lo ignora y dice “aquí no ha pasado nada”.
Pero dicha desprogramación es un fenómeno que se ha convertido en un verdadero dolor de cabeza para quien quiere mantenernos cautivos como su propiedad.
Elija entonces si calificar esta información como ridícula y seguir con su vida, o retomar el control de su percepción y quitársela a la televisión, quitársela al psicópata.