Alejandro Eder tenía dos características que lo perfilaron para liderar la iniciativa del Presidente Santos que surgió a mediados de 2013 para buscar apoyo al proceso de paz de La Habana. Eder, formado en estudios sociales en Estados Unidos y proveniente de una influyente familia del Valle del Cauca vinculado con dos importantes sectores empresariales –el grupo Manuelita y el grupo Corona- , había mostrado su capacidad para conseguir fondos privados nacionales e internacionales para causas complejas como el proceso de reintegración social de los paramilitares desmovilizados tras los acuerdos de Ralito en el gobierno de Álvaro Uribe. Entró al sector público como mano derecha de Frank Pearl, director de Agencia colombiana para la reintegración creada para afrontar la realidad de 34 mil desmovilizados de las filas de los paramilitares y de guerrilleros que empezaban a dejar las filas. Eder sucedió a Pearl en cargo cuando empezó el primer gobierno de Juan Manuel Santos y la oficina adquirió el status de Alta consejería presidencial. Según estimativos suyos calcula que se han invertido 670 millones de dólares en la reintegración, 40 de ellos provenientes de iniciativa privada nacional y extranjera. Conseguir no solo recursos sino que los desmovilizados paramilitares fueran aceptados en las empresas no era tarea fácil si se tiene en cuenta que se trataba de un grupo ilegal que para muchos estaba más cerca de la delincuencia que de la política.
Un hombre de confianza del Presidente que junto a Frank Pearl formaron parte del grupo que hizo los primeros contactos con comandantes de las Farc en la frontera con Venezuela. Un ejercicio que no deja de sorprender si se sabe que su abuelo paterno, el industrial azucarero Harold Eder fue el primer secuestrado de las Farc en 1965. Este grupo de apoyo inicial trazó la ruta hacia La Habana y todos formaron parte de la comitiva, conformada también por Enrique Santos Calderon y el Alto comisionado Sergio Jaramillo que instaló la comisión exploratoria con los delegados de las Farc en Cuba.
En agosto de 2013 el Presidente Santos y su equipo asesor tomaron la decisión de pensar en una estrategia para involucrar a la sociedad colombiana y a los empresarios al proceso de paz que marchaba con piso firme en La Habana. El hombre encargado de la tarea fue Alejandro Eder.
La llegada del hasta entonces director del Departamento para la prosperidad social Bruce Mac Master, a la Presidencia de la Andi, fue clave para diseñar una estrategia de publicidad de la que solo se sabía debía ser de iniciativa privada y no gubernamental y fortalecer la estrategia con los empresarios. Fueron 138 empresas como Coca Cola, Avianca, Bavaria, Claro, Movistar, Tigo, el grupo Éxito, Corona, Nutresa, Postobón, Ramo, Parmalat, Colombina, el Grupo Aval Caracol, RCN, Davivienda, Citbank, las que se vincularon, y en cualquier momento puede llegar el slogan del Papa Francisco a quien Eder visitó personalmente en El Vaticano.
El equipo escogido para liderar el grupo de creativos fue Marc de Beaufort, periodista y publicista colombiano. De él ha quedado entre el gremio un mal recuerdo del que ha logrado sobrevivir. Fue señalado de haber sido premiado en un concurso de documentales en Londres cuando la pieza sobre el viaje de una “mula” colombiana que transportó heroína en el estómago, había sido construida con actores y no era de la vida real.
El concepto del Soy capaz fue tomando forma y Beuafort conformó un grupo de trabajo en el que participaron Claudia Ibáñez, Claudia Torres, Ana Laura Vargas, María Jimena Álvarez y Sebastián Bastidas entre otros, coordinaron la puesta en marcha la idea del Soy capaz que debía tener un desarrollo propio para cada empresa. Allí entró a jugar la Fundación Corona que dirige Angela Escallón.
Aunque los promotores defienden la idea de que no es una campaña publicitaria, para muchos sigue sin ser claro si Soy Capaz hace parte de una campaña del gobierno para darle oxígeno al proceso de paz o es iniciativa espontanea de la empresa privada de la mano de la ANDI como se ha dicho oficialmente.
Lo cierto es que la semana anterior se desató una pelea entre las agencias de publicidad que participaron en la creación de la campaña como las firmas McCann, Glue y Tivurón que terminaron enfrentadas por el premio de publicidad del Festival El Dorado, en el que la Soy Capaz fue premiada en cuatro categorías. La agencia Tivurón se presentó sin el consentimiento de las demás con lo cual dejó al descubierto que se trataba de una campaña publicitaria en la que además, como lo reconoció el propio Beaufort, fueron 50 firmas de publicidad las encargadas de adecuar el concepto para cada uno de sus sellos. Aunque los méritos se los llevó Tivurón claramente no es solo un trabajo no es de su autoría y es más un esfuerzo colectivo que, aunque se quiera negar es una estrategia publicitaria de apoyo al proceso de paz, Beaufort, y con razón, ha salido a decir "la paz no es del gobierno"
La campaña sin embargo ha sido factor de polarización como cualquier tema en torno a la paz. Los opositores al proceso montaron una contra campaña que convirtieron en tendencia en las redes sociales con el lema: #NoSoyCapaz lanzando todo tipo de críticas a la iniciativa.
Han buscado incluso boicotear la iniciativa induciendo a sus seguidores a que no compren los productos que de las marcas que estén comprometidas y se han tomado el trabajo de hacer listas de marcas alternas que pueden comprar.
En la Presidencia afirman que no hay un solo peso de publicidad oficial invertido y que todo, incluido la inversión en los medios ha sido asumió con recursos privados. La campaña nació inicialmente con aportes por 800 millones que pusieron las pioneras que contacto Eder con el equipo de publicistas que lo apoyó en las presentaciones pero con el transcurso del tiempo se ha multiplicado. Independientemente de todo y la polarización la idea del Soy capaz ha ido calando y por primera vez hay una idea que acompaña publicitariamente el proceso de paz.
