El Mercurio de Chile es uno de los diarios más importantes del continente. Fundado en 1900, el periódico ha sido unos de los principales bastiones de la democracia en Chile. Al ser una publicación independiente, El Mercurio nunca ha sido del agrado de los gobiernos socialistas. El diario sufrió constantes ataques por parte del gobierno de Salvador Allende, quien trató de expropiar el medio, influir en su manejo administrativo, del personal, y vetar los contenidos informativos y editoriales. ¡No lo logró!
Hace unos días, a raíz de las elecciones en Colombia, El Mercurio publicó un editorial, de las que es oportuno destacar uno de los apartes de dicho escrito: “Si el electorado en 2022 votó por un cambio hacia la izquierda, el domingo los colombianos se pronunciaron masivamente por la moderación, contra el discurso polarizante de Petro — que acusa a cualquiera que se le oponga de enemigo y promueve la lucha de clases —, contra la corrupción de su entorno y contra el radicalismo de su coalición, Pacto Histórico. Pero, a pesar de la evidencia de la derrota, que incluyó las principales ciudades y gobernaciones, ni Petro ni el discurso oficialista la reconocen como tal. Solo dicen que obtuvieron representantes donde no los tenían y que deberán recorrer los territorios para fortalecer la coalición. Sin embargo, algunos sectores dentro del bloque admiten que los errores políticos, la falta de liderazgo y de democracia interna, y la pérdida de apoyo ciudadano los tienen al borde de la ruptura. El Presidente tendrá que enfrentar este momento asumiendo con realismo que necesita no solo alinear a la infinidad de partidos que forman su alianza, sino colaborar, llamar al diálogo, terminar con la retórica divisiva y moderar sus aspiraciones de cambios radicales que no cuentan con el apoyo general, para así conseguir una gobernabilidad que hoy parece esquiva. Necesita de los congresistas opositores aliados de los nuevos líderes regionales para negociar, abriéndose a cambios en reformas como las de salud y de pensiones, si quiere que sean aprobadas.”
“Su agenda ya está limitada por la correlación de fuerzas en el Congreso y solo hay una respuesta ante este apremiante desafío: avenirse al diálogo con las demás formaciones políticas”
Por otro lado, está el reciente editorial de El País, un peródico escorado a babor, o sea a la izquierda, muy en línea con el PSOE, el partido que por medio de Pedro Sánchez, hoy gobierna en España. El País sistemáticamente ha sido adalid y defensor de este gobierno: “El centrista Carlos Fernando Galán, hijo de Luis Carlos Galán, político liberal asesinado por orden de Pablo Escobar en 1989, será el nuevo alcalde de Bogotá, el segundo cargo de elección popular más importante. Su rotunda victoria es también el triunfo de un talante conciliador, muy alejado de la constante búsqueda de confrontación que caracteriza a Petro…Petro tampoco logró afianzarse de forma significativa en las gobernaciones. Su partido ganó en ocho de los 32 departamentos del país. Él mismo destacó ese resultado, pero reconoció que “se abre un nuevo escenario” y prometió “relacionarse” con todos los mandatarios locales. El propósito quizá se quede corto, ya que mantener una “relación” con las distintas administraciones es un deber de los gobiernos centrales. Al presidente se le abren nuevos frentes. Su agenda ya está limitada por la correlación de fuerzas en el Congreso y solo hay una respuesta ante este apremiante desafío: avenirse al diálogo con las demás formaciones políticas, tanto en el Parlamento como a escala local. Abrir una etapa de negociación en lugar de atrincherarse, como ha sucedido a menudo, es imprescindible para desbloquear las promesas pendientes, sobre todo en el ámbito económico y en materia de seguridad.”