Bajo la calle Threadneedle, en Inglaterra, están las bóvedas del principal Banco de este país y dentro de ellas reposan casi siete mil toneladas de oro, las reservas de treinta países del mundo, entre estos el oro de Venezuela que depositó Hugo Chavez en 2011.
En aquellas recámaras de cemento, construidas en 1930, y que durante la segunda Guerra Mundial sirvieron como refugio antibombas, está resguardado una buena porción del oro del mundo. Los gobierno han confiado en la administración del Banco de Inglaterra, sobre todo por su seguridad, para depositar allí sus reservas doradas, decisión a la que no escapó en su momento el Presidente venezolano Hugo Chavez, una tradición que venía de atrás.
Venezuela, desde hace décadas ha depositado en diferentes bancos alrededor del mundo casi 200 toneladas de oro. La decisión de Chavez de mirar a Europa y a Inglaterra fue precisamente para proteger esa valiosísima reserva de las sanciones y bloqueos que empezaban a caer sobre su gobierno. Retiro de los bancos de Estados Unidos y la Unión Europea unas 160 toneladas, devolviéndolas al Banco Central de Venezuela, con la excusa de la necesidad política de tener el control de las reservas. Pero dejó en el Banco de Inglaterra 30 toneladas que hoy tienen un valor de USD mil millones, 3.6 billones de pesos colombianos
Fue en el año 2008, y sin dar explicaciones cuando Chávez depositó entregó en custodia el oro que sin pensarlo, doce años después está a punto de terminar en manos del archienemigo de la revolución bolivarian encarnada en su sucesor Nicolás Maduro, el auto proclamado presidente Juan Guaidó.
Nicolás Maduro contaba con ese oro, clave en la profunda crisis económica que enfrenta su país. Desde hace un par de meses se lo solicitó a los ingleses con el argumentando las urgencias de la pandemia del coronavirus en su país. .
Los ingleses rechazaron esta solicitud por considerar dudosa la legitimidad de su gobierno frente al presidente interino Juan Guaidó, ya que el Reino Unido reconoció como presidente legítimo de Venezuela al líder opositor a principios de 2019.
Los banqueros ingleses respondieron no saber realmente quién es el dueño de aquellas toneladas de oro. El pasado 14 de mayo Maduro demandó ante un tribunal londinense la respuesta del banco, exigiendo la devolución inmediata y urgente de todos sus lingotes.
Diosdado Cabello, actual presidente de la Asamblea Nacional Constituyente de Venezuela, calificó al Banco de Inglaterra de ladrón en su programa Con el mazo dando, transmitido diariamente por Venezola de televisión, y que esta acción hace parte de una guerra sistemática que los poderes internacionales están dirigiendo contra Venezuela.
Guaidó se movió pronto e interpuso un recurso solicitando que el oro no le fuera entregado al gobierno Maduro, argumentando que este lo usaría con finalidades corruptas. Los opositores dicen que Maduro y los suyos venderán el oro para engrosar sus bolsillos.
La pelea acabó en la mañana de este jueves. El Tribunal Superior de Justicia de Inglaterra emitió su sentencia. Maduro perdió. Sus pretensiones de quedarse con este oro venezolano se esfumaron. Las reservas de oro alojadas en el banco inglés le serán entregadas oficialmente a la junta del Banco Central de Venezuela nombrada por Guaidó.
El juez del caso, Nigel Teare, dijo textualmente que "El gobierno de Su Majestad reconoce a Guaidó en calidad de presidente constitucional interino de Venezuela y, en consecuencia, no reconoce a Maduro como presidente constitucional interino de Venezuela".
Maduro no quiere perder este metal preciso y la decisión del tribunal inglés que lo dejó dichas reservas será apelada bajo varios argumentos, entre ellos, que la junta directiva del Banco Central de Venezuela nombrada por el interino Juan Guaidó no vive en Venezuela y que es el gobierno de Nicolás Maduro el que controla realmente el país y sus instituciones.
Desde que el gobierno del Reino Unido y su parlamento no reconozcan a Nicolás Maduro como presidente constitucional y legítimo de Venezuela, las 31 toneladas de oro se quedarán encerradas en las grandes y protegidas bóvedas del Banco de Inglaterra, donde lo que sí es seguro es que de allí no se perderá.