Ir a la esquina por pan o alimentos puede significar una calamidad para cualquier ciudadano en Venezuela. Porque puede perder sus documentos o, sencillamente, ser desaparecido sin mención alguna en los medios de comunicación. Peor aún: le puede ir a los chicos entre 14 y 27 años porque estos son objetivo de seguridad del régimen. Pueden ocasionar revueltas, generar grupos o marchas contestatarias en cualquier barriada.
Los supermercados en el estándar internacional del mercadeo están desapareciendo por sustracción de materia, no tienen que ofrecer y sus anaqueles, góndolas y vitrinas cada día están más vacías. Ahora estos son trasladados a los camiones de distinto tamaño, propiedad de oficiales, que llegan al barrio con cargamentos especializados en granos, en verduras, o enlatados y a su alrededor se apiñan las familias para adquirir los alimentos para subsistir una temporada más sin correr riesgos de persecuciones.
La cantidad a comprar es la siguiente tabla. Si es para niños es con registro de nacimiento a la vista, y si es común será por las cuotas establecidas; incluso, con seguimiento en bases de datos. Arroz, azúcar, café, sal, carnes, aceite y cereales son objeto de mayor racionamiento. Quien proteste es enemigo social.
El desabastecimiento se agudiza en la medida que cada día hay menos proveedores dispuestos a suministrar alimentos y artículos a los compradores seleccionados por ser adeptos al sistema actual. Los pocos proveedores del extranjero cobran caro porque se cuidan de la manipulación de los diferentes tipos de cambio establecidos internamente pero que son barrera porque además de restar más valor a la moneda impiden concertar un sistema de pagos óptimo sin perjuicio para el importador y el exportador.
El oro y las reservas de Venezuela no solo tienden a desaparecer sino que además el común y círculos empresariales creen que están en el piso, o desaparecieron hace rato. No hay seguridad en respaldo distinto que las reservas petroleras y de minerales estratégicos cuyos acumulados calculan externamente y cuya producción aportan la renta para que el gobierno y pueblo subsistan.
Para colmo, el trabajo va solo de 7 a 11 y de 2 a 4 porque, sobre las 5, los jóvenes son recogidos a sus hogares para impedir retaliaciones de la guardia, que son los carceleros y quienes ostentan la cara dura del poder ante la comunidad.
En los cuarteles no todo es rosa. La “ostentación” repelente y represiva del poder se va minando con las dietas que están asumiendo para paliar la sustentación diaria de las tropas. El menú más común en los tres golpes es el famoso pabellón criollo, Una bandeja paisa con menos insumos, por semanas consumido sin alternativas hasta que llegue algo nuevo.
PDV, que fue el manantial monetario en la era socialista, está con flujo de caja diario para suplir gastos y cubrir deudas que no se acaban de pagar porque han crecido exageradamente. Pero los corruptos funcionarios encargados de las compras tienen preferencias por suministros desde las Antillas vecinas, y por lujos como el mercedes, el Bm y los Ferrari ultimo modelo aunque a ellos no los toca la venta de gasolina controlada con cheaps en cada vehículo y calendario como el pico y placa.
Los ferrocarriles quedaron a la intemperie con rutas a medias y tramos cortos sin terminar que no llegan a ninguna parte. Los cupos de estudio vuelven a quedarse insuficientes, y las dotaciones empiezan a pertenecer a otras épocas. Los hospitales funcionan peor que los de Colombia porque la carencia de insumos esta mandando gente mas pronto al oriente eterno. Se perdieron dinámicas que inducían a cambios drásticos que se frenaron. No se puede hablar de país libre. La deuda externa con solo 3 acreedores supera los 100 mil millones de dólares. Aliados importantes no tienen a caracas en sus agendas y rutas lo cual propicia mas incertidumbre en el momento de perder las elecciones.
Los medios no pueden salir a con informes de esta panorámica porque se les tacha y sindica de enemigos del pueblo y de la revolución para evitar que pregonen el caos reinante y la represión cruel con amedrenta miento y corrupción sin límites. Tienen censura previa y quienes la desconocen padecen las consecuencias, son clausurados, retenidos o sencillamente se les acalla. Una realidad que pica y se extiende y que empezará a modificarse presumible mente desde este 6 de diciembre si es que no comienza con sucesivos desórdenes y más caos.
