La periodista vallecaucana tomó una decisión que cambio su rumbo profesional: aceptó una beca para estudiar en Washington Ciencias Políticas. La actividad pública ocuparía su interés como lo demostró cuando aceptó la propuesta de Juan Manuel Galán de formar parte de la lista de candidatos al Senado por el Nuevo Liberalismo, que no logró el umbral.
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Recorrió el país y con la independencia que se le conoce se apartó del partido para apoyar la candidatura de Gustavo Petro y Francia Márquez mientras los Galán se fueron con el ingeniero Rodolfo Hernández. Aunque la veían con un cargo con el gobierno nacional, regresó a su tierra para participar en las elecciones claves de octubre para la Alcaldía de Cali. Se fue con Diana Rojas quien en la recta final de la reñida campaña adhirió a Alejandro Eder para atajar al Chontico Ortiz, una movida que le abrió el camino para ocupar la secretaria de turismo en la Alcaldía de Eder.
Se estrena en el sector público en un cargo en el que aprovechará entre otras el talento de los de su raza, para enaltecerlo y volverlo un atractivo para viajeros del país y del mundo.
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Conoció el racismo cuando tenía 12 años. Estaba en el centro comercial Unicentro de Cali con su hermana María Fernanda y su papá, un hombre alto de pelo rubio y ojos azules, y una mujer les preguntó —señor ¿las niñas son adoptadas? Sintió en carne propia lo que significaba ser señalada por el color de la piel. Su familia recién había aterrizado a Cali proveniente de Puerto Tejada en el Cauca, donde nació el 17 de agosto de 1980.
Llegaba a la ciudad con mayor cantidad de negros de Colombia y allí empezó su carrera. Su mamá, Hilda Dinas, una orgullosa afro del Pacífico colombiano, le dio la clave para moverse en ese mundo. Le regaló el libro Historia del Negro en Colombia. y le dijo: –Tú tienes dos opciones, o que te digan mulata o considerarte negra. Desde entonces Mabel Lara ha intentado convertir su color de piel en una ventaja.
De la Universidad del Valle donde estudio comunicación social pasó a trabajar en Telepacífico, en un programa que marcaría su vida llamado Nuestra Herencia, en el que conoció su esposo, el productor César Galvis.
Fue el periodista Mauricio Gómez, cronista de Caracol televisión, el primero en ponerle el ojo en 2005 pero fue Lucia Madriñán, la entonces directora de Noticias Caracol quien se la jugó por ella como presentadora los fines de semana. Mabel tenía 27 años. No era fácil vivir en Bogotá, pero siguió viviendo en Cali y viajando los viernes a presentar Noticias Caracol
Fue Luis Carlos Vélez como director del informativo en el 2012 quien la puso a volar y de allí en el 2015 pasó a Noticias Uno donde realmente se proyectó. Durante tres años seguidos no paró de trabajar un solo segundo. No tuvo reposo. Su trabajo en radio la hacía levantar a las 3:30 de la madrugada y luego remataba el día en La Luciérnaga, hasta que en el 2020 decidió cortar para vivir cerca a su hijo Luciano. Con la decisión empezó su nueva vida que la pondrá a prueba hoy como secretaria de turismo de la ciudad.