¿Cómo llegó Duque a ser peor que Santos para el Uribismo?

¿Cómo llegó Duque a ser peor que Santos para el Uribismo?

"Un gobernante errático, de discursos libreteados con incoherencia nefasta, pues con su boca dice lo que quieren que diga, pero con su actos deja un mensaje diferente"

Por: Harold Carrillo Romero
marzo 11, 2020
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¿Cómo llegó Duque a ser peor que Santos para el Uribismo?

Todas las apuestas indicarían que Petro, Robledo, Cépeda o Daniel Coronel son los enemigos más acérrimos de eso indefinible que se conoce tristemente como “el uribismo”. Pero, esta vez, la oposición declarada debe reservar el pódium a Iván Duque, quien hoy se lleva todas las medallas al antiuribista de la década. Lo irónico es que su antagonismo uribista es involuntario, pues su intención claramente reposa en la orilla de la lealtad al innombrable, pero su incapacidad, su juicio desacertado y su inexperiencia en cuestiones de la política, han sumido a esa corriente obtusa en una cada vez más estrepitosa picada, que si antes preocupaba ahora alarma al jefe único de esa colectividad, pues su pupilo no levanta cabeza y con ello se deslegitima el tino de Uribe para nombrar al presidenciable de 2022.

¿Pero como llegó Duque a ser peor que Santos para el Uribismo? Para este interrogante puedo aportar diversas explicaciones. La primera, es el carácter endeble de Duque, jamás se ha apartado de la sombra de Uribe, lo que hasta para sus propios seguidores (en el caso hipotético de que existan) es un atentando a su autonomía y poder de decisión, es como si el presidente tuviese hipotecada la voluntad. La segunda, es un gobernante errático, de discursos libreteados imbuidos de una incoherencia nefasta, pues con su boca dice lo que quieren que diga, pero con su actos y decisiones deja un mensaje completamente diferente. Una tercera, podríamos decir que es su ya inocultable incapacidad para hacer frente a los problemas reales que exigen hasta la última gota de su liderazgo, es un presidente, que en los momentos difíciles se esconde y guarda silencio; es triste, que ante señalamiento o momentos donde el orden público es alterado, tenga que, en calidad de acudiente, salir Uribe a dar declaraciones al país. Finalmente, su impopularidad y su nula credibilidad ha hecho que hasta quienes políticamente lo llevaron hasta ahí, hoy estén planteando hacer rancho aparte, pues no van a aferrarse a un milagro que haga cambiar el panorama que, desde el 7 de agosto de 2018, no le ha dado un solo instante de paz al actual mandatario.

La buena noticia es que cada día es un día menos de Duque en el cargo y aunque el no ha necesitado mucho tiempo para sumirnos en una tasa de desempleo del 13% o para que su Ministro “rueda-suelta” Carrasquilla maneje la economía de este país a espaldas de las necesidades de la mayoría o para que su  Ministra del Interior nos haga tomarnos  la cabeza con sus comentarios irracionales o para que su política internacional nos tenga hoy enfrentados a la ONU,  la esperanza es que ya casi estamos a la mitad de este viacrucis. Ha sido tanto el daño, que hasta el uribismo se ha visto seriamente perjudicado, tanto así, que su jefe, ha tenido que proponer que los militares voten porque tal como están las cosas, no tendrá más la presidencia.

De cara a la próxima contienda electoral, la carrera por la Casa de Nariño ya empieza a perfilar a algunos nombres, que, si lo pensamos bien, son el resultado, de esa nueva Colombia que se está engendrando en las calles y que considera seriamente que ya es hora de que otra forma de pensamiento político nos gobierne. Solo espero, que si estos nombres o lideres alternativos quieren llegar al poder, la idea de una gran coalición nacional no se les debe hacer extraña, creo que quedó muy claro, que esas posiciones intransigentes como la de Robledo o la de Fajardo, son perjudicial para el país, pues los hombres se van, pero las ideas perduran. Así que Robledo ¿cómo es eso que si no es usted no es nadie?

Con un Duque enemigo del uribismo, se abre las puertas para que corrientes alternativas, concentrada en bloque, pensando más en lo que los une que lo que los diferencia, lleguen al poder y de una vez por todas pongan la casa en orden, pues a este país le urge extirpar la corrupción de la política y gobernar de cara al pueblo y sus necesidades. Ya tienen a un gran aliando que está haciendo todo mal para que el que venga haga todo bien.

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