Una de las frases más recurrentes que se le escucha a Petro cuando visita Medellín es: “Si Antioquia cambia, Colombia cambia”. Es una afirmación bastante simple, pero que encierra una verdad de a puño: Antioquia tiene el peso electoral suficiente para inclinar la balanza en la carrera por la Casa de Nariño. Y aunque las cifras de Petro en Antioquia durante el ciclo electoral de 2018 fueron tendientes al alza, ya que pasó de 124.453 votos obtenidos en la Consulta de la Inclusión a 238.440 en la primera vuelta y 558.514 en la segunda, en términos absolutos, son cifras que representan una fracción de lo alcanzado por Duque.
Y si nos vamos a las estadísticas electorales, resulta fácil concluir que Petro perdió porque Duque le cogió ventaja desde Antioquia, le acortó distancia en los departamentos de la costa y amplió la diferencia en Santander y Norte de Santander. A Petro no le bastó Bogotá para “cuadrar caja” y esencialmente perdió porque su campaña no prosperó con contundencia en la región andina, la costa y los departamentos fronterizos con Venezuela.
Ahora bien, esa campaña de Colombia Humana en Antioquia se percibió desestructurada y carente de planeación en su estrategia al Congreso; inclusive, la Coalición de la Decencia no presentó una lista en propiedad a Cámara y su lista al Senado sacó tan solo 26.321 votos. A todas luces, una votación marginal (la lista del uribismo sacó 591.332 votos).
De cara a 2022 y comprendiendo que es importante planear sobre las lecciones aprendidas, el Pacto Histórico le madrugó a la campaña a la Cámara y desde hace algunos meses sus principales tendencias se vienen moviendo en la confección de una lista dinámica e incluyente. ¿Cómo va ese proceso?
El principal escollo: ¿lista cerrada o abierta?
Todavía no es clara la naturaleza que tendrá la lista del Pacto Histórico a Cámara. Hay dos posibilidades: que se pliegue al modelo adoptado por la lista al Senado (lista cerrada) o que se decante por una lista abierta con voto preferente (como lo hizo la disidencia “amigable” de Fuerza Ciudadana). Ya es un lugar común afirmar que cada modalidad tiene sus ventajas y desventajas; sin embargo, resulta difícil concertar la lista cerrada cuando el Pacto Histórico es una coalición inorgánica de partidos y sectores sociales, cada uno con sus propios énfasis y perspectivas.
Se creería que lo mejor es que la coalición se sintonice con la modalidad acordada para el Senado; confluyendo así en una única campaña -combinando un potencial de opinión y la movilidad de las tendencias más de estructura- y sin duplicar los escenarios de proselitismo, pero es un pulso transversalizado por múltiples intereses (para ingresar un solo escaño la totalidad de la lista necesita cerca de 120.000 votos) y sobre el cual no hay un ganador claro. ¿Cuál será la decisión final?
Solo va quedando claro quiénes serán los candidatos, pues a la fecha, se han oficializado seis precandidaturas. Seis perfiles, con experiencias, trayectorias y líneas de acción diferenciadas, y que a bien se podrían clasificar, solo con una finalidad descriptiva y no malintencionada, en dos tendencias: los políticos y los activistas.
Los políticos
El Pacto Histórico se integra por tres partidos con personería jurídica (el Polo, la Unión Patriótica y Colombia Humana) y el Partido del Trabajo de Colombia (PTC), que es un movimiento político sin personería. Cuatro estructuras que se han alineado en torno a dos perfiles; la exconcejala de Medellín Luz María “Luzma” Múnera y el exdiputado Gerardo Vega.
Por un lado, Luzma se convirtió en la coordinadora del Polo tras la conformación del capítulo Antioquia de Dignidad (orientado por el representante Jorge Gómez). Tras un destacado periodo en el Concejo de Medellín (fue la única opositora a Fico), en las elecciones locales de 2019 intentó reelegirse y se quemó con 3.225 votos. No volvió al Concejo, pero cayó parada porque se acercó al alcalde electo y hasta se vislumbró como parte del gabinete; sin embargo, esa relación de fracturó rápidamente y Luzma pasaría a convertirse en una ferviente opositora a Quintero.
Su principal reto de cara al 2022 consistirá en proyectar su perfil por fuera de su nicho en Medellín y consolidar equipos en las subregiones.
Por otro lado, Gerardo Vega, apoyado por tendencias de Colombia Humana, la UP y el PTC, viene articulando una serie de encuentros territoriales y dinamizando equipos del Pacto Histórico en varias subregiones. Así, ha buscado proyectar su perfil por fuera del Urabá (donde goza de mayor reconocimiento dado su trabajo en restitución de tierras) y sumar sectores sociales a su aspiración. Vega es reconocido por presidir la Corporación Forjando Futuros y fue una pieza clave en la campaña de Petro en 2018.
Aunque se percibe como un precandidato “sólido”, no goza de gran reconocimiento en Medellín y se le ha cuestionado por su discurso anquilosado.
El otro sector político que aún tiene la puerta abierta en la coalición del Pacto Histórico es el movimiento Independientes, el grupo significativo que llevó a Quintero a la alcaldía; no obstante, ese grupo decidió avalar su candidato, el politólogo Alejando Saldarriaga, por la lista de Alianza Verde y en fórmula con el representante León Freddy Muñoz.
Los activistas
El pasado domingo 26 de septiembre se lanzó el movimiento Hágalo Real, eventual plataforma al Congreso de Aquino Ticias y Kanabico Objetor, dos activistas reconocidos en la ciudad, así como de Diana Gómez. Con la llegada de Kanabico se suma un activista con amplia trayectoria (fue integrante del Conpaz de Medellín) y un destacado opositor a Quintero; sin recorrido electoral, Kanabico conserva vasos comunicantes con la tendencia orientada por Luzma al interior del Polo.
Con el aterrizaje de Aquino llega un referente de los medios alternativos locales, con cerca de medio millón de seguidores en Facebook y muy reconocido por su activismo a favor de los derechos humanos y el proceso de paz. Aquino ha sido un protagonista de primera línea en la movida social de Medellín en los últimos cinco años y desde Hágalo Real espera sumarle al Pacto Histórico un importante despliegue en medios alternativos y fortalecer su potencial de opinión.
Al grupo de los activistas se podría sumar Susana Boreal, directora de orquesta sin mayor trayectoria en la movida social de la ciudad, pero célebre por protagonizar un momento icónico en el paro nacional. A mediados de agosto Petro visitó la Comuna 13 para lanzar su aspiración y la de Isabel Zuleta. A pesar de ese espaldarazo público (el único que ha hecho Petro en Antioquia), Susana fue bajando la batuta en las últimas semanas y no es claro si su aspiración sigue en pie.
¿Y el Senado?
A la fecha, se han oficializado dos aspiraciones al Senado: Isabel Zuleta y Gilberto Tobón. Sobre Zuleta se presume que tendrá una posición clave en la lista del Pacto Histórico (posiblemente entre los primeros 10 renglones), ya que su perfil es representativo para el liderazgo social, las luchas ambientales y el antifajardismo. Por el contrario, al mediático Gilberto Tobón le ofrecieron un renglón por fuera de los primeros 20. De poco sirvió su visibilidad en redes o su capital de opinión, así que decidió apartarse del Pacto Histórico (al lado de Hollman Morris) y echarse sobre los hombros una aspiración desde Fuerza Ciudadana.
Una mirada preliminar
Sin duda, en su camino al Congreso, el Pacto Histórico va avanzando a un paso más firme que el de la Lista de la Decencia. Al menos, con una estrategia más definida y dinámica. Con la posibilidad de articular sectores con estructura y un capital de opinión que en 2018 se vio representado en 124.453 votos (y que se dispersó en otras listas). Solo falta definir la modalidad de la lista y el énfasis que tendrá la estrategia de comunicación; con la expectativa de llegar a más electores, abstencionistas y desencantados del uribismo.
Pues todo parece indicar que la izquierda antioqueña, hoy más que nunca, tiene muchas posibilidades de crecer en el Congreso.