Cómo logró un quindiano volver al Parque del Café un destino obligado de Colombia

Cómo lograron en Montenegro volver el Parque del Café un destino obligado en el Quindío

Este parque fue inaugurado en 1995 como un homenaje a las familias cafeteras del país. En 2011 fue declarado como Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO

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octubre 07, 2024
Cómo lograron en Montenegro volver el Parque del Café un destino obligado en el Quindío

Colombia es un país megadiverso, multicultural e histórico; tres aspectos que lo convierten en un destino único. El territorio es conocido internacionalmente como el "país cafetero" y es que no está de más, pues es la segunda nación exportadora de café en el mundo e incluso hay un popular parque temático que resalta esta cultura cafetera. El Parque del Café a su vez se ha convertido en un imperdible dentro del territorio, este lugar se gestó como una idea para para homenajear a las familias cafeteras del Quindío y de toda Colombia.

El parque que hoy se encuentra en el municipio de Montenegro cuenta con 20 atracciones y diferentes presentaciones en vivo. De acuerdo con el portal Colombia Travel, unas 920 mil personas visitan el parque al año y son recibidas por un imponente mirador de 22 metros de altura que permite observar la majestuosidad de los cafetales y las más de 54 hectáreas que hacen parte del mismo.

Mirador

El Parque del Café: Un viaje por la cultura cafetera de Colombia

Ubicado en el corazón del Quindío, el Parque del Café se erige como un símbolo de la riqueza cultural y agrícola de Colombia. Inaugurado en 1995, este parque temático no solo ofrece atracciones emocionantes, sino que también rinde homenaje a la tradición cafetera del país, que ha sido fundamental en la economía y la identidad colombiana.

Esta idea nació en la mente de Diego Arango Mora en los primeros años de la década del ochenta, quién era miembro del Comité Departamental de Cafeteros del Quindío. Después de realizar una visita el Museo de la Caña en el Valle del Cauca, se dio cuenta que la cultura cafetera no tenía un lugar que rindiera homenaje y la resaltara.

A partir de ese momento con su capacidad de trabajo se puso en marcha, y logró que en noviembre de 1982, la delegación del Quindío en el Congreso Nacional de Cafeteros reunido en Bogotá, propusiera la creación del museo nacional del café con sede en el departamento.

Los delegados dieron el visto bueno de que se iniciara la obra; a partir de ahí, se iniciaron diversas gestiones como la conformación de un comité organizador y la obtención de donaciones de entidades del sector. El objetivo era claro, promover el cultivo del café y educar al público sobre su proceso de producción, y sin un lote definido de donde se iba a ubicar, en el segundo semestre de 1985 se recibieron las primeras donaciones del Banco Cafetero, de la Flota Mercante Gran Colombiana y del Banco Cafetero Panamá.

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En 1986, se invitó al arquitecto Dicken Castro para que diera su opinión respecto a la zona en la que se debería ubicar la importante construcción. A esto, declaró que el mejor lugar por la vista y la belleza del paisaje debía ser el corredor entre Montenegro y el corregimiento de Pueblo Tapao. Fue así como se terminó adquiriendo el predio 'La Paquita', el cual tenía un área de 12 hectáreas. Dicha transacción tuvo un costo de aproximadamente $24 millones, poco más de mil millones de pesos actuales.

El proyecto tomó un giro significativo y se transformó cuando el arquitecto Dicken Castro presentó un anteproyecto, en el que la idea inicial del museo pasó a ser el Parque Nacional de la Cultura Cafetera.

En 1995, se realizó la tan anhelada inauguración oficial del homenaje a la cultura cafetera y contó con la presencia del Presidente Ernesto Samper Pizano. A lo largo de los años, el parque se ha consolidado, con más de 20 actividades, que van desde montañas rusas hasta shows en vivo, el Parque del Café ha logrado atraer a millones de turistas tanto nacionales como internacionales. Este equilibrio entre diversión y educación permite a los visitantes sumergirse en la cultura cafetera, comprendiendo la importancia del café en la vida cotidiana de los colombianos.

Así, el Parque del Café no es solo un destino turístico; es un homenaje a la tradición, la biodiversidad y la pasión de los colombianos por el café. En cada taza de esta significativa bebida, en cada risa de los visitantes del parque, resuena el espíritu de un país que encuentra en el café no solo un producto, sino un legado cultural.

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