Gonzalo Rodríguez Gacha tuvo alrededor de 120 propiedades que se las dio el llenar de coca a Estados Unidos. En los 80 amasó una gran riqueza hecha a punta de traficar coca que le dio para comprar propiedades, caballos, tierra. En ciudades y en el capo e incluso en la capital como hizo con una cuantas casas y lujosos apartamentos en el corazón residencial de Bogotá. Pero su gusto mayor lo tenía en las haciendas.
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Gacha fue dado de baja en 1989 sin que las autoridades haya desistido de seguir rastrando sus bienes obtenidos de manera ilegal. Muchos de éstos los administra la Sociedad de Activos Especiales que acaba de entregar de una casa-finca que Gacha, alias El mexicano, levantó en Guaymaral, al norte de Bogotá, y que el gobierno de Petro le entregó a La Salle para construir allí la Escuela Tecnológica Instituto Técnico Central.
Aunque las enormes haciendas rurales eran las propiedades preferidas de Gacha, donde criaba valiosos caballos de paso fino, El mexicano cuidaba un par de mansiones, que además habitaba en el corazón residencial de Bogotá, en el tradicional barrio El Chicó. Después de un largo litigo el gobierno Chino en 2017 la adquirió para montar su embajada. Pagaron casi $ 50 mil millones por un lote de más de 5 mil metros arborizados y con una piscina central. La casa estuvo abandonada y poco quedaba entonces de sus lujos, excentricidades de mafioso como grifos de oro, porcelanas y cristales, pisos de mármol, una construcción que poco fue aprovechada por el gobierno de Xi Jin Ping que levantó un bunker con estética asiática.
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Seis años después de haber sido dado de bajo por el Bloque de Busqueda en Tolu, la mansión fue expropiada en 1995, en el gobierno de Ernesto Samper. La persecución y muerte del Mexicano se había dado en 1989 en el gobierno de Virgilio Barco quien enfrentó una férrea guerrea contra el narcotráfico-
La mansión pasó por varias manos antes de llegar a Gacha
La casa fue construida en los años 50 por el empresario Eduardo Shaio quien realizó una gran donación para posibilitar el primer gran centro cardiológico del país que lleva su apellido: la clínica Shaio. En los años 70 pasó a manos de construcción. Diez años después la adquirió el creador de la marca de ropa Lec Lee, Luis Eduardo Caicedo. Pagó entonces USD$ 2 millones y solo la disfrutó dos años para terminar vendiéndosela a un testaferro del narcotraficante. Habría pagado una cifra cercana a los USD$ 3.5 millones.
Son muchas las historias que se han construido alrededor de las fincas de Gacha. Se dice que, en su hacienda preferida, Cuernavaca en el municipio de Pacho en Cundinamarca, el ejército encontró USD$10 millones. Lo mismo ocurrió en la hacienda Mi Mazatlán donde unidades militares encontraron USD$ 8 millones y 27 mil gramos en lingotes de oro. En Santa Rosa, su tercera hacienda en importancia, se incautaron USD$ 7 millones. Nadie sabe cuánto y quienes pudieron encontrar mucho más dinero en las otras haciendas.
El recorrido para que la mansión de Gacha en el barrio El Chicó pudiera ser utilizada legalmente por el gobierno chino no fue fácil .
Intentos de ventas fracasadas antes del aterrizaje chino
Los primeros que mostraron interés por el predio fueron los franceses, que también en 2013 la pensaron para la embajada. El avaluó era de $ 60 mil millones y la entidad encargada de su venta era la Central de Inversiones Cisa que la había recibido por la Dirección de estupefacientes.
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Finalmente, el gobierno optó por subastarla y el comprador por $43 mil millones fue la People First National Bancshares Inc, una compañía creada en Panamá en noviembre de 1989, propiedad del empresario Isaac Mildenberg quien fue condenado en 15 procesos civiles en Estados Unidos. Pagó un anticipo de $ 13.800 millones y al final el negocio no se concretó y el comprador se desapareció.
En junio de 2016 la casa intentó rematarse en $40 mil millones, pero la oferta pública fracasó. Lo mismo ocurrió un año después cuando la casa estuvo en una puja que duró 10 días en la que no se encontró comprador.
En 2017, siendo presidente Juan Manuel Santos, fue cuando apareció el interés de los chinos por la casa de Gacha, pero Gustavo Petro siendo alcalde se le atravesó al negocio con su Plan de Ordenamiento Territorial que en su momento impedía que en aquella zona de Bogotá se levantaran edificios superiores a cinco pisos, pero finalmente el gobierno chino planteó un proyecto viable y el negocio se concretó el 17 de noviembre del 2017- .
De los casi $50 mil millones que los chinos pagaron por el lote, el 40% se fue para las cuentas del Gobierno Nacional, un 25% le llegó a la Fiscalía General de la Nación, otro 25% se lo recibió la rama judicial y el 10% restante fue a parar a las arcas de la Policía, un destino que el narcotraficante nunca hubiera imaginado.