El mejor aprovechamiento que puede hacer la izquierda de James alimenta las ilusiones que tenemos desde hace tiempo los colombianos. Su magnífica izquierda en Rusia nos puede conducir con deleite adonde nunca hemos llegado. Si quisiéramos ganar la copa del mundo las rupturas con lo que tradicionalmente hemos venido siendo son indispensables.
Ahora bien, ¿qué es lo que ha probado James de lo cual pueda aprovecharse la izquierda? Es una pregunta difícil, pero cuya respuesta es automáticamente certera y rotunda.
La izquierda debe aprovecharse pura y simplemente de esos vertiginosos pero precisos giros que James le imprime a sus disparos. Fue lo que sucedió con el gol ante Uruguay que ni José Mujica hubiera detenido. Cuando Muslera intenta con su derecha detenerlas, llega demasiado tarde.
Esos giros de vértigo también están presentes en sus pases gol. Ni siquiera Antanas Mockus dejaría al mejor anotador tan de frente al arco para que disponga a su antojo.
Y aquí es preciso detenerse pues es donde creemos que está la clave de lo que queremos propiciar como nueva estrategia para mejor aprovecharse la izquierda de James.
Postulamos que James es más útil ejecutando pases gol que haciendo los goles él mismo. La razón es muy simple pero muy evidente: casi siempre los goles de James son exquisitos y muy brillantes y, por eso mismo tienden a ser escasos; aunque nadie osaría en sano juicio despreciar su habilidad para hacerlos. Habría un corolario: de todas maneras James tendrá más oportunidades de hacer sus propios goles si nuestros enemigos están siendo vencidos.
Si esta hipótesis de trabajo se acepta el equipo no debería trabajar para ponerle balones a Falcao, Bacca o Martínez. La opción más válida es que James pueda quedar lo más libre posible para que su izquierda prodigiosa cuele balones de gol hacia esos mismos delanteros. Por tanto, el epicentro del juego de Colombia debe mudarse del área chica a tres cuartos de cancha donde James mejor merodee.
Obviamente esta variación de enfoque obligaría a cambiar los esquemas de juego de la Selección Colombia.
Ahora bien, imaginemos que este criterio es sano, es plausible y aceptable, ¿qué más puede hacerse para aprovecharse mejor la izquierda de James.
Una vez más la respuesta es clara y contundente. La forma como se ejecute debe ser móvil de manera que el enemigo nunca la entienda más que como improvisación siendo que, por el contrario, está milimétricamente planificada. Resalta de bulto que esto de ninguna manera podría hacerse si no se opera con bloques de jugadores que muten (cambien funciones) y además se muden (sean posicionalmente móviles). Nada podría hacerse sin una dosis impresionante de polivalencia funcional de los jugadores. Esos jugadores con esa capacidad los tenemos, de lo que carecemos es que a la dirección técnica jamás se le ha pasado por la cabeza ejecutar un plan con semejantes características.
Pero, analicemos con más detalle.
Imaginemos cuál experimento mental que el gol ante Uruguay no fue objeto de la casualidad. En ese caso sería claro que Aguilar pudo haber pretendido ponerle la bola a Jackson Martínez, cuando en realidad estaba intencionalmente ayudando a dejar libre de marcas a James, sin que el enemigo lo advirtiera, abriéndole un hueco tan grande como una catedral desde donde hiciera su maravilloso gol. Urdamos ahora de manera prefabricada un desplazamiento similar en el que Aguilar pretenda habilitar a Luis Fernando Cuadrado, pero en realidad le esté abriendo espacio a James no para que dispare al arco, si no para que bien ubicado y dispuesto, alimente con soltura a Falcao o a otro delantero de manera tal que los deje a solas frente al arco. Pongamos a Aguilar donde esté Cuadrado y viceversa pero el pase transparente sea a James que ya ha avistado a Miguel Ángel Borja suelto de madrina. El resultado sería el mismo sobre todo si Falcao se roba parte de la marca.
Esta triaca, teniendo a James en alguno de los vértices puede hacerse en distintos y muy estudiados sitios de la cancha en virtud de las oportunidades que brinde el estudio sistemático de las dinámicas de juego de los contendientes. Si la triaca fuera sistémica quiere decir que se puede improvisar cada vez entre jugadores distintos con distintas habilidades. Sería como aplicar la famosa licuadora del ciclismo al fútbol. Nótese de pasada que este funcionamiento de ataque es calcable para la defensa usando otra triaca.
Esta propuesta tiene una ventaja importante y envidiable sobre todas las demás que he estado escuchando sobre alineaciones mundialistas: nunca, jamás será implementada. No existe el menor riesgo que el cuerpo técnico de nuestra selección se dé el lujo de aplicarla sistemáticamente o de integrarlo siquiera como experimento piloto. Eso nos duele.
Pero no sobra insistir. ¿Quién nos puede atacar si somos lo suficientemente ilusos? Precisamente de eso se trata el mundial, escenario de ilusiones. Para aprovechar a Falcao y compañía allá arriba debemos proceder como en una carrera de relevos. Primero debe pulirse la forma en que el balón le llega a James, liberarlo de una serie de trabajos de contención o de recuperación que otros pueden hacer mejor. Abrir huecos y arrastrar marcas con tal que la izquierda pueda aprovecharse mejor de James.