El 20 de marzo de 2003, una coalición liderada por Estados Unidos junto a países aliados como Reino Unido y España inició la invasión de Irak. La principal justificación para esta operación fue la afirmación de que Saddam Hussein poseía y desarrollaba armas de destrucción masiva. Una investigación periodística de la BBC ha determinado que las mentiras de dos espías iraquíes incidieron en la decisión de Estados Unidos y Reino Unido para derrocar al gobierno de Saddam Hussein.
Nos movilizamos en Cataluña, una ciudadanía planetaria tomó la calle para intentar evitar la guerra; amplía mayoría de opinión ciudadana (cerca del 90% en España) en contra de esa catástrofe.
Por este tiempo estudiaba Cultura de Paz en la universidad Autónoma de Barcelona. Es la experiencia ciudadana más interesante y fascinante que he vivido, aprendí en la calle a ser solidaria.
Vale la pena rescatar varios aspectos:
1. La preparación de las marchas se realizó a partir de: foros sociales, trabajo nocturno en equipo que se multiplicaba en células día a día, conferencias que ilustraban la razón y forma de expresarnos en la protesta. Se estima que en España se manifestaron aproximadamente once millones de personas.
2. Salían en familias a expresar la inconformidad contra los EE. UU. por ser una guerra, además, injusta; fue un proceso de muchas marchas, pernoctamos en los parques; al final toda la ciudad estaba vestida con sábanas blancas en los balcones. El 31 de diciembre no cesó el trabajo: rituales y ofrendas en las calles.
3. Nunca hubo un acto vandálico o violento.
4. Pienso en el nivel cultural superior de esta comunidad pacífica y actuante que contó con una orientación infundida previamente, una guía contra la violencia; desde luego debía ser pacífica en su esencia. El grito Catalán "Aturem la guerra contra Irak" vibró durante meses en la ciudad.
5. La población española se descentra de sus problemas y se solidariza con una causa noble.
6. El éxito de una manifestación suele ser considerado por la mayor cuantía de gente que participa y expresa sus derechos a la libertad de expresión.
En algunas manifestaciones se producen disturbios y violencia contra objetos: vehículos, establecimientos, peatones, o la policía incluso contra los mismos manifestantes. Otras son pacíficas y aunque el objetivo sea una causa triste como detener una guerra, diferentes manifestaciones artísticas (desfiles, música, teatro, disfraces, una "fiesta triste") son un símbolo constructivo y contundente.
Recomendaciones a quienes marchen el próximo 21: lleve su identificación, su palabra no debe incitar a la violencia o violaciones de la ley. Su derecho a la libre expresión no incluye difamación, calumnias, obscenidades, amenazas. Si toma un megáfono durante una protesta y grita “dispárale al policía” o “saquee la tienda”, su expresión no está protegida, puede ser apresada.
Creo que el nivel de no violencia es un reto, incluso hay marchas en silencio que pueden ser decisivas, aún más que los gritos. Podemos ser un ejemplo mundial de no a la violencia, sí a mis derechos.
