Alberto Miguel Gamero es el nombre del director técnico que hoy abrió los ojos como campeón del torneo de fútbol colombiano. El líder del equipo embajador nació en Santa Marta hace ya casi seis décadas y tiene un extenso pasado como jugador del torneo nacional, haciendo parte del Unión Magdalena (1982-1987), Millonarios (1988-1991) con quien logró el campeonato del ‘88, Envigado (1992), Independiente Medellín (1993-1994), de nuevo Unión Magdalena (1995-1997) así como en el desaparecido Unicosta (1998), equipo en que cerró su etapa en las canchas para pasar al banquillo de dirección.
Fase esta en la que Gamero ya tiene cinco títulos: con Boyacá Chicó, el Apertura (2018-I); con el Deportes Tolima, la Copa Colombia (2014) y el Apertura (2018-I); y con Millonarios, la Copa Colombia (2022) y el de anoche, de Apertura (2023-I).
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Una trayectoria que avala que sí son posibles procesos deportivos, como el de anoche, que luego de tres años y medio coronó con el equipo azul.
Muchos se preguntan cómo es que un hombre de fútbol como él (con un pasado de exjugador exitoso y un presente de DT aún más glorioso) no ha sido llamado a tomar las riendas de alguna selección nacional. “¿Qué es lo que tiene que hacer?” se discute en redes.
Lo cierto es que ayer, el hombre de carácter —que en épocas de jugador del Unicosta tomó un bus del club y se lo llevó hasta de Barranquilla hasta su Santa Marta a modo de protesta por falta de pago de su sueldo (ante lo que dueño del club no tuvo otra que dejárselo)— lloró desconsolado, como se ve en el video, por lograr lo que pocos hacen en el fútbol colombiano: marcar época como jugador y como técnico ganando campeonatos en el mismo equipo, apostando por procesos, celebrando con un grupo de trabajo y entregándose al llanto de conmoción como un niño.